_
_
_
_
En colaboración conLa Ley
Abogados
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El Brexit y el asesoramiento jurídico en Irlanda

Debemos estar atentos ante el cambio de escenario y afrontar con ánimo la problemática jurídica que supondrá el incremento de los flujos comerciales

Brexit protests in London
Luciana Guerra/PA Wire/dpa (Luciana Guerra/PA Wire/dpa)

El Brexit es un problema de difícil digestión y cuya resolución se prolongará en el tiempo. De hecho, el camino tortuoso en el que nos ha introducido no ha hecho más que empezar. En este proceso habrá países perdedores y ganadores. Probablemente entre los primeros estemos nosotros y entre los últimos, sin duda, estará Irlanda. Es verdad que este país es, grosso modo, el verdadero problema y la solución del Brexit. Con casi total seguridad no se producirá un divorcio abrupto entre la UE y UK y en consecuencia, de una forma u otra, el acuerdo final proporcionará a Irlanda un estatuto especial.

A estas alturas del proceso todavía no está claro cómo quedará la situación de Irlanda del Norte, pero el período transitorio de vinculación de este territorio con Europa permitirá mantener una relación comercial fluida con el resto de Irlanda. Esta vía podrá ser usada por el resto de los miembros de la UE como entrada al Reino Unido. Sin duda, las empresas españolas deberán aprovecharse de esta circunstancia para mantener sus importantes relaciones comerciales con los británicos.

Pero Irlanda es algo más. Cuenta con una importante inversión de empresas españolas (puesto número 12 en 2018) y aunque el saldo comercial es netamente favorable a los irlandeses, en los últimos cinco años las exportaciones de nuestro país aumentaron un 50 %. Sin embargo, esta pujanza en las relaciones económicas no puede ocultar las dificultades con la que tenemos que lidiar en el ámbito jurídico.

La verdad es que el sistema legal de este país tiene profundas raíces inglesas y se apoya esencialmente en la common law, aunque también es cierto que desde su independencia han tratado de marcar distancia con los británicos. En este sentido, es significativo mencionar que se rige por la Constitución de 1937, mientras que el Reino Unido carece de ella. Además, esta brecha se ha ampliado todavía más tras el ingreso de Irlanda en la Comunidad Económica Europea en 1973. Esta conjunción de factores provoca que el sistema jurídico irlandés sea bastante más complejo que el inglés y conlleve que los operadores jurídicos necesiten una gran especialización.

Los procesos judiciales son bastante diferentes de los existentes en España aunque presentan similitudes con los de Reino Unido. Entre los profesionales de la abogacía existe el sistema dual de solicitors, que actúan como asesores o directores jurídicos y los barristers, que están especializados en las actuaciones ante tribunales.

Los irlandeses tienen cierta querencia a pleitear en su país y, con relativa asiduidad, vemos en nuestros bufetes notificaciones por correo de procedimientos judiciales que se ventilan en Irlanda. ¿Y qué podemos hacer? Pues actuar rápido. Hay que tener mucho cuidado con este tipo de citaciones pues se consideran plenamente válidas y hace falta buscar soluciones a través de colaboraciones con colegas de este país. Una sentencia en contra allá, conllevará una ejecución judicial aquí.

Pero, ¡ojo con la contratación de letrados en Irlanda! Sus costes y honorarios son muy superiores a los habituales en España y muchas veces es difícil fijarlos de antemano, por lo que hay que seleccionar muy bien a los profesionales con los que se quiere trabajar para evitar sorpresas desagradables. Por otro lado, el idioma acaba convirtiéndose en una importante barrera, ya que, aunque es cierto que los españoles hemos mejorado mucho la comunicación en inglés, la verdad es que la complejidad de la terminología y procesos jurídicos irlandeses hace realmente difícil comprender el alcance de lo que se firma o las consecuencias del procedimiento en el que se está inmerso. En este sentido, es muy recomendable contar con colegas en ese país que hablen español.

El Brexit traerá nuevos vientos a Europa y pondrá a Irlanda de moda. Debemos estar atentos ante el cambio de escenario y afrontar con ánimo la problemática jurídica que supondrá el incremento de los flujos comerciales. Grandes despachos de origen británico y americano ya se están instalando allí, no solo por el idioma y por mantener su posicionamiento en la Unión Europea, sino también porque puede ser, como pretenden los abogados irlandeses, el nuevo centro legal que sustituya a legislación y a los tribunales ingleses, sean arbitrales o no, como referencia en los conflictos internacionales.

Blas Rivas Alejandro, es socio director de Nerus Abogados y presidente de la Red internacional de Abogados IURISGAL INOLF.

Archivado En

_
_