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Los impuestos dividen en dos bloques antagónicos a los partidos políticos

España cierra 2018 con ingresos récord pero a 80.000 millones de distancia de la media de la UE. PSOE y Podemos abogan por subir los tributos y PP o Cs instan a bajarlos

Impuestos
Belén Trincado / Cinco Días
Juande Portillo

España batió récords de recaudación tributaria en 2018, cuando ingresó 208.685 millones de euros, superando los 200.676 millones que había llegado a alcanzar en 2007, antes de que la crisis hiciera estragos en la caja pública. Actualmente, entre impuestos y cotizaciones sociales, el país ingresa cada año el equivalente al 34,5% de su PIB, según Eurostat. La cifra, sin embargo, se encuentra siete puntos por debajo de la media de la zona euro (41,4%), lo que supone 80.000 millones menos de recaudación. Hasta ahí los hechos contrastados que, a priori, deberían compartir todos los partidos que concurren a las elecciones generales del 28 de abril. El diagnóstico que hacen los distintos partidos políticos arroja, sin embargo, uno de los mayores polos de confrontación de la campaña electoral. Mientras un bloque apremia a elevar determinados impuestos para garantizar la financiación de los servicios públicos, otro insta a bajarlos para reimpulsar la economía con menor presión fiscal sobre empresas y contribuyentes.

Con algunas salvedades, los dos grandes bloques están compuestos de una parte por PSOE y Podemos, que –con matices– defienden las líneas maestras del plan presupuestario que pactaron para 2019, mientras de otro se encontrarían PP, Ciudadanos o Vox, que prometen impulsar una rebaja fiscal más o menos generalizada que incluye la supresión de algunos tributos.

Así, el partido que lidera Pedro Sánchez aspira a elevar un punto la presión fiscal en España, hasta el 35,5%, reimpulsando su fracasada reforma fiscal. Los socialistas proponen fijar un tipo mínimo de Sociedades del 15%, para evitar que las grandes empresas sujetas a un tipo nominal del 25% acaben pagando menos de ese umbral gracias a bonificaciones fiscales. En el caso de la banca y las petroleras (con un tipo nominal del 30%), el mínimo sería del 18%. Aunque los beneficios de las empresas españolas han vuelto a niveles precrisis, la recaudación de Sociedades se ha desplomado en esta década, en buena medida porque muchas de las grandes firmas se expandieron globalmente durante la recesión. Para compensar, el PSOE también abogó por rebajar del 100% al 95% la exención sobre los beneficios de filiales en el extranjero de las multinacionales.

Del lado del IRPF, el PSOE concentra la subida en las rentas de más de 140.000 euros, con un alza de dos puntos en su gravamen (desde el 45% actual) y de otros dos para las de más de 300.000 euros. En paralelo, los socialistas buscan reimpulsar los nuevos impuestos sobre los negocios digitales (tasa Google) y la compraventa de acciones (tasa Tobin), así como el paquete de medidas antifraude, que habían planteado.

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El programa de Podemos también parte de estas bases pero va algunos pasos más allá. De un lado incrementando dos puntos el gravamen sobre el IRPF para rentas a partir de 100.000 euros (y hasta 10 a las de 300.000), de otro estableciendo un tipo mínimo del 20% en Sociedades para la banca, a la que también aplicaría un recargo específico para recuperar el coste del rescate bancario. La otra gran novedad del plan de Pablo Iglesias es la de sustituir el impuesto de Patrimonio por un nuevo tributo a los ricos, dirigido a fortunas de más de un millón con tipos de entre el 2% y el 3,5%.

Ambas formaciones coinciden en proponer además una rebaja de Sociedades (al 23%) para las pymes, un IVA reducido para productos de higiene femenina y un incremento del gravamen del diésel.

El PP, por su parte, promete una “revolución fiscal” que pasa por rebajar del 20% el tipo nominal de Sociedades para todas los sectores empresariales independientemente de su tamaño; reducir del 40% el tipo marginal máximo del IRPF y eliminar los impuestos de patrimonio, sucesiones y donaciones. Su líder, Pablo Casado, ha cuantificado la rebaja fiscal en 16.000 millones de euros. En paralelo, el PP propone un “blindaje fiscal del ahorro” que extienda el ventajoso tratamiento fiscal de los planes de pensiones a la inversión en vivienda, acciones, depósitos u otros activos siempre que se destinen a complementar la pensión tras la jubilación. Además, el PP prevé rebajar progresivamente el IBI en los ayuntamientos que controla hasta su tipo mínimo y frenar la creación de nuevos tributos en las regiones en que gobierna.

Ciudadanos, por su parte, planea rebajar el tipo máximo del IRPF al 44% e introducir nuevos beneficios fiscales que permitan inyectar unos 1.200 euros anuales a las familias con hijos (o 2.400 cuando se trate de familias numerosas). Además, Albert Rivera se ha comprometido a anular el impuesto de Sucesiones en sus primeros 100 días de Gobierno si accede al poder. Previsiblemente, el modelo sería el adoptado en Andalucía, donde el tributo se ha bonificado al 99% entre los familiares más cercanos.

Estas son las fórmulas fiscales que se votan el próximo 28 de abril. Otra cosa es qué mezcla acabará aplicándose como fruto de los pactos que permitan formar el próximo Gobierno.

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