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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un trágico final para el símbolo de una época de excesos en el sector financiero

Los suyos fueron tiempos de politización de las cajas, escándalos y acumulación de riesgos

Miguel Blesa.
Miguel Blesa.

Miguel Blesa, el financiero que presidió Caja Madrid en la etapa en que se gestó la mayor crisis bancaria en España, falleció ayer de un disparo con su escopeta, en lo que la Guardia Civil considera un suicidio, si bien las circunstancias impiden por ahora ser concluyentes.

Blesa se enfrentaba a un panorama personal muy complicado por la acumulación de causas judiciales de las que debía responder. En febrero pasado había sido condenado a seis años de prisión por el caso de las tarjetas black , sentencia que está recurrida ante el Supremo. Además tenía pendientes otros dos juicios porlos sobresueldos a directivos dados en 2008 y por el caso de las preferentes de la entidad (que llegó a afectar a 300.000 clientes). La Audiencia lo investigaba también por un supuesto delito fiscal a través de una sociedad en Islas Vírgenes. Y ya estuvo en prisión, por orden del juez Elpidio Silva, por otro caso, la compra del City National Bank de Florida, que fue archivada.

Licenciado en Derecho e inspector de Hacienda, no tenía experiencia en finanzas cuando llegó a Caja Madrid de la mano del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar, de quien era muy cercano. Al frente de la caja, protagonizó una expansión agresiva nacional e internacional, así como operaciones empresariales de calado (estuvo en la batalla por Endesa en 2007). Fueron tiempos en que el poder político hizo un uso abusivo de su influencia sobre las cajas;también fueron años de comportamientos poco éticos y de acumulación de riesgos en el sector inmobiliario. Blesa cedió el testigo a Rodrigo Rato en 2010, meses antes de las fusiones que darían lugar a Bankia, y dos años antes de que estallara en toda su crudeza la crisis del grupo, que desestabilizó gravemente al país y obligó al Estado a endeudarse para rescatar al sector.

Corresponderá a los tribunales terminar de dilucidar las responsabilidades sobre estos asuntos, por los que Blesa ya no podrá ser juzgado. Muere sin una condena en firme. Pero será recordado como una de las figuras principales de unos años de excesos en el sector financiero que España aún está pagando.

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