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El dimitido Steve Wynn se la juega a que nadie compre sus casinos

Deja los puestos ejecutivos por denuncias de conducta sexual inapropiada, pero sigue controlando la compañía

Steve Wynn, presidente y CEO de Wynn Resorts, en 2017.
Steve Wynn, presidente y CEO de Wynn Resorts, en 2017.REUTERS

Steve Wynn está haciendo todo lo que puede con una mala mano. El magnate de los casinos, de 76 años, se ha retirado como presidente y CEO de su imperio homónimo después de denuncias de conducta sexual inapropiada. El consejo aceptó “a regañadientes” su renuncia. Eso podría calmar a las autoridades del juego, pero también vuelve Wynn Resorts más vulnerable a una compra.

La posición de Wynn como jefe de alto perfil de una cotizada lo convierte en un añadido notable al movimiento #MeToo. El escándalo estalló en enero cuando el Wall Street Journal publicó acusaciones de varias mujeres que trabajaron en sus casinos. Wynn dijo que eran “absurdas” y formaban parte de una “desagradable demanda” que tenía que ver con su exmujer.

El consejo apoya a Wynn. El nuevo presidente, Boone Wayson, ensalzó con detalle sus logros profesionales. Hubiera sido más inteligente adherirse secamente a los hechos. Elogiar a Wynn irritará a algunos clientes, empleados e inversores. Otro viejo lugarteniente, Matt Maddox, asumirá el cargo de CEO. Eso indica que preocupa poco que las acusaciones contra Wynn puedan sugerir un problema más general de la empresa.

Los accionistas están más preocupados por las consecuencias. Wynn Resorts ha perdido casi un quinto de su valor de mercado, y Wynn Macau algo menos. La salida de Wynn podría ayudar en algunos aspectos. Las autoridades de los estados de Nevada y Massachusetts y de Macao están revisando las acusaciones, que podrían afectar a las licencias para operar casas de apuestas.

Además, la acción podría convertirse en objetivo para los rivales. Es fácil que una empresa en crisis, sobre todo una tan estrechamente asociada con un fundador famoso que se ha visto forzado a salir, se convierta en presa. Sería difícil absorber una empresa de 24.000 millones de dólares en una industria consolidada y altamente endeudada, pero algunas de sus partes podrían atraer a competidores de diferentes países. Wynn posee el 12% y tiene el derecho a voto del 9% de su exmujer, lo que dificultaría una compra. Kirk Kerkorian logró la hazaña en 2000, al arrebatarle Mirage Resorts. Al dimitir, Wynn se la juega a que nadie más volverá a hacerlo.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

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