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Sobrecargar la política monetaria

a producción industrial de EEUU aumentó un 0,7% mensual en abril, en lo que supone el tercer mes consecutivo de subidas. El incremento, levemente superior al esperado por los economistas (+0,6%) se debió principalmente al sector manufacturero, que creció un 0,5% y al de la de minería (que incluye gas y petróleo) que lo hizo en un 1,1%. Por su parte, la producción de automóviles registró un descenso del 1,3%. En tasa interanual, la actividad industrial estadounidense creció un 3,5% levemente por debajo del 3,7% que registraba en marzo. Con respecto a la producción manufacturera, la tasa interanual se redujo algo más ya que se situó en el 2,0% frente al 2,7% de marzo. Quizás lo más destacado viene del hecho de que la utilización de su capacidad productiva aumentaba de manera significativa al pasar del 77,6% en marzo al 78,0% en abril, el nivel más alto desde el 78,1% de marzo del año 2015.

Por otro lado, las nuevas construcciones de casas en los EE.UU. cayeron en abril y los permisos se desplomaron. Los inicios de construcción de viviendas bajaron un 3,7% hasta los 1.287 millones (tasa anual desestacionalizados) mientras los permisos para construir casas nuevas cedieron un 1,8% hasta los 1,352 millones de unidades. El dato esta por debajo de los esperado por el mercado ya que, analistas consultados en un sondeo de Reuters, proyectaban que los inicios de construcción de viviendas bajaran a los 1,310 millones de unidades y que los permisos retrocedieran a los 1.350 millones. Aún así las nuevas construcciones están por encima de la media de 1.172 millones vigente desde el 2015 8aunue peligrosamente acercándose) y todo ello con una sorprendente recuperación del empleo en el sector que debía indicar que las construcciones debieran estar ahora en el entorno de las 1.800-1.900 millones de unidades (tasa anualizada).

Visto el dato en perspectiva, los niveles actuales de nuevas construcciones y permisos de construcción son los mismos que a mediados de los 90's.

Por otro lado, el presidente del BCE, Mario Draghi, abogó ayer durante un discurso pronunciado en Florencia para que la eurozona se dotase de una herramienta fiscal que contribuya a la convergencia entre los países de la zona euro durante periodos de crisis, relajando así los riesgos para los miembros más débiles y evitando sobrecargar a la política monetaria. Esta misma es la tesis que Emmanuel Macron desde Francia y Christine Lagarde desde el FMI apoyan ya que ambos han venido recomendó desde hace tiempo la creación de un fondo común de emergencia en la Eurozona. Como es bien sabido, Alemania se opone. Aún así las palabras de Draghi apuntan a un agotamiento de las medidas de estimulo y la creciente necesidad de andar ya, sin más dilación, por el camino de su "normalización". Las fantasias de su permanencia más allá de este año no parece que puedan ser ciertas.

Por último, la rentabilidad del bono americano a 10 años cerró ayer en el 3,09%, la mayor en siete años. Mucho se ha hablado de sus razones. La primera se achaca a la inflación pero se descuida el hecho de que:

1) existe menos demanda de bonos de los EEUU por parte de los inversores europeos y asiáticos (en el pasado compradores netos de bonos pero que en los últimos meses están deshaciendo posiciones)

y 2) el fuerte aumento de oferta de bonos que representará el plan fiscal de Trump.

Ambos factores no son positivos para el USD en el medio plazo.

Mantenemos la expectativa de una recuperación del EUR, una vez se liquiden todo el exceso de posiciones compradoras, en el medio plazo.

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