Ahora empieza la política de verdad en Andalucía
Todo apunta a un cambio que se medirá en las próximas elecciones generales
Fortísimo retroceso de los socialistas, algo menor del Partido Popular, pero también duro castigo a su candidato y al partido. Por vez primera la izquierda ya no suma lo suficiente en el feudo andaluz. Podemos o sus adláteres y satélites por mucho que cambien de nombre hace tiempo que tocaron techo. Empieza el declive. Las formas y los autoritarismos, aparte de caer pronto en los mismos vicios de los viejos partidos, pasa factura. No así a Ciudadanos que duplica y algo más pese a que apoyó a Susana Díaz casi toda la legislatura. Se acaban de hacer mayores.
Pero la sorpresa, y mayúscula, más que los 16 o 17 escaños que se deja el socialismo, en su peor resultado histórico en Andalucía, son los 12 escaños de Vox. El partido que ninguneó el PP y Ciudadanos, pero que recoge las esencias de las que reniega o ha renegado en los últimos siete años el Partido Popular en su empecinado discurso de un centro en el que, de verdad, no cree.
Vox, con el que no han querido hablar, al que han tachado y tildado de extrema derecha y ninguneado hasta la extenuación, asusta, pero no por su filiación, sino por lo que puede trasvasar de viejo voto del Partido Popular hacia ellos. Ellos, al que esa izquierda prepotente y pretendidamente superior moralmente gritaba a Ortega Lara aquello de que volviese al zulo.
Ahora sí todo puede cambiar en Andalucía, pero para mejor, aunque también para peor. La izquierda no llega y salvo que Ciudadanos, que tiene que medir muy bien qué quiere hacer y sobre todo cómo de cara a las generales, tiene la llave, una vez que demos por hecho, aunque hay que verlo aún, si Vox prestará sus votos al candidato del Partido Popular. Un candidato que aún registra peor resultado que hace tres años y que apenas supera la mitad que en su día obtuvo el hasta hace poco todopoderoso virrey Arenas. Mucho PP ha votado Vox. Mucho descontento con los oropeles que aún no es capaz de alumbrar un Casado que ha sido el auténtico candidato en estas andaluzas de su partido. Y el resultado no es bueno, aunque tampoco es catastrófico como en algún momento alguna encuesta arrojó y aherrojó.
Andalucía está en las puertas de un cambio inevitable. Pase lo que pase, el socialismo, de seguir en el poder, y es difícil aunque no imposible, no podrá seguir gobernando como hasta ahora. Pero todo apunta a un cambio que se medirá en las próximas legislativas generales. Tres partidos pescan ahora en el mismo río, algo que el PP temía, pero que siempre despreció. El fantasma ya lo tiene a su lado. Creían que era Podemos el anatema del socialismo, ya tienen el suyo propio. Ahora empieza la política de verdad, la del pacto, no la de la lista más votada que tanto reclamó impenitentemente el Partido Popular cuando le interesó. ¡Como cambian las tornas!
Abel Veiga es Profesor de Derecho Mercantil en la Universidad Comillas