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Bolsonaro, una receta neoliberal para un país polarizado

El candidato de la ultraderecha, y favorito en las encuestas, seduce al mercado con sus promesas de bajada de aranceles y privatizaciones Los inversores temen el programa de Fernando Haddad, del PT, que propone una reforma bancaria, tributaria y agraria

Propuestas económicas en las elecciones de Brasil

“Barbaridad es entregar nuestras reservas petroleras al capital extranjero; barbaridad es privatizar las telecomunicaciones y (la empresa eléctrica) Vale”. Jair Messias Bolsonaro, candidato al que las encuestas sitúan como favorito para ganar las elecciones presidenciales en Brasil este domingo, justificaba de esta manera, en los años noventa, su deseo de que la dictadura militar –que gobernó Brasil entre 1964 y 1984– hubiese fusilado a Fernando Henrique Cardoso, presidente de Brasil en ese momento y ejecutor de las privatizaciones.

Bolsonaro, de 63 años, es diputado desde 1991 y cambió ocho veces de partido en los últimos 27 años -ahora aspira a la presidencia por el Partido Social Liberal (PSL)-, pero nunca cambió sus ideas misóginas, racistas y homófobas y tampoco, hasta hace apenas dos años, había modificado sus ideas económicas. Pero conoció al economista Paulo Guedes, formado en la Universidad de Chicago, cuna del pensamiento neoliberal, y su visión de la economía cambió de manera radical.

Bolsonaro, que fue militar antes de ingresar a la política, pasó, sin transición alguna, de abrazar el “nacionalismo económico”, como define Thomaz Favaro, director de la consultora de riesgos Control Risks en Brasil, a ser un promotor del neoliberalismo. La privatización de empresas públicas es una de las principales propuestas económicas del exmilitar. 

Su defensa del neoliberalismo es de hecho una de las razones por las cuales los mercados recibieron con entusiasmo la victoria del candidato del PSL en la primera vuelta con el 46% de los votos, 17 puntos porcentuales más que su contrincante en la segunda vuelta de este domingo, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), que obtuvo el 29,3%. 

El día siguiente a la elección la Bolsa brasileña subió un 4,57%, el incremento más alto desde marzo de 2016. Los inversores, temerosos ante el programa económico del aspirante del PT, celebraron que las posibilidades de Haddad de ser el próximo presidente brasileño quedaran reducidas tras la votación. 

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“Bolsonaro quiere liberalizar la economía y reducir el Estado”, sostiene Favaro. El exmilitar ya anunció que, en el caso de obtener la victoria, su ministro de Hacienda será Guedes, quien pretende atraer más inversiones extranjeras a la primera economía de América Latina y la octava a nivel mundial. 

Evolución del real brasileño en 2018

En este sentido, las empresas españolas que tienen inversiones en Brasil, entre ellas Santander, Iberdrola y Telefónica, se muestran confiadas en el futuro de Brasil y van a seguir invirtiendo, admite una alta fuente que se ocupa de las relaciones comerciales entre España y Brasil. Y agrega que las compañías presentes en el país sudamericano ven con bastante tranquilidad un escenario en el que Bolsonaro sea investido presidente.

“El mercado le ha dado el beneficio de la duda a Bolsonaro”, afirma Clemens Nunes, doctor en economía y profesor en la Escuela de Economía de São Paulo. El economista dice que lo que más preocupa a los inversores es la disciplina fiscal, que creen más factible en un mandato de Bolsonaro.

Las empresas españolas que tienen inversiones en Brasil prefieren un Gobierno de Bolsonaro, pero igual despierta reticencias

Nunes, sin embargo, matiza: “No es un tema de la mejor alternativa entre Bolsonaro y Haddad, sino de la menos mala. Así es cómo lo ve el mercado”, destaca. Favaro asegura que “Haddad prácticamente niega el problema fiscal de Brasil” y recuerda que los inversores y empresarios demandan medidas de ajuste.

Bolsonaro ha recogido el guante y centrado la discusión económica en reducir el déficit fiscal, que es del 7,45% según los últimos datos del Banco Central de Brasil. A pesar de que su programa electoral aporta pocas precisiones acerca de sus ejes económicos y de cómo los implementará en la práctica, Bolsonaro establece que privatizará una considerable cantidad de las 147 compañías públicas que posee el Estado central. Y, de esta forma, reducirá el déficit.

Favaro subraya que “las pocas propuestas que sí están descritas en su plan de gobierno parecen poco factibles de realizarse, al menos como están descritas textualmente”. El experto siembra, además, la duda acerca de cómo hará Bolsonaro para privatizar las compañías en el plazo de un año, como marca su programa. El director de la consultora Control Risks en Brasil añade que el actual presidente brasileño, Michel Temer, “también tenía el mismo planteamiento de abrir la economía y reducir impuestos a las empresas”, pero remarca que no ha logrado un avance significativo porque “no es tan sencillo” ponerlo en práctica. 

Los obstáculos

Si bien el Congreso brasileño históricamente ha estado fragmentado y sin mayorías absolutas, la nueva composición obligará a Bolsonaro a negociar con los otros 29 partidos representados en la Cámara Baja, que cuenta con un total de 513 escaños, y con las 19 formaciones presentes en la Cámara Alta, que tiene 81 senadores. En Diputados, el PSL, con 52 escaños, será el segundo bloque detrás del PT, que contará con 56; mientras que en el Senado solamente habrá cuatro representantes del PSL.

Tal fragmentación condicionará por ejemplo la reforma del sistema de pensiones, una ley clave para Bolsonaro, que debe pasar por el Parlamento. El exmilitar quiere que Brasil deje el actual sistema de reparto y pase a uno de capitalización, es decir, pretende que el Estado deje de administrarlas y, en su lugar, sea administrado por fondos privados.

Otro inconveniente que tendrá que sortear Bolsonaro será una probable resistencia de la ciudadanía a las medidas de ajuste. Temer retiró el proyecto de reforma de la ley de pensiones en marzo de este año debido al rechazo de buena parte de la población y a las masivas movilizaciones que se realizaron en todo el país.

Por último, las alianzas comerciales internacionales que propone Bolsonaro pueden chocar con los acuerdos que Brasil ya estableció en el pasado. “Estados Unidos será el gran aliado para Bolsonaro”, pronostica Favaro. Pero para desarrollar acuerdos de comercio bilaterales, Brasil tendrá que respetar las normas que impone su pertenencia al Mercosur (Mercado Común del Sur) o saltarlas y afrontar las consecuencias, creando un nuevo foco de inquietud.

Los puntos más polémicos del programa electoral de Haddad

Fernando Haddad, economista y filósofo de 55 años, tiene un perfil sereno y moderado. El candidato a presidente del Partido de los Trabajadores (PT), exministro de Educación durante los Gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff, verdaderamente es más liberal que el programa económico que propone, afirma Alexandre Chaia, catedrático de economía en el Instituto de Negocios Insper de São Paulo. Pero a los mercados no les atemoriza su figura, sino el ambicioso plan de reformas estructurales por el que aspira a ser presidente.

Uno de los ejes económicos del PT es la reforma bancaria. El PT culpa a los bancos privados de contribuir a “la especulación financiera”, denuncia el “oligopolio” en el sector y quiere potenciar a la banca pública para que compita con ellos y ofrezca créditos a tasas bajas.

Haddad, que también fue alcalde de São Paulo por el PT entre 2013 y 2017, planea implementar una reforma tributaria progresiva y perseguir a los grandes evasores fiscales. Además, quiere que el Estado intervenga en el ingreso de capitales extranjeros y establecer regulaciones para “controlar la entrada de capital especulativo de corto plazo”. De esta manera, asegura que Brasil aumentará la competitividad y tendrá un tipo de cambio menos volátil.

Pero la reforma que más preocupa a muchos grandes empresarios brasileños y también extranjeros que poseen tierras en Brasil es la agraria. El PT lleva en su programa electoral esta propuesta, pero no explica cómo la realizará. La intención es redistribuir tierras y, llegado el caso, intervenir algunas privadas.

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