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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Pactos exprés en litigios hipotecarios, una solución esperada y eficaz

Merece reconocimiento cualquier solución que se base en el consenso y la agilidad

CINCO DÍAS

El colapso de los juzgados es un grave problema creciente en un país de elevada litigiosidad como es España. La digitalización de la justicia y la interconexión de todas sus áreas son asignaturas postergadas por un Gobierno tras otro como los malos alumnos. Todo ello lleva a despachos inundados de legajos propios del siglo XIX y a que los procesos se eternicen durante años, y da carta de naturaleza al conocido aforismo de que “la justicia que es lenta no es justicia”, con las pésimas consecuencias que ello tiene sobre la sociedad. Ese es el marco en el que se han venido sustanciando los cientos de miles de conflictos hipotecarios habidos en España en las últimas décadas, disparados tras la durísima crisis que siguió a la burbuja inmobiliaria. Ni siquiera la solución arbitrada cuando el agua ya llegaba al cuello, la especialización en materia hipotecaria de 54 juzgados –uno por provincia en la Península y uno en cada una de las principales islas en Baleares y Canarias– para conocer los litigios en esta materia, con las cláusulas suelo y los desahucios como temas estrella, han sido capaces de desatascar del todo el problema, aunque según los últimos datos por primera vez ya están resolviendo más casos de los que entran.

Ante tal escenario, merece reconocimiento cualquier solución de tales conflictos que, preservando el concepto de justicia, se base en dos principios clave: el consenso y la agilidad. Esa es la razón por la que debe ser bienvenida la propuesta de los jueces a los bancos para que se adhieran a un protocolo exprés voluntario para resolver las demandas de sus clientes por la vía rápida, en 20 días. Es cierto que los pactos entre entidades y clientes para eludir la lenta maquinaria de la justicia son numerosos, pero también que son un pequeño porcentaje ante la avalancha de casos. Pero hasta ahora no existía un mecanismo en la justicia para agilizar el proceso, que además es gratuito. Los pioneros han sido los juzgados especializados de Barcelona y de Pamplona, y el primer banco en unirse al nuevo procedimiento ha sido CaixaBank. Que Barcelona estime en 15 años el tiempo que tardaría en resolver los casos pendientes sin contar los nuevos casos, da idea de la magnitud del problema. Y a la vez de la eficacia de la solución pactada. Todo ello hace deseable que el protocolo de estos pactos exprés se extienda a los demás juzgados del territorio. Otros intentos, como la fórmula del mediador, no han salido adelante al carecer del carácter gratuito para las partes y porque no serían tan rápidos. Sin embargo, España, país de litigios, también tiene pendiente dar más oportunidades a mecanismos de consenso, como la mediación y el arbitraje, de probada eficacia en el mundo anglosajón. Porque, como advertía Albert Camus, “si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo”.

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