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Split, el retiro del emperador en la costa dálmata

La ciudad creció en torno al palacio de Diocleciano La Riva, el paseo marítimo, es el espacio público más conocido y bullicioso

Panorámica de la ciudad croata de Split.
Panorámica de la ciudad croata de Split.Getty Images

Oculta tras las montañas que perfilan la costa dálmata y resguardada por numerosas islas, Split, la antigua Spalato, es una auténtica joya que ha crecido en torno y dentro del palacio que el hombre más poderoso del mundo de su época, el emperador Diocleciano, decidió construir en el año 305 d.C. Tras su abdicación voluntaria (el primer emperador romano en hacerlo) decidió retirarse, y el lugar elegido sería su tierra natal.

El palacio, uno de los monumentos mejor conservados de la arquitectura romana, fue el origen de la futura Split, hoy la principal ciudad de la región de Dalmacia, con más de 200.000 habitantes, y la segunda más poblada de Croacia por detrás de Zagreb, la capital de Croacia. De la confluencia de mar, historia y vida cotidiana ha surgido uno de los lugares más peculiares y bellos del Mediterráneo, ciudad y palacio a la vez.

En torno a la residencia del emperador, grandiosa, rodeada de murallas de hasta 20 metros, se fueron conformando asentamientos, inicialmente de soldados romanos.

Con el tiempo, en el mismo palacio surgió una ciudadela, con callejuelas tortuosas bordeadas de magníficas fachadas de palacios góticos y renacentistas (palacio Augubio, del siglo XV, palacio Papaliç, hoy sede del Museo Municipal, interesante visita para comprender Split)...

La ciudad fue tomando forma y hoy las ruinas del palacio, Patrimonio de la Humanidad, comparten espacio con apartamentos, museos, hoteles, mercados, cafés, restaurantes o tiendas, dando lugar a un contraste excepcional. Lo increíble es que gran parte de esta estructura haya llegado prácticamente intacta hasta nosotros.

Ver ropa tendida, antenas o tejados variopintos, junto a las dependencias del antiguo palacio romano o el templo de Júpiter, un recinto que antaño poseía un pórtico sustentado por imponentes columnas –de las que solo se conserva una– custodiado por una esfinge de granito negro traída de Egipto en el siglo V es, cuando menos, extraordinario.

Parte del palacio de Diocleciano en Split, Croacia.
Parte del palacio de Diocleciano en Split, Croacia.Getty Images

Y paradojas de la historia: el mausoleo del emperador, perseguidor de los cristianos, se convirtió en catedral a mediados del siglo VII. Es una las catedrales más pequeñas del mundo. Es, sin duda, un singular centro urbano en el mismo corazón de la ciudad, habitado por unas 3.000 personas y, en temporada alta, visitado por miles de turistas.

Pero, pese a su antigüedad, Split es ante todo una ciudad viva, como puede apreciarse a diario en los dos mercados que flanquean las murallas del palacio con productos locales; o fuera del palacio, en La Riva, el paseo marítimo de Split, el espacio público más conocido y bullicioso de la ciudad que comenzó a tener su aspecto actual hace un par de siglos, en los tiempos de la ocupación napoleónica. Aunque se ha ampliado y reconstruido varias veces, siempre ha estado marcado por la espectacular vista de la fachada meridional del palacio de Diocleciano.

Hacia el oeste, Split rebosa los muros del palacio y aparece el rastro que han ido dejando las sucesivas dominaciones extranjeras; por ejemplo, la veneciana, que se extendió hasta finales del siglo XVIII, se aprecia en torno de la plaza del antiguo ayuntamiento (conocida como la Piazza).

Si queremos disfrutar del pulmón verde de la ciudad, a solo 15 minutos, la colina Marjan ofrece una vista inolvidable de Split y de las islas de alrededor desde sus tres picos, tres puntos panorámicos, a 125, 148 y 178 metros sobre nivel del mar.

Los ciudadanos de Split, comenzaron a reforestar Marjan plantando los primeros pinos en 1903, y fundaron la Asociación Marjan que, desde entonces, custodia esta colina maravillosa.

Las playas que dan fama a la región están cerca, pero Split cuenta con su propia y recoleta cala urbana, Bacvice, a pocos minutos andando del centro histórico. Con buen tiempo, las terrazas que la rodean son un lugar muy agradable para tomar una cerveza.

Split es también un punto de partida para visitar las islas. Por ejemplo, Hvar, la isla de la lavanda, es una belleza.

Paseo marítimo.
Paseo marítimo.Getty Images

Guía para el viajero

Comer. Un buen lugar para tomarse un café es la plaza Veneciana, un rincón pintoresco que rememora la plaza de San Marcos de Venecia. Para comer es recomendable el restaurante Fife, fuera de la zona más transitada del paseo marítimo.

Dormir. Hotel Vestibul Palace. Se trata de un pequeño hotel boutique de cuatro estrellas situado en el mismo palacio de Diocleciano. www.vestibulpalace.com.

Fiestas. En verano la ciudad se convierte en el centro playero de la Costa Dálmata, con miles de visitantes que disfrutan de festivales de música y fiestas hasta el amanecer.

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