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Francia y Nissan impiden la creación de la tercera mayor automovilística del mundo

El mercado castiga la marcha atrás y Renault se desploma un 6,41%

Manu Granda

FCA se hartó. La compañía italoestadounidense, que había planteado una fusión a Renault a partes iguales para crear un nuevo gigante del motor con un valor de 34.000 millones de dólares, ha retirado este jueves su propuesta, debido a la tardanza de la empresa francesa en aceptar la operación por las reticencias del Estado francés y de Nissan.

“Velamos con firmeza por los intereses industriales de Renault y del país. Queremos hacer esta fusión, pero no con cualquier condición (...) sino con las condiciones que hemos fijado”, había dicho el miércoles Bruno Le Maire, ministro de Economía de Francia, tras confirmarse un nuevo aplazamiento de la decisión sobre la fusión con FCA. En principio, tenía que haber sido aprobada el martes. La decisión final de Fiat Chrysler provocó que Renault se desplomase ayer en Bolsa un 6,41%, mientras que la italoestadounidense se mantuvo estable, con una ligera subida del 0,09%.

Las condiciones del mayor accionista de Renault (el Gobierno francés posee el 15% de la compañía) fueron determinantes. En primer lugar, Le Maire puso una línea roja el 28 de mayo, cuando señaló que cualquier recorte de empleo debía llevarse a cabo fuera de Francia. En ese sentido también se pronunció el Estado italiano, que no tiene participación en FCA (el mayor accionista es la familia Agnelli con un 28,98%). El primer ministro italiano, Matteo Salvini indicó que la propuesta podía ser una buena noticia para Italia si ayudase a que FCA pudiera crecer, pero “es crucial mantener los empleos”.

Uno de los principales sindicatos de ese país, el Fim Cisl, pidió al Ejecutivo italiano que entrase en el accionariado de la empresa que resultase de la fusión. El Ejecutivo galo, por su parte, también quería que la compañía mantuviese una sede ejecutiva en París, aunque quedase radicada en Holanda, territorio neutral.

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Pero el mayor escollo que encontraron los italianos para que su propuesta llegase a buen puerto fueron las reticencias de Nissan, el principal socio de Renault en la Alianza, en la que también está Mitsubishi como hermano pequeño de ambas. La compañía asiática no era indispensable para que se aprobase la fusión (Nissan posee el 15% de Renault, aunque sin derecho a voto), pero el Estado francés quería conseguir el beneplácito de los japoneses para llevar a cabo la operación. Nissan consideraba que la fusión desestabilizaría el equilibrio de fuerzas en la Alianza.

Dicho equilibrio ya se vio amenazado con la entrada en prisión, el pasado noviembre, del que fuese el máximo ejecutivo de la Alianza, el todopoderoso Carlos Ghosn, que llegó a ser presidente de las tres empresas. Ghosn, que fue acusado de declarar menos ingresos de los verdaderos al fisco japonés, y de utilizar fondos de Nissan en beneficio propio, abogaba por una mayor unión entre Renault y la firma nipona, algo que en la directiva de Nissan no era bien recibido. “Sabemos que es una conspiración. Nissan no quería esa fusión”, dijo Carole Ghosn en una entrevista con el canal CNBC, emitida el miércoles.

Después de la detención de Ghosn, varios medios y analistas indicaron la posibilidad de que Nissan aprovechase la caída en desgracia de Le Cost Killer, el hombre que vino desde Renault para salvar a Nissan, para replantear los términos de la Alianza. Finalmente, Mitsubishi y los otros dos socios, anunciaron en marzo un nuevo consejo integrado por directivos de las tres compañías, para “dar un nuevo impulso a la Alianza”. La fusión entre FCA y Renault; que hubiese creado un gigante del motor, la tercera automovilística del mundo detrás de Volkswagen y Toyota; iba a colocar a Renault en una posición de mucha fuerza en comparación con Nissan. La firma francesa ha asegurado sentirse decepcionada por la decisión de FCA y no poder llevar a cabo la fusión.

Saber quién vale más

Otro punto conflictivo era la valoración de Renault y de FCA. Le Maire reconoció que la italiana “vale algo más” que la firma francesa en Bolsa. La propuesta de unión era 50/50, en relación de igualdad, pero FCA tiene una valoración de unos 18.000 millones de euros, mientras que Renault vale 16.000 millones. FCA apostaba por dar un dividendo a sus accionistas de 2.500 millones, para compensar ese desfase de valores. Pero el Ejecutivo francés argumentó, que aunque Renault vale menos, su situación financiera es mejor. A su vez, los medios italianos adelantaron que Francia también quería un dividendo extraordinario para los accionistas de Renault.

Por último, uno de los puntos que estaban en discusión era quién iba a ser el encargado de dirigir a este gigante del motor. FCA proponía que fuese John Elkann, presidente de la empresa italoestadounidense. Le Maire puso en duda que finalmente fuera Elkann el designado para esa función y dijo que “forma parte de la discusión”.

Otra exigencia de Francia era que la empresa que resultase de la fusión participase del plan francoalemán para crear un consorcio europeo de baterías eléctricas. La producción de este elemento está en manos de los asiáticos, lo que resulta un quebradero de cabeza para Europa, que podría ver cómo se desequilibra su balanza comercial por la necesidad de importar de manera masiva baterías para coches eléctricos. Renault está mejor posicionado en cuanto a oferta de vehículo eléctrico que FCA, sobre todo con su modelo Zoe, el segundo vehículo eléctrico más vendido en Europa en 2018, solo por detrás del Leaf, de Nissan.

El motor avanza hacia un modelo de alianzas

Fiat. Tras anunciar la retirada de la oferta de fusión con Renault, FCA aseguró que seguirán “abiertos a oportunidades de todo tipo que permitan fortalecer” a la empresa y crear valor.

PSA. El grupo francés PSA, según información de The Wall Street Journal, intentó negociar con FCA una fusión, pero no lo logró. La compañía francesa, que compró en 2017 a Opel, enseña alemana propiedad hasta entonces de General Motors, consiguió que Opel abandonase las pérdidas después de dos décadas. La firma alemana obtuvo un beneficio operativo de 859 millones de euros en 2018.

Volkswagen. El gigante alemán VW anunció en el pasado Salón del Automóvil de Ginebra, en marzo, que abrirá su plataforma de vehículos eléctricos, MEB, a otras empresas fuera del grupo, con el objetivo de reducir costes optimizando la economía de escala. Dos meses antes, el grupo informó de una alianza con la norteamericana Ford para fabricar vehículos comerciales y eléctricos. Por su parte, el presidente de Seat (firma del grupo Volkswagen), Luca de Meo, hizo hincapié en el Salón del Automóvil de Barcelona de mayo, que el modelo de negocio está avanzado de la competición a un entorno de mayor colaboración entre marcas, debido a las inversiones que demandan la movilidad eléctrica y la conectividad.

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Sobre la firma

Manu Granda
En la actualidad cubre la industria del automóvil en la sección de Empresas. Previamente pasó por el área de Economía, donde escribió de laboral. Como 'freelance', cubrió la temporada de incendios del verano 2019-2020 en Australia para EL PAÍS. Es graduado en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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