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La tribuna de los fondos
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Es tiempo de gestión activa

Aportan flexibilidad a las carteras y son una inversión interesante a medio plazo

PIXABAY
CINCO DÍAS

En los últimos años, el debate entre gestión activa y pasiva ha seguido creciendo, a medida que la mayoría de los fondos de inversión de gestión activa no han conseguido batir, una vez deducidos todos los costes asociados a la gestión del vehículo, a sus índices de referencia.

Simplemente, para hacer un breve repaso de definiciones, se considera una estrategia pasiva aquella que tiene como objetivo replicar de la forma más eficiente posible el comportamiento de un determinado índice o activo. Por el contrario, una estrategia de gestión activa tiene como fin conseguir una rentabilidad superior a la de su índice de referencia en el medio y largo plazo, gracias a la pericia y experiencia del equipo gestor. 

Una vez realizadas las presentaciones, podemos observar cómo la falta de resultados en los productos de gestión activa han coincido con el auge de la gestión pasiva. Según datos de Blackrock, la industria de la gestión pasiva crece a tasas del 20% anualizado en volumen de activos, lo que añade una presión adicional a la industria de la gestión activa, que ha visto una reducción significativa de su cuota de mercado.

No obstante, cuando invertimos es importante observar el pasado, pero aún más importante es tratar de analizar bien el presente y futuro de nuestra inversión, aunque no tengamos una bola de cristal. Muchos inversores cometen el error de fijarse únicamente en el pasado y proyectar a futuro dichas rentabilidades. Este error común entre los inversores se conoce como “invertir con el retrovisor” y, como rezan todos los pies de página de cualquier producto financiero, rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.

Cuando realizamos una inversión, financiera o no, el éxito o fracaso vendrá determinado por la capacidad de nuestra inversión de devolvernos el capital vía dividendo o cupón y la revalorización del activo a lo largo del tiempo. Estas dos fuentes de rentabilidad vendrán determinadas por la evolución de nuestro activo en el futuro, independientemente de que en el pasado haya funcionado bien o mal. Aunque el futuro es indescifrable, podemos apoyarnos en el pasado, no para proyectar rentabilidades, sino para observar entornos similares a la situación actual y analizar cuál fue el comportamiento de los mercados financieros en cada momento.

Si nos centramos en el universo de la gestión de fondos de inversión, curiosamente, gran parte de los productos financieros que destacan sobre la media durante un periodo, tienden a un comportamiento inferior a la media de mercado en el siguiente periodo. Este movimiento se conoce como reversión a la media y, en este momento, puede suponer una oportunidad de inversión en un buen número de gestores activos de gran calidad que en los últimos meses han mostrado un resultado por debajo de la media y de lo esperado. De esta forma, caer en el error de invertir con el retrovisor puede provocar que vayamos siempre con el pie cambiado y que, de forma sistemática, estemos invirtiendo en productos con resultados pasados muy prometedores, pero que nos decepcionen en el futuro con resultados más mediocres.

A la luz de los resultados de 2018, que en muchos casos han sido especialmente negativos en productos de gestión activa, podemos caer en el error de pensar que esta no consigue aportar valor para los inversores y que las estrategias de gestión pasiva son las mejores soluciones de inversión para el futuro. Sin embargo, precisamente después de un tiempo complicado para la gestión activa, es posible que una nueva oportunidad de inversión esté abierta para los inversores en forma de reversión a la media.

En el escenario actual, en el que el futuro inmediato de la economía parece más incierto, con los bancos centrales reduciendo estímulos, una economía mundial que se está desacelerando de forma sincronizada y con movimientos populistas ganando fuerza a nivel global, apostar por gestores activos que aporten flexibilidad a nuestras carteras puede ser una decisión de inversión interesante para el medio y largo plazo. Precisamente, los entornos económicos más inciertos y de mayor volatilidad han sido los mejores escenarios para que buena parte de los equipos de gestión más reconocidos y reputados de la industria hayan conseguido resultados muy diferenciales.

A la hora de elegir un buen fondo de inversión para nuestras carteras es fundamental separar el trigo de la paja, y cuando hablamos de productos de gestión activa, la tarea de encontrar un buen producto adquiere todavía más relevancia. En este análisis, la clave va más allá del dato concreto de rentabilidad o volatilidad y su relativo frente a su índice de referencia. A la hora de seleccionar fondos y productos de gestión activa, el análisis debe enfatizarse en el conocimiento del equipo de gestión, cuál es el proceso de inversión y toma de decisiones y, por supuesto, apostar por gestores cuyos intereses estén perfectamente alineados con los intereses de sus clientes.

Francisco Javier Espelosín es Gestor de fondos en Abante

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