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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Tres retos y tres soluciones para la movilidad

Necesitamos regulación y financiación para avanzar hacia la transformación del sector

Efe

La movilidad es esa realidad que está sustituyendo y transformando la automoción tal y como la conocemos. La movilidad es abrir el foco e ir más allá del mero desplazamiento, afrontar el transporte como un todo con un centro claro: las personas. Dar respuesta a las necesidades de la gente ha inspirado cada día la evolución de la industria de la automoción. Pero ahora la movilidad empuja, además, a ir más allá, a dar un giro y enfocar desde otro punto de vista.

Este concepto de movilidad nos coloca así ante tres retos fundamentales: la lucha contra el cambio climático, la mejora de la calidad del aire y la congestión del tráfico. Y no nos ponemos de perfil. No somos indiferentes a estos retos. El sector de la automoción tiene responsabilidad ante la lucha contra el cambio climático. No toda, hay más actividades implicadas, pero desde luego, la tenemos y estamos trabajando en ello. Porque estos tres retos tienen tres soluciones imprescindibles: la tecnología, la regulación clara y estable y la financiación para alcanzar esta transformación. Nuestro sector está desarrollando la tecnología para encontrar la solución. Estamos comprometidos con la descarbonización del parque en 2050. Pero no podemos hacerlo solos.

La industria automovilística está desarrollando una estrategia amplia. Necesitamos una visión integral de la realidad y diferentes aproximaciones al problema porque nuestra obligación es equilibrar las demandas sociales, medioambientales y económicas que confluyen en este reto. Nuestro futuro no pasa por una sola tecnología. Nuestro futuro es la gente, nuestro futuro es dar una respuesta eficiente, inteligente, accesible, asequible y sostenible a sus necesidades de movilidad.

Somos una industria, ahora sí, multienergía y multitecnología. Avanzamos en el vehículo eléctrico puro y en las hibridaciones enchufables, pero también en el resto de las tecnologías alternativas. La pila de combustible será una respuesta para el futuro. La innovación de cada compañía se está canalizando hacia las cero emisiones con aproximaciones distintas y complementarias, junto con desarrollos de los motores de combustión tradicionales que los hacen, cada día, más eficientes y menos contaminantes.

No sabemos si un motor diésel puede ser cero emisiones en 2040. Pero ¿y si es posible? Ya han logrado reducciones de emisiones de CO2 del 30% en 10 años y del 85% cuando nos referimos a emisiones de NOx y partículas. Podemos llegar a más. Y nuestro compromiso es fuerte: más de 57.000 millones de euros invierten en Europa las automovilísticas en I+D cada año con el objetivo de alcanzar una movilidad inteligente. A las fábricas españolas, solo en 2018, se dedicaron más de 3.000 millones de euros.

Pero también somos una industria multiplataforma donde los servicios de movilidad que ofrecemos se multiplican. Los fabricantes estamos viendo como el tradicional esquema de producción está mutando a un ecosistema en el que los participantes son diversos: tecnológicas, energéticas, nuevos proveedores… Y estamos asociándonos con ellos para ofrecer servicios. Estamos comprometidos con las ciudades, con mejorar la calidad de vida reduciendo la contaminación y la congestión a través de plataformas de coche compartido y distintos servicios de movilidad. Creemos en el uso racional del vehículo privado. Investigamos todas las formas de movilidad apostando también por la intermodalidad como una respuesta a las necesidades de los urbanitas. No queremos más coches, queremos mejores coches. Pero creemos, también, que hay más realidades que la urbana y damos respuesta con los mejores vehículos a esos desplazamientos.

Estamos en esta senda. Pero esta transición ha de ser ordenada y razonable. Necesitamos, como decía, regulación y financiación. Que los instrumentos que definan esta transición, las distintas normativas, sean eficaces, homogéneas y estén en línea con lo que marca en este sentido la Unión Europea, con sus objetivos intermedios de reducción de emisiones, de tal manera que generen certidumbre a empresas y ciudadanos, que tanto lo necesitan. Las políticas de movilidad no deben ser prohibicionistas. Han de tener una coherencia y una cohesión a nivel nacional para que no haya diferentes restricciones en función de las regiones. El entorno debe estar más claro para todos. Y por supuesto, deben ser revisables porque las circunstancias, las necesidades y las tecnologías avanzan y podemos adecuar los ritmos y los objetivos mejor de este modo.

Pero para esto, hoy, necesitamos nuevos apoyos. Financiación. La renovación del parque se hace cada vez más urgente, toda vez que las ventas de vehículos de más de 20 años crecen un 18% en lo que va de año mientras las matriculaciones de automóviles nuevos caen. Se necesita una nueva fiscalidad integrada y que grave el uso y no la compra, junto con un plan de renovación fuerte, estable y bien dotado para la adquisición de vehículos de cero y bajas emisiones. Seguiremos empujando para que la directiva del IVA aplique un tipo reducido a los vehículos eléctricos, pero necesitamos respaldo también en esto, que puede ser una medida estructural muy relevante.

Y por último, pero no por ello menos importante, un plan de ayudas a la inversión en las fábricas de automoción. La caída de la demanda, la transformación hacia los nuevos vehículos y los nuevos servicios de movilidad debilitan a corto plazo las factorías, que han de hacer esta transición sin que aún haya una demanda fuerte de vehículos alternativos. Tenemos que apoyar y proteger este legado, que garantiza empleo de calidad, fomentando la competitividad de las plantas y elevando su atractivo de cara a adjudicarse cada vez más nuevos modelos electrificados y alternativos.

Esta es nuestra hoja de ruta hacia los objetivos 2050. En ellos vamos a trabajar, colaborando con todas las administraciones para convertirlo en un éxito. Porque ese éxito será el de todos, el de seguir siendo líderes en fabricación de vehículos en el mundo para entonces.

 Mario Armero es vicepresidente ejecutivo de ANFAC

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