Trump echa mano de recetas muy peligrosas en la batalla global del comercio
La estrategia de Trump, bien conocida en el mundo de los negocios, consiste básicamente en una fuerte amenaza inicial que luego se va modulando
Las medidas proteccionistas del presidente de EE UU, Donald Trump, son la peor de las recetas para la economía global. Y, más allá de ello, la capacidad del dirigente para incrementar la tensión económica internacional va camino de convertirse en legendaria. En esa línea se mueven las nuevas acciones que anunció ayer: imponer aranceles de "hasta 60.000 millones de dólares" a importaciones chinas y exigir que el déficit comercial de Washington con Pekín se reduzca un 25%. El mero hecho de que la Casa Blanca hubiese anunciado poco antes la cifra de 50.000 millones de dólares, y la sorpresa del secretario de Comercio, Wilbur Ross, al oír la nueva cifra de boca de Trump es la prueba de los descontroladas que pueden ser algunas de sus decisiones. Además, Trump también amenaza con restricciones a la inversión china en EE UU, además de demandar al gigante asiático ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por prácticas discriminatorias. Es decir, una declaración de guerra comercial en toda regla que, como siempre en estos casos, solo dejará perdedores. China no se ha hecho esperar y ya ha amenazado con posibles represalias.
La estrategia de Trump, bien conocida en el mundo de los negocios, consiste básicamente en una fuerte amenaza inicial que luego se va modulando. En el otro lado de la balanza no están solo las ingentes inversiones de China en deuda estadounidense, sino la gran dependencia de aquel mercado de muchas multinacionales de EE UU, para algunas de las cuales el negocio en el gigante asiático marca niveles de supervivencia. Es previsible que, tras este envite, surjan novedades en los periodos con que a partir de ahora cuentan la oficina del representante de Comercio Exterior de EE UU, Robert Lighthizer y, por otro lado, el Departamento del Tesoro. Habrá tiempo para comprobar el alcance real del órdago. En cualquier caso, la acusación de robo tecnológico a China probablemente será firme.
El anuncio de ayer se suma a los polémicos aranceles globales al aluminio y al acero que también afectan a Pekín, pero de los que quedarán eximidos la Unión Europea, Australia, Argentina, Brasil y Corea del Sur, además de a sus socios del TLCAN, Canadá y México. La UE, por ahora, está evitando el choque frontal con la política proteccionista de Trump. Y así debe ser. No obstante, debe establecer una estrategia inteligente que contemple todos los escenarios. Porque las guerras comerciales hacen perdedores a los contendientes, pero también tienen víctimas colaterales. La prueba está en la caída generalizada con que las Bolsas ha acogido, a ambos lados del Atlántico, unas decisiones que pagarán los consumidores y generarán inflación, lo que a su vez puede acelerar las alzas de los tipos de interés. Un escenario alarmante para todos.