Cuarto sector: el ecosistema de las empresas con propósito
En Iberoamérica existen más de 170.000 compañías de beneficio e interés colectivo
El horizonte del año 2030 no está tan lejano. De hecho, al ritmo actual el mundo no cumplirá con la Agenda 2030 y los 17 objetivos y 169 metas que plantea. Para alcanzar estas metas en plazo se llama a la colaboración de todos los actores de la sociedad: Gobiernos, ciudadanía y, de forma muy especial, al sector privado. Y es que cada vez es mayor la presión sobre las empresas para que se involucren de una manera más activa en la consecución de la Agenda 2030, pues se las considera parte del problema, pero también parte de la solución.
El estudio El papel de las empresas en la creación de una economía más justa y sostenible destaca que la mayoría de los iberoamericanos señalan a las empresas como principales responsables del cambio climático. Y el 91% piensa que si el sector privado no cambia su manera de actuar y desarrolla un modelo más justo y sostenible, las próximas generaciones vivirán peor que sus padres. El informe ha sido elaborado por la Secretaría General Iberoamericana y el Center for the Governance of Change de IE University y recaba las opiniones de 3.550 ciudadanos de 11 países iberoamericanos (Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, España, México, Panamá, Perú y Portugal). La encuesta muestra que a los iberoamericanos les preocupa el cambio climático (68%) casi tanto como la desigualdad (75%).
“Hemos visto en estos años el involucramiento del sector privado en esta dirección, pero creemos que hay que apoyar todavía más ese movimiento”, destacó la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, durante la presentación de la encuesta que acompañaba al informe Las empresas con propósito y el auge del cuarto sector en Iberoamérica, elaborado asimismo por la Secretaría General Iberoamericana y el Center for the Governance of Change del IE University, y realizado en Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Portugal y España. “Tendrá que venir un cambio en los patrones de producción y consumo y del mercado”, remarcó.
“No es un tipo de empresas, sino una tipología, que tiene como eje común su vocación no solo por las utilidades sino porque estas vengan de la mano de la sostenibilidad”, señaló Grynspan
Un aliado clave para la consecución de los ODS serán las empresas diseñadas para tener un impacto social o medioambiental, que operan desde diversos tipos jurídicos: cooperativas, mutuas, empresas de comercio justo, corporaciones B, banca ética o financiamiento de impacto… “No es un tipo de empresas, sino que es una tipología de empresas, pero que tienen como eje común su vocación no solo por las utilidades sino porque esas utilidades vengan de la mano de la sostenibilidad y de la inclusión social”, señaló Grynspan.
El estudio muestra que en Iberoamérica existen más de 170.000 empresas de este tipo, que emplean a más de 10 millones de trabajadores en distintos sectores, desde el agroalimentario al tecnológico, y que compaginan su actividad comercial con medidas destinadas a combatir el cambio climático, mitigar la pobreza y reducir la desigualdad. Representan ya más del 6% del PIB iberoamericano.
Escala insuficiente
Sin embargo, la mayoría de estas empresas no logra alcanzar la escala suficiente para tener el impacto que el mundo necesita. Según Diego Rubio, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales del IE y coordinador del estudio, ello se debe a que no existe un ecosistema propicio para ellas. “Una vez incubadas, estas empresas tienen que salir a competir en un mundo que no ha sido creado para ellas, sino para las empresas for profit tradicionales. Eso significa que carecen de marcos regulatorios adaptados a sus necesidades, marcos jurídicos, herramientas de financiación, programas de innovación, asociaciones comerciales, patronales, canales de marketing, etc.”.
La solución pasa, destacó Rubio, por crear el cuarto sector. “Es el nuevo ecosistema regulatorio, financiero, económico, cultural y educativo que surge de la interacción de los otros tres sectores tradicionales (público, privado y sin ánimo de lucro) y aglutina elementos de cada uno de ellos para crear algo nuevo”, explicó.
La aparición de estas empresas nuevas que llevan la voluntad de impacto positivo en el ADN, pero que quieren utilizar la fuerza del mercado (tienen en cuenta el resultado, invierten) para resolver algunos de los problemas sociales o medioambientales de nuestro tiempo “se ha traducido en un doble movimiento convergente hacia el impacto”, afirmó Rubio. Porque junto a estas empresas, “las empresas for profit tradicionales están cada vez más concienciadas y están transformando sus modelos organizativos y formas de producción para cumplir esas expectativas de sostenibilidad y de equidad social que le están transmitiendo consumidores, reguladores, inversores y los propios empresarios”.
Rentabilidad y conciencia social
Una nueva generación de emprendedores y modelos de negocio aspiran a alcanzar la rentabilidad financiera al tiempo que contribuyen a solucionar retos sociales o medioambientales.
La Fageda. Radicada en la comarca de La Garrotxa, en Girona, produce 65 millones de yogures al año, con una facturación de 20 millones. Su fundador, Cristóbal Colón, psiquiatra, pensó que sus pacientes, para llevar una vida normal, más allá de terapias, necesitaban tener un trabajo. Así, montó esta empresa que da trabajo a 300 personas, 200 de las cuales padecen alguna enfermedad psiquiátrica. Además, cuida sus vacas con criterios de bienestar animal, recicla los purines del ganado, que utiliza para abono de su herbolario, con plantas que sirven para reforestar la zona.
Natura. El mayor fabricante de cosméticos de Iberoamérica está presente en 70 países, con más de 3.200 tiendas y da empleo a más de 7.000 trabajadores, con condiciones laborales más favorables que la media donde se establece Tiene un programa de becas para estudios de los hijos de los empleados. Y actúa con criterios de comercio justo con sus proveedores. Además, está volcada en la protección del medio ambiente: desde 2007 certifica emisiones cero.