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El Corte Inglés aplazará una emisión de bonos de 1.200 millones por el conflicto interno

La venta de deuda se pospone hasta después del verano La operación se aplaza hasta resolver las luchas en el consejo

Las batallas en el seno de El Corte Inglés no pondrán en peligro la progresiva puesta en orden de las finanzas del gigante de la distribución, aunque sí la retrasarán. En enero acordó la refinanciación de su deuda por 3.650 millones de euros con Bank of America Merrill Lynch, Goldman Sachs y Santander.

Después entraron en juego otras 10 entidades que participaron en el crédito sindicado en un segundo escalón: CaixaBank, Bankia, Sabadell, BBVA, Société Générale, Crédit Agricole, Credit Suisse, BNP Paribas, Deutsche Bank y Unicredit.

Ese acuerdo de refinanciación incluye un crédito puente por 1.200 millones de euros que debe ser reemplazado por financiación a medio y largo plazo. El mercado de capitales, a través de una emisión de bonos, es el instrumento elegido por El Corte Inglés, junto con los bancos que lo escoltan, para sustituir ese pasivo. Todas las partes se comprometieron a realizar la colocación cuanto antes.

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La hoja de ruta inicial era efectuar la emisión en el verano. La ventana arrancará cuando las cuentas del pasado ejercicio, que concluyó el 28 de febrero, estén aprobadas en el consejo que la compañía celebrará el 30 de mayo.

La empresa de centros comerciales está, de hecho, en negociaciones con las tres grandes agencias de rating –Standard & Poor's, Moody's y Fitch– para poder salir al mercado con una deuda que no contará con más respaldo que su propio negocio (deuda sénior, en la jerga), como publicó CincoDías el pasado 14 de marzo. Salvo sorpresa mayúscula, la nota estará además por debajo del grado de inversión. En el mejor de los casos, un escalón inferior. Es decir, BB+, según la nomenclatura de S&P y Fitch, y de Ba1, según la de Moody's.

Pero ahora el escenario ha cambiado debido a las disputas en el consejo. "Es el peor momento para realizar un road show [presentaciones entre inversores] para colocar nada en el mercado. Lo lógico es que la emisión se realice una vez que se hayan tranquilizado los ánimos. El tiempo es escaso, por lo que la colocación, salvo una solución ultrarrápida, se ejecutará tras el verano", señalan fuentes de la banca de inversión.

Fuentes próximas a la empresa matizan que el ruido en torno a El Corte Inglés no tiene ningún impacto ni en la gestión ni en las cuentas y explican que nunca hubo ningún calendario oficial de colocación de la deuda, sino que se elegirá el mejor momento de mercado para obtener el mejor precio posible.

El problema no estaría en la falta de ganas de El Corte Inglés. El crédito puente está penalizado con unos intereses crecientes cada tres meses, sino del lado de los inversores. Una colocación de 1.200 millones de euros exige una alineación en la dirección. Y El Corte Inglés se cubrió además las espaldas al firmar ese préstamo puente por un año ampliable a dos. No existe, por tanto, una necesidad ultraurgente de salir al mercado de capitales.

La misión del grupo con la refinanciación firmada en enero era reemplazar el crédito sindicado de noviembre de 2013 y "reordenar el programa de pagarés" por 1.315 millones de euros.

Los propietarios de esos pagarés –una parte de los más de 90.000 trabajadores de la empresa y también exempleados, jubilados y herederos– podrán reinvertir el importe, tras su amortización a medida que vayan venciendo, en productos financieros a través de su filial Seguros El Corte Inglés.

Una vez que las aguas hayan vuelto a su cauce, El Corte Inglés se presentará a los inversores institucionales como un gigante de la distribución en España, de un fuerte perfil doméstico y propietario también de un notable patrimonio inmobiliario, libre de cargas tras la refinanciación, lo que le aporta un componente parecido al de las socimis.

"La cartera inmobiliaria del grupo está valorada (de acuerdo con criterios conservadores) en 16.875 millones de euros", según un documento de la compañía. Tinsa realizó esta tasación en 2015. Los grandes almacenes, hipermercados, locales minoristas, almacenes, oficinas y edificios industriales contribuyen en un 61%, 28%, 6%, 3%, 1% y 1% respectivamente, al valor de la cartera.

El grupo dispone de un programa de pagarés en el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) de BME por hasta 500 millones y vencimientos de entre tres días a dos años. Y ahora mismo lo está utilizando al máximo, con un total de 496 millones.

La compañía acudió a los mercados de deuda a finales de 2013, cuando emitió bonos por valor de 600 millones a través de la titulización de los derechos de cobro de sus tarjetas y préstamos al consumo otorgados por su financiera. Esa deuda, ya amortizada, contó con una calificación por parte de las agencias S&P y Fitch de AA+, solo un escalón por debajo de la matrícula de honor, gracias a los activos que la respaldaban.

En enero de 2015, a través de Hipercor realizó emisiones de bonos sin rating por 600 millones de euros que vencen en 2022 y pagan un cupón anual del 3,875%, aunque ahora ofrecen un rendimiento –que se mueve de forma inversa al precio– del 2,1%.

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