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Un superpoder tecnológico conlleva su propia kryptonita

Los empresarios eligen mensajes optimistas frente al temor por el futuro del empleo

El fundador de Yahoo, Jerry Yang.
El fundador de Yahoo, Jerry Yang.REUTERS

Es difícil ser escéptico en una conferencia de tecnología. La emoción sobre los avances que realmente podrían cambiar el mundo es contagiosa. El jefe de VMware, Pat Gelsinger, ensalzó esta semana los “cuatro superpoderes” de la tecnología: la nube, los dispositivos móviles, los dispositivos conectados y la inteligencia artificial (IA). El problema es que estos poderes vienen con un tipo de kryptonita que a la industria le cuesta reconocer.

Los empresarios, inversores y ejecutivos tecnológicos que se reunieron en la Fortune’s Brainstorm Tech en Aspen, Colorado, se muestran receptivos a mensajes optimistas. El expresidente ejecutivo de Yahoo Jerry Yang dijo que la denominada supremacía cuántica, es decir, que superordenadores puedan abordar problemas que hoy son irresolubles, está a tan solo cinco años de distancia.

Hay mucho potencial en la combinación del big data con la IA. El CEO de Uber, Dara Khosrowshahi, y el fundador de su rival Lyft, John Zimmer, describieron los objetivos paralelos de la democratización del transporte, que pasan por mezclar las alternativas públicas con el uso de coche compartido.

Sin embargo, el éxito social y financiero de la tecnología tiene consecuencias negativas también. A corto plazo, existen ciertas preocupaciones que van desde la adicción a la tecnología hasta la protección de datos inadecuada. A largo plazo, la IA destruirá incuestionablemente el empleo, según Jeetu Patel, jefe de estrategia de Box. Patel explicó que un ingreso básico universal subvencionado por los Gobiernos es casi una certeza para el futuro.

Además, es probable que la destrucción de la fuerza de trabajo de la IA afecte desproporcionadamente a los pobres, a las mujeres y a las personas de color. Estos efectos dañinos carecen de respuestas. Algunos tecnólogos apenas los reconocen; otros los ven como un problema ajeno. Los inversores animan a las startups a concentrarse en el crecimiento con poca o ninguna preocupación por las consecuencias.

La mayoría de los empresarios parecen querer mejorar el mundo. Pero hay pocas ganas de desacelerar el ritmo para evitar problemas. Mark Zuckerberg, de Facebook, hace mucho tiempo que retiró su mantra basado en la rapidez de movimientos y la disrupción, pero sus compañeros siguen haciendo exactamente eso.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Daniel Domínguez, es responsabilidad de CincoDías.

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