¿Es realmente la inflación? (o más bien, ¿que inflación?)
En la semana pasada hemos asistido a 3 bancos centrales acentuando un progresivo tono de salida de las actuales laxas condiciones monetarias. Cada uno, si bien es cierto, en un grado distinto.
La Reserva Federal, el Banco de Canadá y el Banco de Inglaterra.
En primer lugar, la reserva Federal prosiguió con su proceso de “normalización” de los tipos de interés con una subida de ¼ de puntos de los tipos de para situar la referencia objetivo de los Fondos federales (tasa día a día) en el 1,00%-1,25%. Esta es la cuarta vez desde diciembre de 2015 que sube los tipos de interés, la tercera en los últimos seis meses y la segunda en este año.
En un tono más incipiente se encuentran tanto el Banco de Canadá como el de Inglaterra. El primero de ellos ha esbozado la posibilidad de replantear la actual política monetaria en su próxima reunión del 12 de julio dado que hay signos de que el crecimiento está teniendo lugar en distintos sectores y regiones. Por su parte el Banco de Inglaterra mantenía su actual nivel de política monetaria por 5 a 3 frente al 7 a 1 de la pasada deliberación.
Conjuntamente a todo ello, conocíamos la pasada semana el IPC del Reino Unido cuya tasa interanual subió hasta el 2,9% en mayo, frente al 2,7% del mes anterior. Esta es la tasa más alta desde junio de 2013 y mantiene la inflación por encima del objetivo del 2% que tiene el Banco de Inglaterra.
La Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS) de Reino Unido ha asegurado que una de las principales razones para el aumento de la inflación fue el coste de los paquetes de vacaciones extranjeros para los turistas británicos (por la depreciación de la libra) y el precio de los juegos y equipos informáticos (que generalmente son importados y, por lo tanto, les afectó la cotización a la baja de la libra esterlina). Desde esta oficina indican que ambos casos forman parte del sector de bienes y servicios recreativos y culturales, donde los precios subieron un 0,9% entre abril y mayo, en comparación con una caída del 0,4% hace un año.
Los alimentos y las prendas de vestir también subieron su precio en Reino Unido, después de caer hace 12 meses, con el azúcar, mermelada, confitería y los mercados de ropa infantil son los principales responsables. También hubo aumentos en el coste de los muebles y artículos para el hogar, y la electricidad, con nuevos aumentos de los precios entrando en vigor en mayo.
Por otro lado, y tras un fuerte repunte a comienzos de año, en los últimos meses el Índice de Precios al Consumo (IPC) de Estados Unidos parece estabilizarse. En mayo cayó un 0,1 % en tasa mensual (+0,2 % el mes anterior) lo que dejó la inflación interanual en el 1,9 %, 3 décimas por debajo del dato anterior (2,2 %). Los analistas habían previsto que los precios subieran un 0,2% en tasa mensual. El descenso se produjo en gran medida por la fuerte caída de los precios de la energía, con la gasolina registrando un retroceso del 6,4 %, aunque en los últimos 12 meses cuenta con una subida del 5,4%. Los precios de los alimentos subieron en mayo 0,2 %, y registran un incremento del 0,7 % respecto a hace un año.
Sin tener en cuenta los precios de los alimentos y la energía, el IPC subyacente aumentó en mayo un 0,1 %, y se situó en tasa interanual en el 1,7 %. Asimismo, los precios residenciales (Shelter), que incluyen alquileres de vivienda y suponen un tercio del índice total, crecieron un 0,2 % el pasado mes y se encuentran un 3,3 % en tasa interanual.
El BCE y el Banco de Japón.
Curiosamente los supuestos bancos centrales más rezagados, el BCE y el Banco de Japón, son los que probablemente generan más potencial movimiento de mercado. La ausencia de más detalles sobre un hipotético plan de salida del actual programa de compra de bonos del BCE ha postergado probablemente el movimiento alcista del EUR, pero subyace en los operadores de mercado la intención de no perderse ese potencial rally.
Por su parte el BoJ, aún inmerso en un masivo programa de liquidez, comienza a reconocer la obligada necesidad de comunicar cómo debería ser un potencial plan de salida. Inquieta en todo caso el actual panorama de moderación de los precios, no tanto porque en sí mismo pueda ser un problema si no porque desbarata todo el planteamiento monetario. El argumento de las instituciones era generar abundante liquidez para poder alimentar la inflación. Un incremento de los precios diluiría la carga de la deuda. El resultado es que con mastodónticas inyecciones de liquidez la inflación se mantiene moderada. La respuesta sigue siendo la misma: en el medio plazo repuntará el IPC dado que el mercado laboral se estrecha.
Sin embargo existen dos fuerzas estructurales muy potentes en contra de ese argumento de los banqueros centrales: La moderación del crecimiento demográfico en los países G-10 y el avanzado progreso de la tecnología que puede sustituir al factor trabajo.
La Reserva Federal insiste.
William Dudley, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, afirmó ayer en un discurso en la cámara de comercio de Plattsburgh (Nueva York) que el mercado laboral estadounidense continuará mejorando y permitirá a la Reserva Federal seguir elevando gradualmente sus tasas de interés. Añadió que el banco central norteamericano quiere endurecer la política monetaria "de una forma muy sensata" para evitar descarrilar la expansión que comenzó a mediados de 2009.
Con respecto a la inflación, Dudley expresó también que está un poco baja pero debería acelerarse junto al aumento de los salarios, ya que el mercado laboral continúa mejorando "... la tasa de desempleo se encuentras en el 4,3 % y la inflación alcanza cerca de 1,5 % [...] estamos muy cerca del pleno empleo. La inflación está algo más baja de lo que nos gustaría, pero creo que si las condiciones del mercado laboral siguen ajustándose, los salarios gradualmente se incrementarán y con eso, la inflación volverá gradualmente al 2 %".
Estas palabras del presidente de Dudley, estrecho colaborador de la presidenta de la entidad, Janet Yellen, han sido las primeras desde que la FED elevó la pasada semana los tipos de interés Según el último "dot.plot", ocho miembros del FOMC sitúan los tipos de interés a final de año en el 1,25-1,5% (una subida adicional más). Otros cuatro, en el 1,5-1,75% (lo que equivaldría a dos subidas más) y el resto (cuatro miembros) en el 1-1,25% en el que están vigentes desde hoy. Para el próximo año, los miembros prevén hasta tres subidas más de los tipos de interés. De este modo, llegarían al 2,00-2,25%. Este pronóstico supone una rebaja con respecto al "dot.plot" de marzo. A más largo plazo, los miembros del FOMC contemplaban hasta cuatro repuntes en 2018, hasta el 2,25-2,5%.
Sin embargo, el "aplanamiento" de los rendimientos en el mercado de bonos sugiere que los inversores dudan que el ciclo de endurecimiento de la FED dure mucho más. Preguntado sobre ello, Dudley dijo que interrumpir esa política ahora podría elevar el riesgo de un alza de la inflación que pueda dañar a la economía.