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Kutxabank, Liberbank y Bankia sufrirían el mayor impacto por el nuevo impuesto a la banca

Las dudas sobre su aprobación libran al sector cotizado de más pérdidas en Bolsa Podría suponer una caída de hasta el 10% del beneficio por acción

Impuesto banca
Belén Trincado / Cinco Días
Juande Portillo

La banca española, que aguardaba impaciente el inicio del alza de tipos de interés previsto para 2019, teme ahora que el gran hito de ese ejercicio sea la instauración de un nuevo impuesto específico al sector que ayude a reflotar las cuentas de la Seguridad Social. Así lo pretende el Gobierno de Pedro Sánchez, que estima que recaudaría unos 1.000 millones al año gravando el beneficio de la banca. Los analistas advierten de que la medida afectaría especialmente a las entidades no internacionalizadas aunque aseveran que el impacto de la tasa no se ha trasladado aún a las cotizaciones por las dudas que suscita su definitiva puesta en marcha.

“La posibilidad de un impuesto a la banca sigue siendo un riesgo”, apuntan los analista de Credit Suisse en un reciente informe en el que señalan, sin embargo, que “el alza de tasas no está en el precio” de las acciones de la banca española cotizada, ni ellos lo tienen en cuenta a la hora de analizar estos valores. Así lo recogen también desde otras casas, como Goldman Sachs, donde creen que “el impacto potencial” no ha sido contabilizado por los inversores pues hubiera supuesto un castigo mayor a las acciones de las entidades españolas frente a sus competidoras europeas que, de momento, no se ha producido.

La razón, revelan los expertos de Kepler Cheuvreux es que el mercado duda de que el nuevo tributo llegue a aprobarse. Al anunciar la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que el impuesto a la banca no será inminente, subrayan los analistas, la expectativa es que se ponga en marcha en 2019 en paralelo a los Presupuestos Generales del Estado para ese año. Pero está por ver, exponen los expertos, que el Ejecutivo sea capaz de sacar adelante sus cuentas públicas con la oposición de PP o Ciudadanos y tras el fracaso a la hora de aprobar su nueva senda fiscal en julio.

En última instancia, aunque Sánchez lograra los avales necesarios para impulsar las cuentas públicas con el apoyo de  Podemos, nacionalistas vascos y catalanes, desde Kepler vaticinan que el PNV no prestaría sus cinco votos (que dieron la victoria a la moción de censura contra Mariano Rajoy) a un impuesto a la banca que tendría a la entidad vasca Kutxabank como una de las principales afectadas.

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La tasa esbozada por los socialistas gravaría el beneficio de la banca al 8% a fin de recaudar unos 1.000 millones al año, que Kepler asume que superarían los 1.500 millones anuales en solo dos o tres años. El impacto sería especialmente grave para Kutxabank, Bankia y Liberbank, que perderían más del 10% del beneficio por acción, según sus analistas, frente al entorno del 8% para Unicaja, Bankinter y Sabadell, o cerca del 6% para CaixaBank. El impacto sería mucho menor para Santander o BBVA al depender más de sus beneficios globales. El mayor castigo a la pequeña banca es un “problema clave” del diseño del impuesto, dice Goldman Sachs, que probablemente lleve al Gobierno a redefinirlo o a buscar alternativas, asume. Máxime teniendo en cuenta que esta tasa también elevaría los activos fiscales (DTA) que podrán aprovechar los bancos.

De hecho, los analistas ven más probable que el Ejecutivo termine impulsando un incremento de la tasa de depósitos, elimine la deducción fiscal por el pago del cupón de los cocos, impulse una tasa sobre transacciones financieras del estilo a la que existe en Francia, grave los dividendos de las participadas de la banca, ponga coto al uso de los DTA, o una combinación de varias de estas alternativas. El impacto bursátil dependerá de la fórmula que prospere.

El Gobierno aprobará el viernes el techo de gasto

El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar el próximo viernes el nuevo techo de gasto para 2019 y la senda de déficit para los próximos años. Antes de eso, el Gobierno llevará la propuesta al Consejo de Política Fiscal que se celebrará el miércoles de forma telemática con los representantes de las distintas comunidades autónomas. El Ejecutivo tiene previsto impulsar las mismas cifras que ya presentó en julio al Congreso, cuando no logró los apoyos suficientes para ver aprobada su nueva senda fiscal, y que suponen elevar el techo de gasto hasta los 125.064 millones de euros. También repetirá los objetivos de déficit recién pactados con Bruselas, del 1,8% del PIB en 2019; el 1,1% en 2020 y el 0,4% en 2021. Sacar adelante estas cifras es paso obligado para la presentación de los nuevos Presupuestos Generales.

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