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La disputa comercial con China seguirá más allá de Trump

Algunas de las medidas pueden afectar a Pekín, pero es poco probable que cambien la dinámica general

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante la firma sobre los nuevos aranceles a China.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante la firma sobre los nuevos aranceles a China. REUTERS

Puede que Donald Trump haya intensificado la batalla comercial entre Estados Unidos y China, pero a diferencia de sus aranceles sobre el acero y el aluminio, esta pelea continuará después de él. Los importantes aranceles y las restricciones a la inversión que Trump ordenó el pasado jueves como respuesta al robo de propiedad intelectual pueden resultar en gran medida simbólicos. Las represalias contra China se venían gestando desde hace años, y es probable que se hubiera tomado alguna medida con Trump o sin él.

Los gigantes tecnológicos chinos como Huawei se están haciendo más fuertes y están desafiando a sus competidores estadounidenses, lo que ha alimentado la percepción de que los funcionarios de Pekín han negociado de mala fe durante años sobre la liberalización económica. Los aranceles a las importaciones chinas por valor de 60.000 millones de dólares y las restricciones a la inversión responden al supuesto robo de propiedad intelectual estadounidense por parte de China.

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Es posible imaginar que Pekín responda con sus propios contra-aranceles y ofertas destinadas a calmar a la Administración Trump. Podrían, por ejemplo, ofrecer una revisión de las leyes que fijan los requisitos para las joint ventures, reducir aranceles sobre productos como los coches o imponer algún tipo de restricción voluntaria a la exportación y la inversión. Podrían recordar éxitos del pasado, como un acuerdo de 2015 para evitar el robo cibernético de secretos corporativos de EE UU, que parece haberse quedado algo estancado.

El problema es que muchas de las cosas que parecen irritar a EE UU están profundamente arraigadas. Hay pocas posibilidades de que Pekín abandone sus empresas estatales o su política industrial. Eso a su vez significa que el presidente Xi Jinping tendrá que vigilar la balanza económica, aunque con diferentes grados de presión.

Algunas de las medidas de EE UU pueden afectar, pero es poco probable que cambien la dinámica general. Puede que la presidencia de Trump sea un recuerdo lejano cuando eso suceda.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Elisa Castillo Nieto,es responsabilidad de CincoDías.

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