El discurso de Trump refuerza el enfoque de la trampa de Tucídides
Su plan de que EE UU siga siendo la primera economía sugiere que su lucha con China no se resolverá con concesiones
Las palabras de contención de Donald Trump endurecerán a los partidarios de la línea dura de Pekín. El presidente de EE UU anunció el viernes unos aranceles adicionales del 5% sobre unos 550.000 millones de dólares de importaciones chinas, y dijo a las empresas estadounidenses que estudiaran la posibilidad de buscar nuevas ubicaciones. También dijo que se asegurará de que la economía de Estados Unidos siga siendo más grande que la de China. Eso solo puede alimentar las sospechas de Pekín de que el verdadero objetivo de la Casa Blanca es frenar a la República Popular.
Trump puso en marcha los nuevos aranceles apenas unas horas después de que Pekín anunciara los suyos sobre unos 75.000 millones de dólares de bienes estadounidenses. Es probable que la nueva subida por sí sola suponga una reducción de 0,1 puntos porcentuales en el crecimiento del PIB de China, según los analistas de Nomura. La disminución de la confianza y de la inversión de las empresas podría hacer que la cifra fuera mucho mayor.
La retórica que acompañó al presidente fue igual de alarmante. “No necesitamos a China y, francamente, estaríamos mucho mejor sin ellos”, dijo Trump en Twitter, añadiendo: “A las empresas estadounidenses se les ordena por la presente buscar países alternativos para instalarse, incluso en CASA”. La economía de EE UU, dijo, es “MUCHO” más grande que la de China: “¡Lo mantendremos así!”
Los comentarios de Trump tienden a dar tumbos entre extremos. Apenas unos días antes, por ejemplo, se había jactado de que las cosas iban “muy bien” con China. Tampoco es la primera vez que hace ruidos sobre el regreso de empresas estadounidenses a su país de origen. Pero en Pekín, muchos tomarán estos comentarios contundentes por su valor nominal.
Desde hace años, la no muy secreta prioridad entre los estrategas del país asiático es la llamada trampa de Tucídides. La idea es que cuando una gran potencia en ascenso como China comienza a superar a una ya existente, como Estados Unidos, el resultado es el conflicto.
Los últimos comentarios de Trump refuerzan la preocupación en Pekín de que la administración estadounidense esté perdiendo interés en encontrar un acuerdo que aborde las preocupaciones prácticas de sus comunidades empresariales y de seguridad. Les parece que la Casa Blanca está virando hacia un proceso de desacoplamiento forzoso de las dos economías, a la vez que trata de contener el creciente poder financiero, diplomático y militar de China.
La promesa de Trump de asegurarse de que China siga siendo más pequeña que la economía de Estados Unidos encaja perfectamente en los argumentos de los funcionarios que presionan a favor de una línea más dura con Estados Unidos, porque creen que el conflicto puede ser inevitable.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías