Así se gestó en la OMC la sanción por ayudas a Airbus que impactará al campo español
España dio subvenciones por valor de 212 millones de euros a cuatro instalaciones de Airbus
Un nuevo golpe de proteccionismo sacudirá la economía global el próximo 18 de octubre. Salvo cambio de opinión en el último momento, Donald Trump se dispone a asestárselo a la Unión Europea y junto a ella, al campo español. Pero a pesar de que sea Trump el que vaya a lanzar el impacto, este combate no lo comenzó él y poco o nada tiene que ver con guerras comerciales actuales. Empezó hace 15 años.
El seis de octubre de 2004, Estados Unidos se subió al ring. George Bush, el presidente de la primera economía del mundo durante aquellos años, mandó una delegación a la Organización Mundial de Comercio (OMC) con el objetivo de presentar una queja por posibles subvenciones y ayudas no permitidas a Airbus por parte de Alemania, Francia, Reino Unido, España y la Unión Europea.
Según sostenía entonces Estados Unidos, estos cuatro países y el club de los veintiocho habían estado proporcionando financiación y otro tipo de ayudas a Airbus (ver apoyo en esta página con el detalle de las subvenciones otorgadas). Ayudas que en definitiva dieron al gigante aeronáutico europeo, y principal competidor de la estadounidense Boeing, una ventaja competitiva. Con el argumento de que este trato de favor violaba varios de los acuerdos internacionales de comercio, Washington solicitó la intervención del Órgano de Solución de Diferencias, la primera parada cuando se produce una disputa comercial entre países miembros de la OMC.
Y así comenzó un proceso que ahora llega a su fin con la imposición de los conocidos aranceles de Estados Unidos a la UE. La OMC estableció un grupo especial de trabajo, que debido a la “complejidad de fondo y de procedimiento” y a la enorme cantidad de documentación que revisó, aplazó la emisión de su informe final hasta en cuatro ocasiones. No fue hasta finales de junio de 2010 cuando finalmente, el grupo de trabajo emitió sus conclusiones.
Las subvenciones que recibió Airbus
España
La oficina del Representante Comercial de Estados Unidos acusa a España de arrebatarle la venta de 300 aviones a Boeing con subsidios. En el Informe del Grupo Especial de la OMC del año 2010, Estados Unidos contabilizaba ayudas del Gobierno a cuatro instalaciones de Airbus por valor de más de 212 millones de euros. Destacan la ampliación y mejora de la fábrica de componentes en Illescas (Toledo) y los 61,9 millones de euros de la última subvención a la factoría Airbus en La Rinconada (Sevilla), la partida más cuantiosa.
Reino Unido
El Informe del Grupo Especial de la OMC del año 2010 también menciona subvenciones en Reino Unido, aunque en una única localidad: Broughton (Gales). Estados Unidos afirma que la Asamblea de Gales aprobó donaciones de 19,5 millones de libras a la constructora aeronáutica BAE Systems en apoyo a sus trabajos de producción de alas del A380 en Broughton. En el montante iban incluidos 15 millones de libras de la Agencia de Desarrollo de Gales para la “infraestructura general de un gran polígono” y 4,9 millones para el “desarrollo de los recursos humanos”.
Alemania
La OMC ha dictaminado que cuando el banco estatal alemán KfW compró el 20% de Deutsche Airbus en 1989, el movimiento era en realidad una subvención encubierta. Por otro lado, las investigaciones desvelaron que las autoridades de Hamburgo gastaron 751 millones de euros en la construcción de un polígono sobre unas marismas protegidas por su valor ecológico para que la empresa pudiera ampliar su planta y fabricar el modelo A380 en la ciudad. Un caso parecido al de Bremen, que empleó 25 millones de euros en ampliar la principal pista de aterrizaje de su aeropuerto para posibilitar el transporte de alas de Airbus fabricadas allí.
Francia
El Gobierno francés y Crédit Lyonnais efectuaron cuatro contribuciones de capital entre 1987 y 1994 a Aérospatiale, empresa de aueronáutica que posteriormente dio lugar a Airbus cuando se fusionó con otras entidades europeas, calificadas por la OMC como subvenciones específicas a la compañía. Además, las autoridades francesas dedicaron 200 millones de euros para transformar tierras agrícolas cercanas a la sede central de Airbus en Toulouse en un polígono que las propias autoridades del país describieron como una “solución a la medida del A380”.
El comité de la OMC empleó un estricto método de trabajo para gestionar la información comercial confidencial sensible (ICSS) que tuvo que analizar y proteger con el fin de evitar que el caso se convirtiera en un caldo de cultivo propicio para el espionaje industrial de cualquiera de las partes.
Por ello estableció unas reglas de juego dignas de una película de espías. El árbitro de la OMC obligó a que los datos mas delicados del conflicto que aportaban las partes para basar sus defensas se guardaran o bien en CDs o en dos ordenadores portátiles no conectados a internet, cualquier impresión de documentación hubo de hacerse en impresoras nunca conectadas a la red y, dependiendo de la parte que pidiera esa impresión, en papel de color distinto.
La OMC estableció que la documentación del caso se depositase en una caja fuerte instalada en una sala privada cerrada permanentemente con llave y a la que tuvieran acceso unas pocas personas autorizadas. Y que ningún archivo electrónico que contuviera información sensible fuera transmitido electrónicamente. Por otro lado también obligó a que las partes involucradas en el laudo asumieran un compromiso severo de confidencialidad
Tras el informe del grupo de trabajo, tanto la Unión Europea como Estados Unidos apelaron, lo que extendió el procedimiento aún más. En 2011, ante las sospechas de que la Unión proseguía favoreciendo a Airbus, EE UU pidió que se formara otro grupo de trabajo para ver si se estaban cumpliendo las recomendaciones iniciales. En 2016, los especialistas constataron que la Unión no había actuado para eliminar los efectos desfavorables que habían tenido sus subvenciones.
Finalmente, el pasado dos de octubre, la OMC emitió su veredicto final dando la razón a Estados Unidos. El organismo descubrió un entramado de más de 300 casos de subvención a lo largo de 40 años y por ello, ha permitido la toma represalias en forma de aranceles sobre productos valorados en 7.500 millones de euros contra la Unión y los países participantes en las ayudas.
Boeing: siguiente batalla
El caso de Airbus es solo uno de los conflictos en los que se encuentra mediando la OMC. Un año después de que Estados Unidos comenzara el litigio contra la Unión Europea, el club de los veintiocho inició un procedimiento similar contra Washington por presuntas ayudas no permitidas a Boeing.
Este proceso de arbitraje quedó en suspenso y no se emitió una conclusión definitiva debido a que ambas partes solicitaron su anulación en 2012. No obstante, ahora ha vuelto a activarse después de que la UE solicitara en junio de este año la reapertura del expediente, un hecho que podría desembocar en represalias hacia EE UU.