BBVA, CaixaBank y Rabobank se suman a la OPV de Europastry
La compañía decidirá si lleva a cabo la operación en las próximas semanas; los accionistas rechazan la venta a un fondo
La posible salida a Bolsa de Europastry entra en una fase decisiva. La compañía dirigida por la familia Gallés y donde el fondo MCH retiene una participación minoritaria decidirá en las próximas semanas si finalmente sigue adelante con su debut en el mercado, previsto para la segunda parte del año, según indican fuentes financieras a CincoDías.
A la hora de deshojar la margarita, los accionistas de Europastry cuentan con una ayuda extra. BBVA, CaixaBank y el holandés Rabobank se han sumado al ejército de bancos de inversión que asesoran la operación. Estas tres entidades trabajarán, llegado el caso, como coaseguradoras de la operación. El banco que pilotará la eventual OPV será ING, con JP Morgan y Morgan Stanley en un segundo escalón.
En un año de sequía absoluta de salidas a Bolsa, Europastry se ha convertido en la gran esperanza blanca. El plan en un principio pasaba por saltar al parqué en abril y, para ello, comenzaron a sondear a posibles inversores, en una primera ronda de contactos conocida en el argot como pilot phising.
En esa fase los inversores mostraron sus recelos sobre la valoración inicial de la compañía de más de 1.000 millones de euros. Las dudas del mercado y la convocatoria de las elecciones generales del pasado 28 de abril provocaron el retraso de la operación, al menos, hasta el segundo semestre del año. Ahora se tomará la decisión final de si apretar o no el botón de la OPV.
MCH y los Gallés se repartieron un macrodividendo
Según las cuentas de 2017, las últimas depositadas ante el registro mercantil, los accionistas de Europastry decidieron en febrero del año pasado repartirse un dividendo extraordinario, con cargo a reservas, de 10 millones de euros. MCH se ha embolsado cerca de tres millones de euros, mientras que los siete millones restantes se repartirán entre los miembros de la familia catalana. Este importe contrasta con los tres millones anuales que la empresa repartió entre 2014 y 2016. El fondo de capital riesgo y la familia de rancio abolengo catalana tomaron esta decisión unos meses antes de activar la salida a Bolsa de la compañía de panes congelados.
Lo que está descartado, por el momento, es que MCH venda su participación a otro fondo. Fuentes financieras indican que el gestor de vehículos de capital riesgo está dispuesto a mantenerse en el accionario del líder español de panes congelados en caso de que se frustre la operación, pese a que la compañía lleva ya ocho años en su portfolio. Y no es por falta de interés en el sector, ya que, según ha podido saber este periódico, varios private equities nacionales e internacionales se han acercado a MCH interesados en su participación.
Una salida a Bolsa permite no solo que este fondo se desprenda de su capital, sino también que la familia Gallés haga caja sin perder el control. MCH, previsiblemente, vendería la mayor parte de su 20%, si bien retendría una participación simbólica como ya hizo, por ejemplo, en Talgo.
De entrada, la operación se plantea como una venta sin ampliación de capital, si bien fuentes financieras indican que lo lógico sería realizar un pequeño tramo para captar fondos propios y reducir deuda. Europastry estuvo a punto de salir a Bolsa en 2007, cuando el socio de los Gallés era Vall Companys con alrededor de un 25% del capital. Antes habían estado varias gestoras de fondos de capital riesgo, como Ibersuizas y Dinamia (hoy, Alantra), entre otras.
La deuda de Europastry a cierre de 2017 era de 287,7 millones, en su mayor parte con bancos. El grueso es un crédito sindicado por 320 millones con nueve entidades y con vencimiento en 2022. Coordinado por ING, este préstamo viene a sustituir al de 265 millones que expiraba en abril. Esta refinanciación ha flexibilizado la política de dividendos de Europastry, lo que hace más atractiva su salida a Bolsa.