Fiscalidad y falta de crédito, las trabas del emprendimiento
La carga impositiva para ‘startups’ e inversores es la principal preocupación de quienes lanzan una empresa
La financiación y la fiscalidad son los dos grandes escollos con los que tropieza el sector emprendedor, tanto a nivel español como a escala global. El acceso al crédito, en un 26% de los casos, y un sistema fiscal más atractivo, en un 40% de las ocasiones, se posicionan como las grandes áreas de regulación que necesitan una mejora, en opinión de los propios emprendedores. Es una de las principales conclusiones del Mapa del Emprendimiento, hecho público ayer por Spain Startup en la presentación de la sexta edición del South Summit, que se celebrará dentro de dos semanas en La Nave de Madrid.
Las dificultades para encontrar crédito en España son más leves que las que viven los emprendedores del resto del mundo, aunque con cifras muy parecidas, tan solo dos o tres puntos porcentuales por debajo de regiones como Europa o América Latina. Las trabas derivadas de la fiscalidad, sin embargo, parecen ser más grandes en España, con hasta seis puntos porcentuales por encima de la media europea. Destacan, explicó María Benjumea, fundadora y consejera delegada de Spain Startup y South Summit, las demandas para lograr un sistema fiscal más beneficioso para los inversores, así como un modelo que reduzca la carga impositiva que pesa sobre las startups y sobre los propios empresarios. Otras de las áreas que deberían potenciarse son las facilidades para poder extinguir una empresa cuando se desea, la visa del emprendedor, la flexibilidad en la contratación, una regulación más beneficiosa para el crowdfunding o la posibilidad de comprar acciones como incentivo salarial, lo que se conoce como stock options.
Una mejora sustancial de todas estas áreas ayudaría, en opinión de Benjumea, a fortalecer un “ecosistema ya de por sí consolidado”. En España, explicó la experta, las startups son cada vez más veteranas y tienen un recorrido más fuerte. De hecho, de los proyectos estudiados por Spain Startup en el último año, un 23% se ha hecho mayor y está en fase de crecimiento, un porcentaje superior al 20% del pasado ejercicio. “Esta mejora es una constante que solo viene a demostrar el papel que juegan las startups como motor de innovación y disrupción”.
Aunque el sistema fiscal español no sea del todo atractivo para estas compañías, el país sigue siendo un imán para todos estos proyectos. Según revelan los datos recopilados, solo el 36% de las startups con sede en España tienen su nacionalidad. Un 28% de ellas proceden del resto de Europa, un 17% de América Latina, un 9% de Asia y Medio Oriente, un 7% de EE UU y Canadá y el 3% restante vienen de África. Algo que no hace más que confirmar, señaló Benjumea, que pese a algunas dificultades, España es un destino predilecto para estos negocios. Algunas cifras al respecto: el 40% de las iniciativas del país tiene entre dos y cinco empleados, casi el 50% genera ingresos, el 17% tiene un Ebitda positivo y más de la mitad se financia con recursos propios.
No obstante, el auge de este tipo de negocios y su competencia también ha generado una batalla por hacerse con un hueco en el mercado. A día de hoy, en España, uno de los mayores objetivos que persiguen las startups es la visibilidad entre tanta iniciativa, en un 18% de los casos. También destacan los acuerdos estratégicos (17%) con otros agentes del sector, que den un poco más de impulso a la idea, o el talento, perseguido en un 10% de los casos.
Faltan mujeres
En España, de cada 100 emprendedores solo 19 son mujeres, un dato que define al perfil del emprendedor medio como un varón de 34 años y, en el 92% de los casos, con un título universitario. “Vemos que empeora la brecha de género de un año para otro, porque en 2018 el número de mujeres que decidía lanzar un negocio se situó en el 22%”, apuntó Benjumea. El salto tiene más implicaciones, y es que, a la hora de determinar la fórmula para emprender, ellas prefieren hacerlo solas en un 62%, mientras que ellos se decantan, en mayor proporción, por contar con un socio: solo el 26% se atreve a emprender en solitario. También se perciben diferencias en función de los sectores a los que cada perfil se dirige. Las mujeres se decantan por la industria de la salud, la robótica y la economía social.
Analizando el rastro que dejan estos perfiles, otro de los datos que resaltó Benjumea es la motivación que hay detrás de estos lanzamientos. Así, “emprender es una opción deseada para un 63% de los empresarios, y no una opción desesperada por la falta de trabajo, ya que solo emprendieron como alternativa al paro un 1% de los consultados”. Entre medias hay otros motivos, como unirse a un proyecto ya pensado y mascado por convicción o buscar un cambio radical en la vida profesional.