La banca analiza instalar oficinas multimarca en zonas rurales
Las antiguas cajas cerraron 645 oficinas y despidieron a 2.398 empleados en 2017 Los bancos clausuraron 734 sucursales y despidieron a 1.621 trabajadores
El proceso de cierre de oficinas es imparable. No así el del recorte de las plantillas de las entidades financieras. Eso es al menos lo que aseguran tanto en el sector financiero como entre los supervisores bancarios. El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, reiteró el pasado día 10 de abril en la comisión que investiga la crisis financiera en el Congreso, que España cuenta “con muchas oficinas en comparación con Europa”, razón por la que el proceso de cierres debe seguir. Durante el pasado año entre bancos y antiguas cajas de ahorros clausuraron 1.379 oficinas al situar su número total en 27.320 locales.
Nada que ver, no obstante, con los 4.286 cerrojazos que se dieron en 2013, el mayor de la historia. En total, desde que se inició la crisis financiera en 2008 hasta 2017 la red comercial del sector se ha reducido de media un 40%, aunque si solo se analiza el de las entidades asociadas a CECA el porcentaje se eleva a un 44,5%.
Pero las tendencias han ido variando a lo largo de la década de crisis. Así, mientras que inicialmente, el declive de las cajas de ahorros, con sus necesidades de ayudas públicas, desembocaron en una fuerte reestructuración de estas instituciones, ahora son los bancos los que están desprendiéndose de un mayor número de locales. El pasado año los bancos asociados a la AEB prescindieron de 734 agencias, para situar su número en España en 15.074. En el caso de las antiguas cajas los cierres ascendieron a 645 oficinas al contar en diciembre de 2017 con 12.246 oficinas.
En cuanto a las plantillas, el goteo de salidas se mantiene en el sector desde 2009, aunque, como es lógico se va atenuando, aunque el recorte de empleo sigue siendo significativo. En 2017 salieron 4.019 empleados entre bancos y antiguas cajas, número bastante inferior a los 8.551 trabajadores que tuvieron que abandonar sus puestos en 2016, o a los 18.443 que salieron en 2013, el mayor número de la historia como consecuencia del ajuste sufrido en las cajas.
Pero al contrario de lo que pasa en el cierre de oficinas, el goteo de salidas en las entidades asociadas a la CECA siguen siendo superiores. En 2017 dejaron su trabajo en estas firmas 2.398 personas, para situar el número de empleados en 72.344. Mientras que la cifra de despidos se reduce a 1.621 si se analizan solo los bancos de la AEB. En conjunto, la plantilla de bancos y excajas ha disminuido un 31,6% en el sector desde 2008, aunque el porcentaje se eleva al 39,3% si únicamente se tiene en cuenta a las firmas adheridas a CECA. Solo en 2017, el recorte de plantilla se sitúa en un 2,1%, que se eleva a un 3,2% en el caso de las asociadas a la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA).
Varias fuentes financieras aseguran que tras estos drásticos recortes, “las salidas seguirán, pero serán mucho más moderadas”. Fuentes sindicales, de hecho, mantienen que “la fusión de las redes de Santander y Popular supondrá también salidas de empleados, pero estamos convencidos de que serán inferiores a ajustes anteriores”. La razón, la firma que preside Ana Botín no quiere cerrar demasiadas oficinas urbanas. Además, está embarcada en un proyecto para crear sucursales mucho más grandes, que necesitan más empleados por agencia.
Un estudio del BCE señala que en España el número medio de empleados por sucursal es de 6,5, frente a los 13,1 del conjunto de Europa. Por cierto, Santander ha comenzado a fusionar unas 200 sucursales suyas con las de Popular. Fuentes sindicales aseguran que esta iniciativa se debe a que una gran parte de estas oficinas estaban prácticamente al lado, y lo que ha hecho la entidad que preside Ana Botín es trasladar a los trabajadores de Popular a la agencia de Santander, pero con sus ordenadores y con sus clientes. “Aún no es una unión de redes por su fusión. En el caso actual los empleados de Popular y Santander pueden compartir local, pero no clientes”, explican estas fuentes.
Volviendo al tema inicial, este cierre masivo de oficinas en la última década ha provocado que 1,3 millones de españoles de zonas rurales, según datos de 2016, hayan sido excluidos financieramente al no tener oficinas bancarias en su zona de residencia. Las últimas estadísticas del Banco de España indicaban que hasta un 70% de los pueblos de menos de 100 habitantes, y más de la mitad de los pequeños municipios de todo el país ya no tienen sucursal en sus territorios.
Esta exclusión financiera ha logrado sensibilizar a las entidades, o puede que haya sido por alguna recomendación de los supervisores, pero lo cierto es que en el sector se ha abierto un debate para buscar vías de colaboración entre el conjunto de los bancos. Una de las ideas es crear oficinas multimarca en las zonas rurales, aquellas donde no hay sucursales para que el cliente pueda realizar su operativa.
El proyecto pasaría por compartir locales, pero cada entidad se turnaría en días de la semana. Esta iniciativa, gestada entre los bancos de la AEB, o por lo menos comentada por esta asociación, no sería la única fórmula de colaboración que analiza la banca.
Compartir centros tecnológicos, incubadoras y aceleradoras fintech, crear una tarjeta de crédito común, o plataformas como ocurrió con la aplicación de pequeños pagos inmediatos Bizum o con la fusión de los tres medios de pago existentes hasta ahora (Servired, 4B y Euro 6000), forman parte de este debate abierto para estrechar la colaboración en el sector financiero, que permitirá ahorrar costes.