Caser sondea un estreno en Bolsa para dar liquidez a sus accionistas
Los bancos que presiden Gual y Goirigolzarri tienen el 26,5% La valoración mínima de la aseguradora ronda los 1.000 millones
El número de accionistas de Caser ha ido reduciéndose, y aún así tiene siete socios con más del 9%. La desaparición de las cajas de ahorros transformó su accionariado y disminuyó su negocio. En 2013, dejó de vender seguros en las oficinas de Bankia, que dio prioridad a la alianza con Mapfre. Esta situación volverá a reproducirse ahora. Después de la fusión con BMN, el banco que preside José Ignacio Goirigolzarri liquidará el acuerdo heredado con la aseguradora.
Bankia, sin embargo, controla el 15% de Caser, mientras que CaixaBank retiene el 11,5% heredado de Banca Cívica y de Caixa Girona, pero en sus oficinas vende sus propios seguros. También rompió con su todavía participada en 2013.
La facturación de la aseguradora ha caído de los 3.202 millones de euros en 2011 a los 1.991 del año pasado, y su beneficio neto, de 92,3 millones de euros a 66,3. Su rentabilidad sobre fondos propios (ROE) quedó en el 7,5%, inferior al 8% que paga por su deuda subordinada que expira en 2026.
Los dos grandes bancos surgidos de las antiguas cajas de ahorros quieren vender sus acciones más o menos desde hace cinco años. Y fuentes financieras señalan que la penalización de las participaciones en otras entidades financieras sobre las ratios de solvencia y que Caser haya estabilizado su negocio están acelerando las fórmulas para buscar una salida a estos socios. La propia Abanca redujo su participación el año pasado desde el 10,3% al 9,99% para no verse doblemente castigado en las ratios de capital por superar el doble dígito. Caser compró esa participación para autocartera.
Esa solución fue posible debido al pequeño porcentaje, pero el 26,5% que suman Bankia y CaixaBank es otra historia. También otros accionistas, como Sabadell (1,79%) y BBVA (0,24%), quieren vender. Una posibilidad encima del tapete es la eventual salida a Bolsa. Fuentes conocedoras de la situación señalan que sería una fórmula óptima para dar liquidez a los accionistas que quieran salir, si bien indican que esta alternativa ni se ha pasado por el consejo ni se han contratado asesores.
La opción tendría que contar con el beneplácito de la aseguradora Covéa, que controla el 20%. En los estatutos de Caser aparece negro sobre blanco que una decisión de ese tipo tendría que contar con el visto bueno de más del 81% del capital. Es decir, la firma gala dispone de capacidad de veto. Y en los últimos años, esta se ha puesto de perfil.
Una opción es que la firma consienta al estreno en Bolsa y ella misma utilice esta fórmula para hacer caja. El escenario opuesto es que Covéa contribuya a dar liquidez a los accionistas que quieren salir con la adquisición de sus participaciones. La tercera alternativa es que llegue una oferta atractiva por el 100% que convenza a todos los accionistas.
El fondo chino Fosun hizo una propuesta el año pasado, pero esta fue rechazada por los socios, como publicó Vozpópuli. La oferta fue descartada por varias cuestiones, entre ellas el precio y también la escueta confianza en la seriedad del eventual comprador, según fuentes financieras.
En el núcleo duro de Caser hay accionistas que sí mantienen el interés en la compañía. Son Ibercaja Banco, Unicaja Banco, Liberbank y Abanca, que venden sus seguros y retienen el 46% del capital. Los analistas consultados señalan que la valoración de Caser superaría los 1.000 millones de euros, si se utiliza como parámetro para la comparación a los otros dos rivales cotizados en España: Mapfre y Catalana Occidente. Fuentes del sector añaden que Caser se ha sacudido en los últimos años gran parte de su dependencia de la red bancaria para distribuir sus seguros gracias al desarrollo una plantilla de 2.300 mediadores; ahora menos del 50% de su negocio nuevo proviene de ese segmento.
Con todo, los expertos señalan que Caser todavía sufre una gran inestabilidad, debido a la posibilidad de que finalice algún acuerdo adicional con los accionistas que le siguen prestando respaldo a través de sus oficinas. Una eventual vuelta de tuerca a la concentración en el sector bancario iría en su contra. Es cierto que Caser recibiría indemnizaciones en caso de que las entidades decidieran poner fin a las alianzas, pero tendría que ser capaz de recomponer su modelo de ingresos.