Islas Skellig, naturaleza primigenia en Irlanda
El monasterio es uno de los más remotos del mundo cristiano Algunas escenas de Star Wars se rodaron en este paraje
No es un destino al uso ni tampoco para todo el mundo. Es un lugar inhóspito y salvaje, pero de una belleza cautivadora. En la ruta costera del Atlántico irlandés, las Skellig, dos islas verdes y pedregosas, se levantan majestuosas en una de las zonas más hermosas de la llamada isla esmeralda, justo en la esquina suroeste, en el condado de Kerry.
Es un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y que el escritor irlandés George Bernard Shaw describió como “parte de nuestro mundo de ensueño”. Sí, parecen irreales al verlas surgir del océano, una fantasía.
De las dos islas, la más grande, Skellig Michael, tiene una especial importancia religiosa e histórica. Existen referencias del lugar datadas en el año 1400 a. C. y aparece en algunas leyendas ancestrales irlandesas.
Pero lo que realmente distingue a Skellig Michael es que en esta isla golpeada por las tormentas atlánticas vivió durante siglos una comunidad de monjes completamente aislada. Parece que los asentamientos monásticos, unas cabañas de piedra en forma de colmena, llamadas clochain en gaélico, situadas en la cima de la isla, se remontan al siglo VI.
Según algunos historiadores, los monjes que se asentaron en este enclave bajaban todos los días el acantilado de más de 600 escalones, que ellos mismos tallaron en la roca, hasta alcanzar el agua para pescar. Por su ubicación, se trata de uno de los monasterios más remotos de todo el mundo cristiano.
Aquella debió ser una existencia extrema y ascética, pero aun así la isla estuvo ocupada sin interrupción hasta el siglo XII, cuando los monjes la abandonaron y se trasladaron a tierra firme. La paz monástica la interrumpieron los vikingos antes, en el siglo IX, con una serie de incursiones que amenazaron la existencia de esta comunidad.
La pequeña Skellig nunca estuvo habitada y está cerrada al público, pero en ella se encuentra la colonia de alcatraces más grande de Irlanda, con más de 20.000 parejas reproductoras, un auténtico disfrute cuando los barcos rodean la isla.
Pardelas pichonetas y frailecillos pueblan también Skellig Michael, donde se concentra una de las mayores colonias de estas aves marinas del mundo.
Skellig Michael solo puede visitarse entre los meses de mayo y octubre, y no siempre está garantizada la travesía. El viaje no es largo, está a unos 12 kilómetros del pueblecito pesquero de Portmagee, de donde parten la mayoría de los barcos. Es una hora de viaje en pequeñas embarcaciones con capacidad para no más de 10 o 12 personas, pero incluso en verano los vientos y las corrientes pueden ser muy fuertes, lo que añade un plus de aventura, y también de mareo, al trayecto, con frecuencia agitado y con lluvia.
Superado el viaje, y una vez en tierra, la agreste naturaleza de la isla aparece con todo su vigor: un paisaje escarpado de una cruda belleza, donde el verde brillante de la hierba contrasta poderosamente con los muros de roca y las escaleras de piedra que llevan hasta los asentamientos monásticos, a unos 218 metros de altura.
Las personas con vértigo o sin mucho ánimo para subir 600 escalones deberían abstenerse; los escalones de piedra, casi siempre húmedos, pueden ser traicioneros.
Para los que se atreven, es un privilegio alcanzar la cima. El número de personas que llegan a la isla diariamente es limitado, por lo que es muy recomendable reservar con antelación; al año no son más de 15.000 los visitantes.
El asentamiento principal se compone de varias pequeñas chozas de piedra, una técnica de construcción de los primitivos habitantes de la isla que se mantuvo hasta la Edad Media y que sigue aguantando los embates del tiempo.
Hay también dos oratorios, los restos de una iglesia y un pequeño cementerio con cruces célticas y estelas ilegibles. El recinto incluye cisternas para almacenar agua de lluvia, una letrina, dos huertos y una zona para animales domésticos. Todo ello situado en un conjunto de terrazas de vértigo.
Escenario de película
Skellig Michael saltó a la fama al ser elegida como escenario de Star Wars. Aquí se rodó el final de El despertar de la fuerza y es también el lugar donde se entrena Rey en Los últimos jedi.
El condado de Kerry es una de las pocas zonas gaeltacht de Irlanda, es decir, cuya población usa la lengua gaélica, y forma parte de la ruta costera del Atlántico. En sus pueblos se puede disfrutar de la mejor Irlanda: pubs con música tradicional, pescado y marisco y antiguas abadías y castillos.
Iberia Express tiene dos vuelos semanales a Cork. Es el punto de partida para recorrer la costa atlántica irlandesa.