¿Cuál es el peso total de los intangibles en la economía?
Si España contabilizase como inversión todo el gasto en estos activos el PIB se elevaría un 3,5% Madrid es la comunidad que ostenta el liderazgo indiscutible en esta materia
El interés por los activos intangibles, es decir aquellos que no se pueden tocar, a diferencia de las máquinas, los bienes de equipo, los ordenadores, las fábricas…que sí se pueden tocar, viene de antiguo. Por ejemplo, la I+D es un activo intangible y su importancia es bien reconocida. El software también es un activo intangible aunque de aparición más reciente. De hecho, el interés actual por los intangibles tiene su origen en la explosión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC).
Las TIC han transformado los procesos productivos de muchos de los sectores económicos existentes al impulsar el desarrollo de la robotización y la automatización. Han dado origen a nuevos sectores y a una nueva forma de hacer las cosas. Se encuentran también tras la fragmentación de los procesos de producción en distintas fases (las denominadas cadenas globales de valor) que son el origen de la globalización. A los fenómenos asociados a estos cambios se le denomina de forma genérica Economía del Conocimiento y los intangibles están estrechamente relacionados con ella.
Las nuevas formas de producir que implican las TIC exigen introducir cambios –muchas veces drásticos- en la organización de la empresa. Afectan al organigrama y a la forma de trabajar. También al proceso de toma de decisiones que pasa a ser más horizontal, fomenta el trabajo en equipo, y favorece la multiculturalidad y la multidisciplinaridad. Permiten aumentar la sofisticación vía el diseño de nuevos productos. Potencian la creación de imagen de marca que los distingue de las meras commodities. También permiten diseñar estrategias orientadas a fidelizar a los clientes. Para todo ello precisa contar con trabajadores cualificados y formados, no solo en las aulas sino también en el puesto de trabajo. Es decir, necesita invertir en activos intangibles.
Una parte de los gastos realizados en activos intangibles -software y bases de datos, y en I+D y otros gastos relacionados con la propiedad intelectual- ya son reconocidos como inversión por la Contabilidad Nacional y, por lo tanto, se encuentran incluidos en el PIB. Los restantes todavía no lo son y si lo fueran el PIB de España aumentaría un 3,5%, tal y como revela el estudio “La Economía intangible en España. Evolución y distribución por regiones y sectores”, de la Fundación Cotec que realiza una estimación de la inversión realizada en estos activos.
La importancia de la inversión en intangibles radica en que, de acuerdo con los resultados de numerosos estudios, es una fuente importante del crecimiento de la productividad, cuantificada entre un quinto y un tercio en Estados Unidos y en la Unión Europea (UE). También han permitido concluir que las TIC y los intangibles son activos complementarios, es decir, que el crecimiento de la productividad es mayor cuando ambos se utilizan de forma conjunta. Y también que los intangibles generan efectos desbordamiento (spillovers), lo que significa que no solo aumentan la productividad en las empresas y sectores que realizan directamente la inversión sino también la de otros sectores de la economía. La información que ahora se ha hecho pública ofrece información regional y sectorial para España. Permite concluir que España es homologable a otros países desarrollados en activos tangibles (construcciones, infraestructuras, maquinaria y equipo, hardware y comunicaciones entre otros) pero está muy rezagada en la acumulación de intangibles. De hecho es el país en el que el peso de los intangibles en el PIB es menor, tan solo el 5,9%. Por el contrario en EE UU (13,8%) supera ya a los tangibles (10,1%) y en el Reino Unido (12,4%) es prácticamente igual. Además de que invertimos menos tenemos también un problema de reparto entre los distintos tipos. Por ejemplo, mientras España invierte el 50% en publicidad y diseño los países de referencia invierten hasta el 50% en mejorar la estructura organizativa de sus empresas que es más relevante para el crecimiento a largo plazo.
Desde la perspectiva regional es constatable una notable heterogeneidad. Madrid es la comunidad que ostenta el liderazgo indiscutible en la inversión en este tipo de activos. No solo era la región mejor dotada en 1995 sino que creció en los años siguientes por encima de la media nacional. Cataluña y Navarra también estaban destacadas al principio del periodo pero luego crecieron menos que la media. Pese a ello, en 2013 seguían siendo, junto con Madrid, las regiones más “intangibles”. En general, las regiones que más invierten son las de la periferia peninsular. Y las que menos el centro y los dos archipiélagos.
También es observable que entre los años 1995-2013 se redujeron las diferencias interregionales. Pero esta reducción se produjo exclusivamente en los años de expansión. Por el contrario, en los años de crisis las diferencias aumentaron.
La base de datos ofrece información para 27 sectores pertenecientes tanto al sector público como al privado. Puede constatarse que hay grandes diferencias entre ellos. De los 27 sectores, los más intensivos en intangibles son Actividades financieras¸ fabricación de material de transporte, fabricación de maquinaria y equipo y, por supuesto, el sector TIC fabricación de productos informáticos, electrónicos y ópticos. Por el contrario, la agricultura, ganadería y pesca, el transporte y las AA PP son muy poco intensivos.
Los activos intangibles son tanto reflejo de la estructura productiva de la economía como motor de transformación de la misma. Por esta razón, una política (empresarial o pública) que se proponga la adaptación de la estructura a los condicionantes de la competencia precisa de información cuantitativa para establecer objetivos y realizar un seguimiento de los mismos. Decía el matemático británico Lord Kelvin que “lo que no se define no se puede medir” y, jugando con la misma frase, se atribuye a P. Drucker la de que “lo que no se mide no se puede mejorar”. Por estas razones la elaboración de nuevas fuentes estadísticas debe ser siempre bien recibida, especialmente cuando están ligadas a factores tan determinantes en el crecimiento de las economías como son los activos intangibles.
Matilde Mas y Javier Quesada son catedráticos de Análisis Económico en la Universidad de Valencia e investigadores del Ivie