Juan Rodero: “Los cruceros deben dejar de invadir los puertos que visitan”
Es el director de StarClass, empresa que aglutina las ventas de las navieras más exclusivas
Tal y como él mismo dice, llegó al mundo de los cruceros hace ya más de 20 años, cuando “eran cuatro locos los que se atrevían a coger un barco en España”. Hoy, Juan Rodero (Madrid, 1972) dirige StarClass, una empresa que aglutina las ventas de los viajes de las principales navieras de alta gama, entre las que se encuentran Ponant, The Ritz-Carlton Yacht Collection, Silversea o Crystal Cruises. Mucho ha cambiado desde entonces. Cuando llegó al sector, de España salían entre 10.000 y 20.000 cruceristas al año. Hoy, el país lanza anualmente más de medio millón de estos turistas a la mar.
- R. ¿Qué son los cruceros de alta gama y en qué se diferencian del resto?
- R. Un crucero no deja de ser la combinación que hay entre el medio de transporte y el destino. Tradicionalmente, lo más importante del viaje ha sido el propio barco, porque era un modelo de turismo novedoso. Pero ahora hay un pequeño nicho de cruceristas al que lo que más le interesa es el destino. Ahí es donde entramos nosotros, con barcos boutique que, además de ser exclusivos, suelen ser más pequeños, por lo que pueden llegar a lugares y puertos únicos.
- R. Una de las navieras con las que trabajan, Ponant, acaba de firmar un acuerdo con National Geographic. ¿Cuál es el objetivo?
- R. Esta alianza permitirá a los viajeros recorrer hasta 130 rutas distintas a lo largo de todo el planeta en diferentes barcos boutique, algunos de los cuales aún no han sido botados. Las rutas comienzan en septiembre de este año y entre los destinos hay lugares como el Ártico, la Antártida, pequeñas islas de Oceanía o los fiordos noruegos. Una de las principales novedades es que los cruceristas irán acompañados de expertos de National Geographic para profundizar y aprender más de los destinos a los que van.
- R. ¿El crucerista ya no quiere un barco con discoteca, tiendas, pista de patinaje o bolera?
- R. Hay un porcentaje cada vez más elevado de viajeros que quiere hacer cosas diferentes a bordo. Para nosotros, el lujo en un barco debe ser el espacio, con camarotes grandes, buena comida, baños amplios y una buena cama. Fuera de él, debe haber visitas a sitios espectaculares, actividades sostenibles y diferentes e incluso charlas formativas con expertos, que es lo que nos garantiza el acuerdo firmado. Por eso nuestros barcos cuentan con certificados técnicos concretos, por ejemplo, para poder navegar entre hielo por el ártico o para poder acceder a los fiordos, zonas de la Micronesia o las aguas de Alaska, donde es necesaria una certificación de emisiones. Y vemos que eso va a ir creciendo. A nivel mundial se van a construir 60 cruceros en los próximos dos años, y de ellos, 32 serán boutique y de expedición.
- R. Fiordos, Ártico, Micronesia... ¿Qué sucede con Venecia, las islas griegas o el Caribe?
- R. Es cierto que hay una tendencia cada vez mayor a abandonar los sitios convencionales, que realmente están muy masificados. El turista en general se está convirtiendo en experto, y cuanto más ha visto, más quiere ver. Y esto también ha llegado a la industria del crucero, que ha avanzado mucho en estos últimos 20 años. Zonas como las mencionadas, Alaska, Groenlandia, regiones de Latinoamérica y el sur de Asia tienen cada vez más peso en el sector.
- R. Términos como el de la masificación turística se asocian en parte a la industria del crucero. ¿Les afecta?
- R. Desgraciadamente, hay un movimiento en contra del turismo de cruceros, aunque sí hay sitios, sobre todo del Mediterráneo occidental, que realmente están saturados. A nosotros esta percepción negativa creo que no nos afecta, porque solemos ser barcos pequeños, de 130 o 150 pasajeros, y tenemos el objetivo de no alterar la vida de la población local, de no ir de forma invasiva o agresiva, sin molestar a los habitantes del lugar. No hacemos que Dubrovnik [ciudad croata conocida por haber sido escenario del rodaje de Juego de tronos] reciba de golpe a 5.000 o 10.000 personas. El sector sí debe plantearse que hay que dejar de invadir los puertos que se visitan. No es algo sostenible.
Hay una tendencia a ir abandonando los destinos más convencionales
- R. También se asocia la idea de la sostenibilidad, principalmente por la contaminación de las aguas.
- R. En eso nuestros barcos son de los más avanzados del mercado. Este año ha entrado en vigor la nueva normativa de emisiones y los de Ponant, por ejemplo, ya la cumplían desde hace dos cursos. Además, para poder navegar por ciertas zonas que están protegidas es necesario cumplir con esos estándares. En 2021, Ponant va a lanzar un rompehielos de propulsión eléctrica asistida por gas natural licuado.
- R. ¿Cuál es el perfil de cliente de este segmento exclusivo? ¿Cuánto cuesta un crucero con las marcas con las que trabajan?
- R. Depende mucho de la marca, de los días y del destino, pero un crucero de, por ejemplo, 15 días ronda entre los 6.000 y los 8.000 euros por persona, con todo incluido. En España, el perfil de cliente ha ido bajando la edad media, y ahora buena parte son parejas jóvenes que viajan solas o con amigos. También es de un poder adquisitivo medio alto, y no solo por el precio, sino también por el tiempo que hay que tener disponible para ello. No es solo el crucero, que dura normalmente entre dos y tres semanas, sino también el desplazamiento y los vuelos, ya que suelen ser destinos exóticos y lejanos.
Sobre la firma
Es redactor en la sección de Economía de CINCO DÍAS y EL PAÍS y está especializado en Hacienda. Escribe habitualmente de fiscalidad, finanzas públicas y financiación autonómica. Es graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.