Un esfuerzo de desapalancamiento que es necesario aprovechar
El saneamiento de los balances de las empresas del Ibex permite aprovechar oportunidades de inversión con mayor fortaleza
Las empresas que cotizan en el Ibex 35 han cerrado los primeros tres meses del año con un incremento en su endeudamiento del 0,7% respecto al cierre de 2018. Se trata de una cifra global, que no refleja las velocidades de reducción del pasivo propias de cada una de las empresas del selectivo, aunque sí el impacto que ha tenido en las cuentas la entrada en vigor de la NIF 16 de información financiera sobre arrendamientos, una norma contable que obliga a tratar el valor de algunos alquileres como deuda en lugar de como gasto. Telefónica, IAG, Cellnex o Naturgy son algunas de las empresas que más han reducido su pasivo en el primer trimestre, aunque el reflejo de la nueva normativa en las cuentas –que algunas de las compañías han aplicado a las cifras comparables del pasado ejercicio mientras otras han optado por no hacerlo– dificulta el análisis homogéneo de los resultados e impacta negativamente en la cifra de endeudamiento global respecto a la real, tanto en términos anuales como en trimestrales. Se trata de un efecto distorsionante y no deseable que debería subsanarse cuanto antes con la adopción de un criterio común para facilitar el análisis, la comparación y la transparencia de los datos y permitir a los inversores y el mercado obtener más fácilmente una imagen real del estado financiero de cada compañía.
Las empresas del selectivo han realizado un largo y exigente proceso de desapalancamiento en los últimos años, que se inició durante la crisis de deuda soberana y que ha sido favorecido ejercicio tras ejercicio por una política monetaria amable, con tipos de interés en mínimos históricos y compras de deuda corporativa. Ese fatigoso esfuerzo, que ha incluido desinversiones y ha ido acompañado de la búsqueda de nuevas vías de financiación, se ha traducido en unos balances empresariales más saneados y mejor preparados para afrontar futuras turbulencias económicas, pero también para las exigencias estratégicas y corporativas de un mercado cada vez más competitivo.
Pese a haber reducido beneficios durante este primer trimestre de 2019, el resultado bruto de explotación (ebitda) de las grandes cotizadas ha resistido los embates e incertidumbres y se mantiene estable. Dado que la coyuntura económica todavía sopla a favor aun con los riegos geopolíticos y comerciales que empañan el horizonte, la salud financiera de las empresas del Ibex se halla en un estado favorable para afrontar procesos de inversión en condiciones sólidas y aprovechar la última parte de un ciclo de crecimiento que ha dejado atrás su momento álgido, pero mantiene su consistencia.