Los hoteleros avanzan que el turismo extranjero caerá este año por primera vez desde 2009
Auguran un 2020 complejo por la caída de la demanda y reservas de alemanes y nórdicos
La quiebra de Thomas Cook ha sido la puntilla definitiva para un sector como el turístico que venía mostrando signos de debilidad por la amenaza del brexit, la debilidad de la economía alemana o la fuerte bajada de precios de países competidores como Turquía. Juan Molas, presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), ha vaticinado esta mañana que 2019 se cerrará con menos turistas extranjeros que en 2018. “Tendremos un cierre por debajo del año pasado, cuando se alcanzaron 82,6 millones”, ha asegurado durante la presentación del Observatorio de la Industria Hotelera.
Un retroceso que no se producía desde 2009, fecha en la que la crisis económica provocó una caída de cinco millones de viajeros hasta los 52,1 millones. En los nueve años siguientes hubo crecimientos exponenciales que llevaron a ganar 30 millones de viajeros extranjeros, a una media de 3,3 millones anuales. De hecho, el Observatorio revela que un 36% de los hoteles consultados va a bajar precios en la temporada de invierno (noviembre a marzo) y que el 60% reconoce que tendrá una menor rentabilidad por el efecto combinado de unos menores ingresos y unos mayores costes, en gran medida por las mejoras salariales incluidas en los nuevos convenios.
Molas ha reconocido que el panorama para 2020 no es más optimista. “Estamos notando una caída del 9% de las compras de los alemanes para la temporada de invierno (noviembre a marzo), una bajada del 7% para los nórdicos y del 1,8% para Reino Unido, mientras que las ventas de la turoperación para la temporada de verano de 2020 van muy lentas”, ha recalcado. En este contexto, la contratación de los países competidores como Turquía, Egipto o Túnez están creciendo a tasas del 20%.
El único dato positivo de la previsión del cierre de año que maneja la patronal hotelera es el fuerte crecimiento del gasto turístico, con una estimación de crecimiento del 2,5%, que llevará a la industria turística a aportar 180.000 millones al PIB, con un peso del 15% sobre el total. Unas cifras que le sirvieron a Molas para reclamar reformas estructurales y una apuesta por la rehabilitación de los destinos maduros al nuevo Ejecutivo que se forme tras las elecciones del 10-N. “Tenemos una sensación de inquietud. Queremos que se ponga al frente de nuestro ministerio a personas capacitadas y deseamos que prevalezcan los programas técnicos a posibles ideologías”. Un argumento compartido con el otro gran lobby turístico, Exceltur, que se ha quejado de forma reiterada contra las subidas de impuestos aplicadas en comunidades autónomas gobernadas por Podemos, como en el caso de Baleares, en el que la ecotasa se ha duplicado.