Volatilidad bursátil en vacaciones: ¿hay que temer a agosto?
¿Cómo actuar cuando el mercado sufre fuertes oscilaciones? En agosto hay un menor volumen de negociación
Llegando a la recta final de julio hay quienes están apurando sus últimos días de vacaciones, mientras que otros están con la vista puesta en los días de descanso que les esperan. Con la llegada de agosto, el mes por excelencia de vacaciones, la mayoría de las ciudades se vacían, las oficinas se despejan, el tráfico disminuye y, de forma casi inevitable, el comportamiento de los mercados cambia. ¿Cómo tenemos que interpretar la volatilidad? ¿Qué estrategia debemos tener en cuenta?
Por ello, para muchos inversores, el mes de descanso y ocio se vuelve una temporada algo intranquila. La norma nos dice que agosto suele ser un mes donde reina la paz en los mercados, con un menor volumen de negociación y con menos protagonistas y elementos geopolíticos que puedan perturbar esta calma veraniega. Sin embargo, esto no se siempre se cumple.
La premisa de “sell in may and go away”, que viene a decir que vendas en mayo y permanezcas fuera del mercado hasta octubre -bajo la idea de que las rentabilidades que se obtienen de octubre a mayo son más elevadas-, se sigue, a veces, o por lo menos, con más voluntad en agosto.
Si miramos hacia el comportamiento que ha tenido la bolsa española durante los meses de agosto de los últimos cinco años, vemos que la actividad ha caído cada año en ese mes. Las cifras que publica Bolsas y Mercados Españoles (BME) sobre el volumen de negociación, reflejan que, cada mes de agosto, la actividad baja, sustancialmente, respecto al mes de julio. En concreto, en agosto de 2017 se negociaron un total de 33.644 millones de euros, frente a los 52.172 millones de euros de julio. Y si retrocedemos más, las caídas mensuales de agosto de 2013 y 2014 rozan el 50%.
Menos actividad y más volatilidad
Es precisamente este escenario de menor volumen de negociación el que suele mantener en vilo al inversor que está de vacaciones, porque, aunque parece que los mercados se pueden estar tomando un descanso, lo cierto es que al haber menos operaciones cualquier noticia puede causar fuertes movimientos en los precios.
En las últimas dos décadas, agosto ha sido el mes en el que más se ha incrementado la volatilidad
Así, nos podemos encontrar con veranos muy tranquilos con poco movimiento y otros, en los que, al haber poca liquidez, los activos se mueven rápidamente al calor de alguna noticia inesperada. En los últimos cinco años, el Ibex 35 ha cerrado agosto en números rojos durante tres años y las caídas de ese mes han sido mayores que las subidas: en 2017 perdió un 1,93%, en 2016 subió un 1,51%, en 2017 cayó un 8,24%, en 2014 se revalorizó un 0,20% y en 2013 se dejó un 1,69%.
La caída del 8% de agosto de 2015 se produjo durante el mes en el que tuvo lugar el ya conocido como ‘el lunes negro de las bolsas’ -24 de agosto de 2015-, cuando la crisis que se vivió en China, con la devaluación del yuan, provocó fuertes pérdidas en todos los índices bursátiles, mientras que la volatilidad subía con fuerza.
El VIX, el índice que mide la volatilidad de los mercados, también conocido como ‘el índice del miedo’, subió durante el 24 y el 25 de agosto un 46% y 45% respectivamente. Precisamente, en agosto de 2015 el VIX se disparó un 134,57%, la mayor subida de este índice desde que se toman datos en 1990.
Si desde esa fecha miramos cuándo se han producido los mayores incrementos de la volatilidad, vemos que la tercera mayor subida se produjo en agosto de 1998, cuando se incrementó un 78,55%. Además, desde Bloomberg señalan que, en las últimas dos décadas, en promedio agosto ha sido el mes en el que más se ha incrementado la volatilidad.
Actualmente, el VIX está cotizando en la zona de los 12 puntos, por debajo de su media histórica de 19 puntos, y bastante lejos de los máximos históricos de 89,53 puntos que marcó en octubre de 2018, con el estallido de la crisis de las hipotecas subprime.
Este índice, que se mira siempre con lupa cada vez que hay fuertes movimientos bursátiles siempre sube cuando el mercado cae. En concreto, el VIX mide la volatilidad implícita que hay en las opciones sobre las acciones que componen el S&P 500 para un mes. Así, lo que sucede es que los inversores tienden a entrar en este índice cuando quieren protegerse de posibles caídas, es decir, actúa a modo de activo refugio.
¿Cómo actuar en jornadas de volatilidad?
Pasado el ecuador del año y en pleno verano, muchos inversores miran hacia sus inversiones con cierta inquietud. 2017 fue un año atípico, con la volatilidad en mínimos históricos y con una calma que este año algunos han echado de menos.
Por ello, y con la vista puesta en los vaivenes que puedan sufrir las bolsas este verano, el inversor debe fijarse un objetivo a largo plazo y recordar que el tiempo siempre es su mayor aliado para apaciguar las jornadas de fuerte volatilidad. Es decir, cuanto más tiempo esté invertido, más probabilidades tendrá de conseguir la rentabilidad objetivo que esperaba y de que su inversión no pierda valor.
Además del tiempo, las emociones también juegan un papel importante. La norma nos dice que el inversor, ante jornadas de fuertes caídas, tiende a vender rápidamente por el temor a perder más, en lugar de mantenerse y esperar a ver una recuperación.
Asimismo, los sentimientos, siguiendo la teoría que explica el behavioural finance, llevan a que el inversor infravalore las ganancias y sobrevalore las pérdidas, es decir, a que le afecten mucho más perder dinero que ganarlo.
Así, a la espera de lo que pueda dar de sí agosto en los mercados financieros, el inversor no tiene que perder de vista su horizonte temporal de inversión y tiene que recordar que, para bien o para mal, las vacaciones siempre llegan a su fin, también en los mercados.