Fidelity: “No espero medidas dañinas para los negocios en España”
Fabio Riccelli, gestor del fondo European Dynamic Growth
Tine nombre italiano y es uno de los mejores gestores de fondos de Bolsa europea. Sin embargo, Fabio Riccelli (Sao Paulo, 1977), no es europeo sino brasileño; no trabaja para una gestora europea, sino estadounidense y, para colmo, desde 2012 ni siquiera vive en Europa, sino en Brasil. Eso no le ha impedido que uno de los fondos que gestiona, el Fidelity European Dynamic Growth (3.150 millones de euros de patrimonio) haya logrado en lo que va de año una rentabilidad del 33%.
Estos resultados no son flor de un día. El gestor ha logrado un rendimiento medio anual del 12,5% durante la última década, un rendimiento que casi duplica a su índice de referencia. Riccelli también lleva las riendas del Fidelity Iberian Fund (450 millones de euros de patrimonio).
- R. ¿Es díficil gestionar desde Brasil?
- R. No, al contrario, lo considero una ventaja teniendo en cuenta mi estilo de gestión, donde hay muy poca rotación. Como mucho compro 15 compañías al año y las mantengo en cartera, de media, cinco años. El proceso inversor se basa en reunirme con los directivos de las compañías, para lo que viajo a Europa unas 10 veces al año, analizar las cuentas a fondo… Vivir en Brasil me permite aislarme del ruido del mercado. Además, Fidelity es un grupo global, con expertos en decenas de países. En las videconferencias participan expertos de todo el mundo. Uno de los grandes errores de los muchos inversores que no logran batir al mercado es porque tienen una visión muy cortoplacista. No tiene sentido estar preocupado por el resultado de cada pequeña elección electoral, o por el último tuit de Donald Trump.
- R. ¿Qué le parece el resultado electoral en España?
- R. Desde que tomé las riendas del fondo ibérico ha habido cuatro elecciones. No tengo claro qué pasará finalmente, pero sí que parece que no va a haber medidas extremistas, como nacionalizaciones y control de precios, como sí está proponiendo el partido laborista británico. No espero medidas dañinas para los negocios.
- R. En sus fondos tiene un peso importante el sector industrial…
- R. Sí, aunque mi proceso de inversión va de abajo hacia arriba. Analizo las compañías, sin fijarme en qué sector las encuadran. Tengo varias compañías que son más empresas de servicio que industriales. Por ejemplo tengo empresas dedicadas a la distribución de productos químicos, como Brenntag. También tengo a Experian, que es un bureau de crédito, que controla grandes ficheros de morosos, y es más bien una empresa de análisis de datos. Mi principal inversión puramente industrial es el fabricante de cerrojos Assa, que está avanzando mucho en puertas que se abren con componentes electrónicos, como el móvil. También he invertido en la empresa de ascensores Schindler.
- R. ¿Su estilo de gestión se puede calificar como de inversión en valor?
- R. Yo busco negocios de calidad, con capacidad de crecimiento, y aplico una estricta disciplina en la valoración. A veces lo defino como un ‘value investing’, pero en compañías que tienen un perfil de crecimiento. Busco empresas que puedan hacer crecer sus beneficios en los próximos años, pero que coticen a precios atractivos. Tampoco pretendo dedicarme a comprar gangas. Quiero compañías que estén aumentando su capacidad de generar ingresos pero que por alguna circunstancia el mercado no se lo esté reconociendo.
- R. ¿El auge de la inversión socialmente responsable es excesivo?
- R. No lo creo. Me parece importante tener presente estos criterios. En Fidelity tenemos integrado la ISR en el proceso inversión. Mi cartera sale muy bien parada cuando se analiza desde esta óptica. De hecho, creo que mi estilo de gestión ya potenciaba este tipo de compañías antes de que la ISR se pusiera de moda. Por ejemplo, para mí ya era importante buscar empresas con buena gobernanza. Cuando buscas invertir a un plazo de cinco o 10 años, tienes que buscar empresas sostenibles.
- R. Pero, ¿no tiene algo de moda?
- R. Es verdad que puede haber ciertos excesos. Las grandes gestoras están viendo cómo se estrechan los márgenes y buscan aquellas temáticas de fondos que están creciendo. Esto puede provocar que mucho dinero llegue a ciertas empresas o sectores, lo que puede ser peligroso. Además, puede pasar que se descarten ciertas empresas familiares, como Schindler, porque tiene una mala calificación en materia de gobernanza, al considerarse que hay pocos consejeros independientes. Pero está demostrado que el rendimiento de estas firmas es superior a las empresas no familiares.
- R. ¿Cuánto durará la época de tipos bajos?
- R. Cuando invierto trato de no hacer nunca predicciones macroeconómicas. Ahora bien, en un cierto momento los tipos de interés tendrán que normalizarse. Las medidas del BCE han ayudado a salir de lo peor de la crisis, pero también tienen consecuencias negativas. La principal, que las empresas y los países se han endeudado más de la cuenta. Con los tipos tan bajos parece que cualquier inversión es rentable, pero cuando suban, se verá que muchas no lo han sido. Además, el principal efecto de estas políticas ha sido revalorizar artificialmente los activos financieros.