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El Foco
Tribuna
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China, pequeños pasos hacia el respeto a la marca

Pekín ha lanzado un plan estratégico para atajar los delitos contra la propiedad industrial

Getty Images

La venta de falsificaciones se ha instalado en nuestras calles más comerciales como un elemento más del paisaje. ¿Sabemos el volumen comercial que significa el tráfico de mercancías falsas en nuestro entorno? A nivel de la Unión Europea, los productos falsificados y pirateados representan el 5% de sus importaciones totales, lo que equivale a 85 millones de euros. A nivel mundial, estos productos ya constituyen el 2,5% del comercio internacional: nada menos que 338.000 millones de euros. Son datos del informe Trade in Counterfeit and Pirated Goods: Mapping the Economic Impact, publicado en abril por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (Euipo) y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

En cuanto al origen de dichas mercancías, a pesar de que los productos falsificados empiezan a producirse en varias partes del mundo, el principal productor de falsificaciones sigue siendo Asia y, dentro de ella, China, que supone en torno al 60% del origen de las falsificaciones mundiales, por un valor estimado de 396.000 millones de dólares al año.

No obstante, algo parece estar moviéndose muy tímidamente en los últimos años en China. Cabe destacar que, a principios de este año, el Consejo de Estado chino lanzó un plan estratégico para los próximos cinco años que persigue atajar las infracciones de propiedad industrial incrementando la lucha contra la producción, distribución y la venta de falsificaciones. En ese sentido, las aduanas chinas intervinieron en 2016 alrededor de 42 millones de productos falsificados que estaban listos para ser exportados a terceros países. Todo ello a pesar de que el modo en el que están llegando las falsificaciones chinas a Occidente está evolucionando hacia la pequeña paquetería y envíos postales.

Como consecuencia, en parte, de la presión que está ejerciendo el Gobierno chino a través de su proyecto Bridgehead, algunas plataformas de comercio online chinas están mejorando los procedimientos de detención de producto falso en sus páginas a través del uso del big data. Mediante el uso de dicha tecnología, Alibaba ha llevado a cabo con el Ministerio de Seguridad Pública chino la operación Cloud Sword, que ha derivado en el arresto de 322 individuos y la intervención de productos falsos por valor de 2.100 millones de dólares.

Además, el Global Anticounterfeiting Network Group ha otorgado recientemente su premio en la categoría de Institución Nacional a la Shanghai People’s Procuratorate, por haber incrementado la eficacia en la labor de los fiscales chinos contra la criminalidad relativa a la venta de falsificaciones.

Por tanto, y a pesar de ciertos pasos hacia atrás, como la regulación del procedimiento de notificación y retirada de productos falsos por parte de plataformas en el borrador de Ley de Comercio Electrónico china, parece que el Gobierno chino da pasos adelante. Y lo hace convencido de la necesidad de perseguir a las mafias que se encuentran detrás del negocio de las falsificaciones, tal y como reconoció recientemente el viceministro Liu Junchen, de la Administración Estatal para la Industria y el Comercio (SAIC). Y de esa nueva y tímida política, motivada por la defensa de sus propias marcas que ya empiezan a sufrir los embates de las falsificaciones, nos beneficiamos también las marcas occidentales que llevamos años sufriendo la competencia desleal del producto falsificado con origen en China.

De todas formas, debemos resaltar que China debe hacer más para impedir las exportaciones de productos falsos a Europa, más para perseguir a los grandes centros de producción de falsificaciones situados a lo largo de su territorio. De lo contrario, el impacto que percibimos en nuestros países hace que dicho esfuerzo de la Administración china sea bastante imperceptible.

Sin embargo, no todas las infracciones que se producen de marcas occidentales en China son responsabilidad exclusiva del infractor. En el mundo de la propiedad industrial, basado en el principio de territorialidad, si no tienes una marca registrada en un territorio difícilmente vas a poder defenderte del uso de tu marca en ese país, al no haberse instado su registro. Por ello, es fundamental que la empresa española que quiera abordar su conquista del mercado chino esté concienciada de la necesidad ineludible de registrar sus marcas y otros derechos de propiedad intelectual en China, incluso antes de iniciar la actividad comercial en el país. Sin la protección adecuada para las marcas y signos distintivos de las empresas, estas se encuentran totalmente expuestas a sufrir infracciones contra las que será realmente complicado actuar si no se ha obtenido el registro de la marca correspondiente en el país.

Es más, los expertos recomiendan el registro de las marcas ante las autoridades competentes de aduanas del país. De esta forma, se puede combatir más eficazmente la actuación contra la exportación de falsificaciones a otros mercados en el caso de bienes que han sido fabricados en China y quieren ser exportados al exterior.

China empieza a despertar en la necesaria protección de sus marcas y de las marcas de terceros países presentes en su mercado. La competencia leal y el respeto a la propiedad industrial y la creatividad harán de China un socio de mayor confianza. Pero, valorando y reconociendo el esfuerzo que se está haciendo, hay que pedirle a las autoridades chinas una respuesta mayor y más firme tanto frente a la producción como a la exportación desde sus fronteras. Que los pasitos tímidos se conviertan en pasos de gigante, como corresponde a su escala de potencia mundial.

José Antonio Moreno es director general de Andema.

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