El imparable éxito de la economía de EE UU
El período de crecimiento iniciado a mediados de 2009 constituye ya el tercero más largo de su historia Desde la victoria de Trump, el índice Dow Jones ha subido un 28%
La economía de Estados Unidos continúa rindiendo a un alto nivel. El actual periodo de crecimiento se inició a mediados de 2009 y ya es el tercero más largo en la historia del país. La administración Trump heredó un cuadro macroeconómico sólido después de la excelente gestión de la era Obama. El crecimiento del PIB se ha acelerado y alcanzado el 3% a nivel anual en el segundo y tercer trimestre.
En octubre se crearon 266.000 empleos y el desempleo descendió a su nivel más bajo en diecisiete años (4,1%). Los salarios también están subiendo. Trump ha elegido a Jerome Powell como sucesor de Janet Yellen al frente de la Reserva Federal. El Senado aprobará el nombramiento porque Powell es miembro de la Fed desde 2012 y partidario de seguir la prudente gestión de aumentos graduales de los tipos de interés. Se prevé que el siguiente se producirá en diciembre. Con una inflación contenida (2,2%), la Fed no tiene ninguna necesidad de incrementar los tipos más rápidamente. La bolsa sigue cotizando a niveles históricamente altos, en parte porque en un ambiente de tipos de interés reducidos la renta variable es el destino lógico de los inversores.
Desde la victoria de Trump en noviembre de 2016, el índice Dow Jones ha subido un 28%. Hay que remontarse al primer año posterior a la cuarta victoria de Franklin Roosevelt (1944-45) para encontrar un incremento de tal magnitud en el primer año del mandato de un presidente. Las empresas tecnológicas están en el punto de mira de los políticos y reguladores en ambos lados del Atlántico por su incapacidad o rechazo a restringir su manipulación por parte de gobiernos como el de Rusia. A Amazon se le ha ordenado pagar 250 millones de euros por beneficios fiscales injustificados en Luxemburgo entre 2006 y 2014, y Apple y otros titanes del sector tecnológico han sido objeto de multas parecidas por parte de la Comisión Europea por abuso de posición dominante o ayudas estatales ilegales. Pero son cantidades pequeñas, y el índice del Nasdaq desde hace un año ha subido de 5.200 a 6.789. El índice Russell 2000 de empresas de pequeña capitalización se ha apuntado un alza del 9% en 2017. La estabilidad del dólar respecto a las principales divisas y del precio de los hidrocarburos refuerza la sostenibilidad del patrón de crecimiento actual.
La comunidad empresarial y los inversores siguen apostando que la administración Trump y el Congreso conseguirán aprobar una reforma y reducción de impuestos antes de las elecciones de noviembre de 2018. La reforma fiscal añadirá como mínimo 1,5 billones de dólares a la deuda de EEUU porque recorta impuestos, pero casi no genera ingresos adicionales. El Senado y la Cámara de Representantes han aprobado distintas versiones de la reforma tributaria. Ambas reducen el número de tramos del impuesto de la renta, recortan el impuesto de sociedades del 35% al 20%, eliminan el impuesto de sucesiones y disminuyen la carga fiscal sobre las clases altas y medias. La oposición de los demócratas es total a un plan que consideran un irresponsable regalo a las clases acomodadas que eleva la deuda nacional y elimina deducciones que favorecen a las clases medias.
El plan de los republicanos suprimiría o recortaría sustancialmente la deducción que se puede aplicar al impuesto de la renta federal por tributos que se abonan a nivel de los estados . Aunque beneficiaría a las clases altas y medias – las que tributan por renta a nivel federal – presenta muchos aspectos regresivos y su premisa dudosa es que un descenso de impuestos fomentará una actividad económica y prosperidad adicional considerable, generando a medio plazo ingresos para la hacienda nacional. Conscientes de la irresponsabilidad fiscal de su reforma tributaria, el plan prevé que las reducciones de impuestos se supriman en diez años. Aunque los republicanos deben reconciliar las respectivas reformas elaboradas en el Senado y en la Cámara de Representantes, cuentan con mayorías en ambas cámaras.
La popularidad de Trump entre los votantes republicanos aún es sólida. Pero recriminan a sus senadores y diputados que no hayan conseguido la aprobación de ninguna de las iniciativas legislativas del presidente. Por todo ello, la presión para que el Congreso apruebe la reforma impositiva entre los votantes republicanos es enorme. El futuro dirimirá el acierto de la reforma tributaria si se consigue aprobar, pero por ahora manda la exuberancia entre los inversores.
Alexandre Muns Rubiol es profesor de OBS Business School