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Mercados

La guerra comercial estalla en Bolsa: Cuáles son las armas de EE UU y China

La cumbre del G20 de junio será una nueva ocasión para el acercamiento, aunque de fondo se libra la batalla por el liderazgo tecnológico y económico

El impacto económico de una guerra comercial
Nuria Salobral

La guerra comercial ha vuelto a colarse como la principal preocupación de los inversores. Esta inquietud llevaba meses adormecida, en la confianza de que las negociaciones para un acuerdo entre Estados Unidos y China se iban a materializar más pronto que tarde. Pero la realidad que arrojan los acontecimientos de los últimos días muestra lo contrario, una escalada de la tensión que vuelve a ser una amenaza para el frágil crecimiento global y una volatilidad en el mercado que no va a desaparecer a corto plazo.

De hecho, los expertos auguran un horizonte de nuevos desafíos proteccionistas, previos a alcanzar un pacto que podría retrasarse incluso al próximo año y con frentes que se amplían más allá de Washington y Pekín y que también apuntan a la Unión Europea y a Canadá y México, los países con los que Estados Unidos aún tiene pendiente en verano la ratificación del nuevo Nafta, con México y Canadá.

Según advierten desde Citi, el actual escenario de escalada de aranceles, no solo revela que el riesgo de una guerra comercial se había subestimado sino que el Gobierno estadounidense parece estar confiado en que la economía del país podría ser capaz de resistir el efecto de una política comercial más dura.

“Un fuerte crecimiento, baja inflación, tipos de interés sin cambios y unos mercados próximos a máximos históricos podrían dar a la Casa Blanca margen para una postura más agresiva en las negociaciones”, señala el banco estadounidense. No en vano, el nuevo órdago arancelario de Trump llega después de conocerse que el PIB de EE UU creció en el primer trimestre más de lo previsto –también el chino– y de que Wall Street renovara niveles récord a finales de abril.

Los inversores se preparan para convivir con la volatilidad ante la falta de acuerdo entre los dos gigantes económicos

El escenario central que maneja Citi es de una mayor tensión comercial en el corto plazo para dejar paso a un pacto posterior, en 2020 o incluso más adelante. Y entremedias, nuevos capítulos de aumento de aranceles. Por lo pronto, la Casa Blanca ha retrasado seis meses su decisión sobre si aplicar o no aranceles a los automóviles europeos, aunque ello no vaya a ser señal de tregua. Es más, según apunta Citi, Trump puede volver a poner sobre la mesa las ayudas públicas concedidas en la UE a Airbus y tendría en mente también nuevas negociaciones con Europa sobre los productos agrícolas.

En el calendario de la guerra comercial hay ya varias fechas señaladas: el 1 de junio entrará en vigor el alza de aranceles a productos estadounidenses por 60.000 millones de dólares con el que ha respondido China al aumento de tarifas del 10% al 25% con que EE UU va a gravar importaciones chinas por 200.000 millones de dólares. El 17 de junio está previsto que la oficina de Comercio de EE UU anuncie su recomendación sobre la aplicación de tarifas del 25% al resto de importaciones chinas, por valor de 300.000 millones de dólares, que podrían entrar en vigor tan pronto como al cabo de una semana. Y el 28 y 29 de junio se celebrará cumbre del G20 en Japón, la oportunidad para que Trump y su homólogo chino Xi Jinping vuelvan a acercar posturas.

Las expectativas del mercado están ahora puestas en esta cumbre, de la que se espera al menos un cambio de tono. “No esperamos un acuerdo en sentido clásico. El statu quo de las relaciones comerciales, con el G20 y la OMC de árbitros, ha cambiado. No prevemos una guerra comercial abierta pero tampoco un pacto como tal. Vamos a seguir en tierra de nadie”, augura Ricardo Gil, jefe de asignación de activos de Trea AM.

No en vano, la disputa entre EE UU y China va más allá del déficit comercial y se enmarca en la lucha por el liderazgo tecnológico a futuro y, por tanto, de la economía mundial. En ese pulso en el largo plazo, ambas potencias calibran ahora la caída bursátil y el impacto económico que pueden asumir en su guerra arancelaria.

El impacto de los aranceles será mayor para China, aunque las autoridades han tomado medidas que fortalecen la economía del país

Para la agencia de rating Scope, China se llevará la peor parte del aumento de tarifas, en un momento de menor crecimiento del gigante asiático. Advierte además del riesgo de recurrir a otras vías, como la depreciación del yuan –que podría provocar una excesiva inestabilidad financiera– o la venta de parte la ingente cartera de deuda soberana de EE UU, que no haría sino depreciar el valor del conjunto de los bonos estadounidenses en manos chinas.

Según cálculos de Oxford Economics y Citi, una guerra comercial a gran escala, con un alza al 25% de los aranceles para el comercio entre China y EE UU, restaría una décima al PIB mundial este año y 4 décimas al de 2020. Pero el mayor impacto sería para China, con una pérdida de PIB de 0,9 puntos en 2020 (ver gráfico).

“La disputa comercial dominará el ánimo de los inversores durante algún tiempo y la clave es que a largo plazo no habrá una cooperación clara entre Estados Unidos y China”, señalan desde la gestora Fidelity, donde también advierten que China está más preparada que en 2018, “ya que está estimulando su economía con medidas presupuestarias y de política monetaria. El agravamiento de la guerra comercial dará a China más razones para mover ficha”.

Los otros frentes abiertos para el mercado

Italia. Los inversores no han perdido de vista la política italiana, que no descartan vuelva al primer plano cuando Roma presente a Bruselas sus presupuestos para 2020. Matteo Salvini ya disparó esta semana la prima de riesgo italiana hasta cerca de los 300 puntos al apuntar la posibilidad de que el déficit supere el límite del 3%. El resultado de las próximas elecciones europeas serán también un gran termómetro para medir la influencia de los partidos populistas en el proyecto europeo.

Brexit. Reino Unido sigue lejos de preparar el terreno para una salida ordenada de la UE, después de que este viernes quedara confirmado el desencuentro entre el Partido Laborista y la primera ministra Theresa May para alcanzar un acuerdo.

Irán. La tensión geopolítica se ha intensificado en Oriente Medio y las crecientes diferencias entre EE UU e Irán han elevado el precio del barril Brent de petróleo por encima de los 73 dólares, hasta niveles del pasado noviembre. Un petróleo caro es un riesgo añadido en el actual proceso de desaceleración económica global.

Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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