El BCE conserva una munición de 211.000 millones para inyectar al sistema
Los vencimientos hasta septiembre alcanzan los 180.864 millones Reitera que la política monetaria seguirá siendo acomodaticia
En enero concluye el programa de compra de activos del BCE y los mercados empiezan a impacientarse temerosos de que la liquidez de los últimos cuatro años se evapore. El presidente de la institución ha asegurado por activa y por pasiva que el fin de las compras no debe verse como un trauma. Mario Draghi remarcó ayer que “la política monetaria seguirá siendo muy acomodaticia”.
Los tipos de interés continuarán en sus mínimos históricos hasta la segunda mitad del año. Pero esa no es la única razón por la que los inversores deben estar tranquilos. Que el BCE deje de comprar deuda no significa que su intervención en el mercado desaparezca. La institución seguirá inyectando dinero al sistema a través de las reinversiones de los vencimientos de deuda, estrategia que lleva aplicando desde marzo de 2017.
Los últimos datos del BCE cifran en 180.864 millones los vencimientos hasta septiembre de 2019. Si a esta cantidad se suman los 30.000 millones que comprará hasta que concluya el año, Mario Draghi sigue guardando en la recámara una munición de 210.864 millones para insuflar al sistema.
La mayor parte de estos vencimientos corresponden a deuda pública. En concreto unos 143.341 millones, una cantidad pírrica si se tiene en cuenta que desde la puesta en marcha del QE en marzo del 2015 la institución ha adquirido 2,14 billones de bonos soberanos y de instituciones supranacionales como el ICO. En lo que a deuda corporativa respecta, el organismo deberá hacer frente a vencimientos por valor 6.339 millones frente a los 172.656 que guarda en balance. Los 31.184 millones de vencimientos restantes corresponden a las titulizaciones (8.002) y las cédulas (23.182 millones).
Descartado el problema de la liquidez, la atención está puesta ahora en la metodología a seguir en el proceso de reinversión. Hasta el momento, el programa de compras se ha regido por el peso que cada país tiene en la entidad, una regla que se obtiene en base a la población y el PIB. Según esto, el 25,6% de las compras del BCE se corresponden a deuda alemana frente a una cuota del 12,5% reservada para los activos españoles.
En enero el BCE deberá elegir el criterio a aplicar. El problema es que antes de que finalice 2018 la institución tiene que actualizar el peso de cada país en el capital, una revisión que se realiza cada cinco años. Las estimaciones de las firmas de análisis calculan que la actualización arrojará un incremento del peso de Alemania frente a un detrimento de la cuota de los países periféricos con Italia y España como los grandes perjudicados.
Los analistas de Bank of America Merrill Lynch prevén que a partir del próximo enero, el peso de España caiga al 12,3% y el de Italia al 17,3% frente al 17,5% que mantenía desde 2015. Por su parte, Alemania incrementaría su presencia hasta el 27,1%. Trasladado a importe, el BCE reduciría en 30.000 millones la cartera de Italia y en 22.000 la de España.
Esto coincide en un momento en el que el enfrentamiento entre Roma y Bruselas crece día a día a cuenta de los presupuestos. La deuda italiana a diez años ha subido al 3,5% en el último mes y la prima de riesgo supera los 300 puntos. En medio de esta convulsión, el país transalpino deberá hacer frente a vencimientos por importe de 282.292 millones de euros en 2019, según cálculos de Bloomberg.
Para evitar una convulsión de los mercados, en un momento en el que la volatilidad ha crecido con fuerza, los expertos barajan la posibilidad de que el BCE decidiese aplicara las nuevas claves de capital “solo al stock de bonos que posee en Fráncfort”. Es decir, solo para la parte de riesgo compartido de las compras de deuda pública. Con esto, la reducción de la cartera de España e Italia se limitaría a 2.000 o 3.000 millones. Otra cuestión a dirimir es si se mantiene la prioridad de reinvertir los vencimientos en el mismo mes que se producen o como tarde en los meses siguientes así como el principio de jurisdicción. Esto último hace referencia a que la nacionalidad de los bonos vencidos sea la misma que las reinversiones que se realizan.