El cese de Moreno del consejo de Sacyr abre una guerra judicial y crea un "martir del gobierno corporativo"
La propuesta de expulsión realizada por el órgano de decisión, fue votada por 13 consejeros contra el afectado Moreno pedía limitar los poderes del presidente Manrique con el futuro nombramiento de un CEO
El intento de poner límite a los poderes de Manuel Manrique, como presidente de Sacyr, ha terminado al mediodía de hoy con el accionista y consejero díscolo José Moreno fuera del órgano de decisión. Los suyos se refirieron a él, durante la junta del grupo de construcción, como “primer mártir de la transparencia y del gobierno corporativo en España”. Se da por seguro que habrá batalla judicial entre Sacyr y el que es uno de sus accionistas más relevantes, con participaciones que oscilan entre el 5% y el 12,5% en función de la contratación de derivados.
De momento, el expulsado ha confirmado a través de un comunicado “el compromiso de mantener la posición en Sacyr”. Dos días antes hizo pública su intención de cristalizar sus derivados en participación directa. Una circunstancia que abre la posibilidad de que Moreno pida en el futuro recuperar su representación entre el grupo de administradores.
El cese fue votado a propuesta del consejo. “No podemos permitir que nada ni nadie, con propósitos individuales que van en contra de la mayoría, nos desvíe de la dinámica de crecimiento y de transformación”, ha arengado el presidente Manrique durante su intervención ante los accionistas.
"No podemos permitir que nada ni nadie, con propósitos individuales, nos desvíe de la dinámica de crecimiento y de transformación", afirma el presidente de Sacyr
Moreno venía reclamando en las últimas semanas importantes cambios en las reglas de juego, con iniciativas como la limitación de los poderes y labores de Manrique. Una de sus propuestas era el nombramiento de un consejero delegado cuando el presidente cumpla, en 2019, los 65 años.
La mayor de las faltas del dominical díscolo ha sido trasladar a la opinión pública, a través de comunicados de prensa, su disensión en el seno de Sacyr. A ello se suma la presentación de una reciente denuncia contra la sociedad, ante el juzgado de los mercantil número 10 de Madrid, por supuestos límites a la libre transmisión y compra de acciones cuando esas operaciones conllevan la cesión de derechos de uso. Una novedad que fue introducida en el reglamento del consejo el 26 de abril.
La constructora le acusa de ir contra el interés social, la reputación e imagen de la compañía. Y en no pocas ocasiones Manrique recordó la obligación de los consejeros de primar el interés de Sacyr sobre los particulares.
La enésima batalla interna
La jornada ha recordado a pasadas batallas de poder en la constructora. El representante de la instrumental Beta Asociados fue recibido en el consejo previo a la junta con la posición unitaria del resto en su contra.
Manrique y sus partidarios, incluidos los seis independientes entre 14, acudían con artillería: las comisiones de Auditoría y de Nombramientos expusieron sendos informes que respaldaban la decisión de pedir a Moreno Carretero que pusiera su cargo de dominical a disposición del consejo, por la falta a su deber de lealtad. Se trataba de documentos exprés, encargados una semana antes a la vista de cómo se estaban sucediendo los acontecimientos.
Moreno se negó a que se votara en la antesala de la reunión de accionistas sobre su continuidad o no, pero sabía que tenía la batalla perdida. Eran 13 contra 1, y se optó por que el futuro inmediato de este dominical fuera decidido en la junta.
Finalizada la reunión del consejo se pudo ver al derrotado con la única compañía de sus abogados, probablemente lamentando el desenlace.
Comenzó la junta. Manrique en su sillón de presidente, y su opositor justo detrás. En los primeros lances de la reunión, el secretario anunció el bombazo: se iba a votar el cese de Beta Asociados y su representante José Moreno.
Durante el turno de los partícipes, un hombre de Beta argumentó que se estaba llevando a cabo una “ejecución societaria”. La única intención de quien iba a ser apartado, continuó el abogado, era “traer transparencia a la empresa”.
Un minoritario promovió una acción social de responsabilidad frente a Beta, lo que da paso a una posible demanda de Sacyr
En el complemento a la convocatoria de la junta de accionistas, Moreno pedía el citado nombramiento de un CEO y diseño de un plan de sucesión; la adopción de cláusulas que limiten la remuneración de los consejeros, incluido el ejecutivo; que lo percibido por representar a Sacyr en el consejo de Repsol engrose la caja de la constructora, y que se impongan reglas sobre la situación de las instrumentales para poder tener representación en el consejo. Eran torpedos contra Manrique: son el propio presidente y el consejero José Manuel Loureda quienes cobran de Repsol, y el vehículo inversor del presidente (Cymofag) lleva ocho años sin registrar sus cuentas.
Pero estas propuestas no obtuvieron respaldo y sí fue atendida por la junta la que lanzó el conocido accionista Felipe Izquierdo. Se presentó como “letrado de provincias” y sacó adelante una acción social de responsabilidad frente a Beta Asociados. Un paso que obliga a Sacyr a promover acciones legales por daños y perjuicios.
“Ha sido una decisión dolorosa, pero no teníamos otra opción. Lamento esta situación a nivel personal y empresarial”, expresó Manuel Manrique en la rueda de prensa posterior a la junta.
El contexto de la junta
Antecedentes. Moreno Carretero entró en Sacyr en 2011 llamado por el expresidente Del Rivero. Fue en una ampliación de capital, en la que también invirtió Tomás Fuertes. Hasta el año pasado mantuvo perfil bajo, pero reclamó el reequilibrio de participaciones en función de su fortalecimiento y la caída en el capital del presidente.
Los argumentos de Manrique. El ejecutivo desmontó cada una de las peticiones de Moreno. Explicó que no es necesario nombrar un CEO porque el poder ya está repartido entre el presidente y los cuatro consejeros delegados de las divisiones de negocio. Frente a la exigencia de transparencia sobre la situación de las instrumentales en el consejo, recordó que la suya, Cymofag, acaba de renunciar a su único dominical. Y ante la reclamación de reglas que obliguen a la devolución de remuneraciones cuando se basan en cuentas erróneas, señaló que no es necesario porque Sacyr tiene la obligación de reclamar.
Límites. Manrique reconoce que el consejo no puede prohibir la compraventa de acciones, pero sí recomendar sobre estos movimientos a sus consejeros si las operaciones son susceptibles de alterar la cotización.