Bruselas rebaja los eurobonos a una mera titulización de deuda pública
El nuevo activo será la fusión de bonos nacionales sin mutualizar La CE espera que la banca comercialice el nuevo producto
A falta de eurobonos, vetados por Alemania y otros países del norte, la Comisión Europea tiene previsto proponer esta jueves una alternativa que permitiría la fusión parcial de los bonos nacionales y su colocación conjunta en el mercado, según el borrador del nuevo proyecto.
El modelo, impulsado por el vicepresidente de la CE Valdis Dombrovskis, podría llegar a movilizar hasta 1,5 billones de euros al año. Y aunque cada país seguiría asumiendo la responsabilidad del pago de su parte, Bruselas considera que sería un avance para los países de la Unión Monetaria.
La CE cita como ventajas que el nuevo bono permitiría contar a la zona euro con un nuevo activo libre de riesgo, ofrecería a los bancos la posibilidad de reducir su cartera de bonos nacionales y ofrecería otra vía de financiación a los países con baja calificación crediticia. La denominación del nuevo bono será SBBS, según sus siglas en inglés.
La propuesta legal allana el camino para que el sector financiero desarrolle el nuevo cóctel y lo comercialicen. El principal aliciente ofrecido por Bruselas es que el bono supranacional computará como riesgo cero a efectos de las normas europeas sobre capital, lo que puede animar a bancos y aseguradoras a atesorar un activo que no requiere ser provisionado.
Para el inversor internacional
Aparte del BCE, los bancos y aseguradoras son los principales tenedores de deuda pública de la zona euro, con 3 billones de euro en total, según datos del ESRB (European Systemic Risk Board). Bruselas espera que una parte de esa cartera se derive hacia el nuevo bono supranacional, aunque reconoce que el nuevo título tal vez resulte más atractivo para los inversores extracomunitarios. De los 800.000 millones de euros en deuda supranacional (con títulos como los del MEDE), la mitad están manos de inversores internacionales, mientras que en deuda nacional esa cuota cae al 25%.
El nuevo bono, sin embargo, tendrá características peculiares porque estará compuesto por la suma de bonos nacionales, cada uno con su perfil de riesgo. La cuota de cada bono nacional se fijará en función de la participación de cada país en el capital del Banco Central Europeo, lo que asigna a España un potencial de colocación equivalente al 12%.
Pero el reparto tiene limitaciones porque los países más fiables y habitualmente con menos problemas de financiación tendrán reservado la mayor parte del bono, para atraer y tranquilizar a los potenciales inversores.
Bruselas propone, según el borrador, que el 70% del bono se componga con deuda pública de los países con las mejores calificaciones crediticias, como Alemania. Ese tramo del bono se consideraría sénior a efectos de impago y el inversor siempre recuperaría su dinero.
El 30% restante asumiría mayor riesgo y estaría compuesto por países con calificación crediticia media (como España o Italia) o baja. De producirse quitas o impagos, afectarían solo a esa parte del bono.
Aun así, la Comisión estima que todos los países saldrán beneficiados porque el mercado dispondrá de un título seguro y reducirá su dependencia del bono alemán como valor refugio. Y los países con más riesgo o con menos capacidad de emisión contarán con una vía de financiación que, según las estimaciones de Bruselas, no será tan barata como la que disfruta Alemania (0,57% en estos momentos frente al 1,3% de España o el 2% de Italia) pero sí algo mejor que la de Francia (0,87%).
Introducción gradual
Los estudios previos a la propuesta, elaborados por la Junta Europea de Riesgos Sistémicos (ESRB), calcula que el nuevo bono podría arrancar con un volumen de emisión anual de unos 24.000 millones de euros, cifra equivalente al 3% de las emisiones de deuda pública de los socios del euro.
El mismo análisis augura que el mercado aceptará el nuevo título y podría llegar a alcanzarse una emisión anual de 1,5 billones de euros, un volumen que, según el SRB, no dañaría la liquidez de la deuda nacional que, en la actualidad, tiene en el mercado emisiones vivas por valor de 9 billones de euros.
El nuevo bono, sin embargo, levanta suspicacias en casi todos los países. Los que gozan de una excelente calificación crediticia temen que el mercado trate el megabono en función del país con más riesgo del paquete, lo que elevaría sus costes de financiación en períodos de crisis. Y los países con calificación media o baja vislumbran la amenaza de que, tras la creación del megabono europeo, los inversores releguen a un segundo plano la deuda nacional, en particular, la que comporte algún riesgo.
La propuesta podría impulsar, además, las intenciones de Berlín de acabar con el privilegiado estatuto de la deuda pública nacional de activo libre de riesgo a efectos de capital bancario. Con un nuevo activo seguro supranacional, los bonos nacionales podrían ser penalizados en función del riesgo de cada país, lo que obligaría a los bancos a provisionar la deuda pública menos fiable y complicaría las colocaciones de los Tesoros en épocas de crisis.