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El Foco
Tribuna
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¿De verdad el talento quiere volver a España?

La incertidumbre de Cataluña eleva las dudas de los españoles que se plantean regresar

Getty Images

El talento quiere volver a casa. Así titulaba el periodista Luis Doncel un artículo el pasado mes de mayo. Desde 2012, el pasado 2016 se convirtió en el año en que se realizaron más bajas consulares de españoles residentes en el extranjero. Un total de 56.145 personas volvieron a España. Y, sin embargo, en enero de 2017 conocimos que se van más españoles que nunca, según el INE. Un total de 2.406.611 españoles residen en el extranjero, españoles nacidos en España y con nacionalidad. Cataluña es la tercera comunidad autónoma desde la que parten españoles hacia otros países. Los emigrantes entre 16 y 64 años suman un total de 182.143, una cifra que ha ido en aumento los últimos años. Cataluña se encuentra en cuarta posición si contamos a los españoles nacidos en España que se marchan a otros países, tras Galicia, Andalucía y Madrid. Con la situación política y económica en Cataluña, cabe sospechar que no sólo las empresas se irán, también las personas. ¿El motivo? La incertidumbre.

Que haya españoles que no quieran volver —o que no puedan— y que las personas que recibió España de otros países, que lograron nacionalidad española, regresen a sus países de origen, también es un síntoma de la situación española. No es nuevo decir que un 67% de extranjeros consiguieron la nacionalidad y suman al total de los extranjeros que están fuera de casa. Lo novedoso es poner el acento a una inexactitud, ya que nos han repetido que este movimiento migratorio sumaba casi el mismo número de hombres que de mujeres. No es verdad: desde 2009, son más mujeres las que se han acabado marchando. 1.220.202 frente a 1.186.409. Han existido años en que la diferencia ha sido mínima; otros años, no.

«De casa echo de menos a mi familia y a mis amigos, las cuatro estaciones del año y el anochecer a partir de las 9 de la noche… Esto último lo echo mucho de menos. Y no quiero volver porque aquí soy feliz, Ecuador me ha dado una oportunidad laboral que en su momento no me dio ni España ni Catalunya», dice contundente Rosa Vilaplana, natural de Lleida y doctora en Agronomía. Lleva viviendo en la mitad del mundo más de tres años.

A colación de su experiencia, cabe decir que el valor absoluto de españoles en Ecuador según el INE en enero de 2017 era de 53.399; y 991 mujeres más que hombres. Durante 2015 y 2016, junto con los ecuatorianos, los españoles vivieron la erupción de dos volcanes, el peor terremoto de la historia del país donde fallecieron casi 700 personas, la crisis económica por la bajada del precio del petróleo, dos elecciones en España desde la distancia, más las elecciones ecuatorianas que provocó decenas de movilizaciones en las calles en contra del Gobierno de Rafael Correa. En 2016, 4.515 personas volvieron a casa.

El retorno de talento a España no será fácil. Menos aún que nuestro país aprenda a capitalizar ese talento. Generar conocimiento a partir de los datos es algo en lo que no invierte nuestro Gobierno, tampoco las fundaciones de algunas de las empresas más importantes de nuestro país cuando se lo sugieren.

En Cataluña, las empresas se están marchando por el mismo motivo por el que los españoles se van de España, sumen también la desestabilización. Ya van más de 1.700 empresas desde el referéndum del 1 de octubre, algo que repercutirá directamente, también, en el empleo de miles de catalanes y personas residentes en Cataluña. Tomamos la decisión de marcharnos cuando no hay oportunidades o las oportunidades están en riesgo, incluso aunque los empresarios garanticen que abandonar Cataluña supone proteger a los empleados, los clientes e inclusos accionistas.

«Si no hubiera una pronta solución a este asunto, nos deberíamos ver obligados a una bajada de las expectativas de crecimiento económico para el año 2018», dijo la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el pasado 13 de octubre en el Consejo de Ministros. En mayo, Bruselas elevó la previsión de crecimiento al 2,8%. Antes de la situación catalana estaba en un 2,6%. Pocos días después de la declaración de la vicepresidenta, España rebajó su previsión de crecimiento a un 2,3%. Puede que sus palabras se lanzaran para presionar a Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat, y presionar a la oposición para consensuar un solo escenario. No obstante, presionan, sin duda alguna, la confianza de los españoles, tanto los que tienen un trabajo inseguro en España, como los que están pensando en volver. Hay más de una generación que se ha hecho adulta en crisis, hemos crecido bajo el halo de la contaminación mediática y las buenas noticias aún suponen ser un sueño inalcanzable.

Sabemos que España es un país extraordinario, pero un país extraordinario envejecido con una situación política y un mercado laboral que acumula 14 años seguidos perdiendo juventud.

Paulo Carlos López es doctor en Comunicación. Desde Ibarra, Ecuador, esto piensa y dice en alto: «echo de menos sentir la piedra de Santiago de Compostela en mis pies y las callejas de mi pueblo, Betanzos. Extraño el frío, el calor y a mi madre. Quizás este sea el problema de salir del útero a los 30. Después de casi dos años en la mitad del mundo, solo tengo una certeza: la morriña gallega existe y es como la que me contaron. No quiero volver porque no puedo».

Ángela Paloma Martín es periodista y autora de A Praga desde la mitad del mundo.

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