La tecnología se adueña del día y la noche de los museos
En la iniciativa participan unos 4.000 centros de Europa La hiperconectividad de herramientas y de público es el lema de esta edición
Pocos habrían apostado en los primeros años de crisis económica por que los museos españoles aguantarían el pulso. Para contextualizar la gran brecha vivida, basta con echar un vistazo a la evolución de las cuantías que los Presupuestos Generales del Estado han reservado año tras año a la Dirección General de Bellas Artes, de la que dependen buena parte de los museos más importantes del país. En 2009, la entidad recibió una dotación de 248 millones de euros, que quedó reducida en 2017 a 150 millones. En los Presupuestos de 2018, la cifra aumentó únicamente en ocho millones.
Pese a estos datos y a la falta de fondos que han sufrido también los centros privados, otros números han sido relativamente buenos para el sector. En 2017, el Reina Sofía recibió más de 3.880.000 visitantes, el Prado superó los 2.800.000, el Guggenheim logró su mejor cifra, con 1.322.611 personas, y el Picasso de Barcelona pasó del millón. Pese a que otros como el Macba y el Thyssen perdiesen un 20% de visitantes respecto a 2016, el pasado ejercicio fue considerado, a grandes rasgos, un buen año.
Buena parte del acierto es de los propios museos, tanto de los privados como de los de titularidad pública, quienes han impulsado diferentes iniciativas para atraer a más público. Una de las más conocidas es la que se celebra hoy y mañana, el Día y la Noche de los Museos, un proyecto creado en 1977 por el Consejo Internacional de Museos y al que cada año se suman más pinacotecas. También en España. Decenas de ellas abren hoy sus puertas, con acceso gratuito, y otras tantas se suman el sábado por la noche, cada una con sus respectivas horas. Entre otras, el Museo Nacional del Prado, el Thyssen, el Reina Sofía, los Museos Picasso de Barcelona y Málaga, el Museo Dalí de Figueres, el Guggenheim de Bilbao y el IVAM de Valencia.
“Son un día y una noche muy importantes para nosotros, porque conseguimos atraer la atención de un público que generalmente no nos visita”, explica Evelio Acevedo, director gerente del Museo Thyssen-Bornemisza. Generalmente, la de esos perfiles jóvenes que quizá están más alejados de las pinacotecas, cuenta. “La noche, además, ofrece a los visitantes una oportunidad única, ya que es muy poco habitual poder ver arte a esas horas. Y la experiencia es muy diferente”, señala Ana María Moreno, coordinadora general de educación del Museo del Prado. Las cifras lo avalan: la citada pinacoteca multiplicó sus visitas por tres en la edición del año pasado en comparación con un fin de semana corriente, y el Thyssen por su parte lo incrementó en nueve.
Tal y como relata Acevedo, hoy en día los museos solo tienen dos fórmulas para poder compartir su patrimonio con la audiencia. Por una parte, la imaginación, con campañas llamativas y atractivas. Por otro, las nuevas tecnologías, que multiplican las posibilidades de cada obra. “Y este año tenemos las dos”. Porque el lema de esta edición es Museos hiperconectados: enfoques nuevos, públicos nuevos, con el que la organización busca enfatizar en el papel de las nuevas tecnologías y todo su potencial, además de la necesidad de que el mundo del arte se acerque cada vez a más disciplinas.
“En nuestro caso, habrá un concierto de jazz basado en la improvisación, que a su vez hará paralelismos con los bocetos de la exposición de Rubens”, explica Moreno. La pinacoteca madrileña también contará con diferentes actividades relacionadas con las nuevas tecnologías. Algo que también hará, por su parte, el Thyssen, al poner en foco en dos herramientas con las que están trabajando, “con las que el visitante puede entrar dentro del cuadro y hacerse una foto, además de viajar dentro de la obra”, detalla Acevedo. Estas son solo algunas de las ideas sobre las que se moverán los más de 200 centros, entre museos, galerías y edificios, que participan este año en la iniciativa.