La energía fotovoltaica: competitividad y ahorro
Como la eólica, la tecnología solar contribuiría a reducir los precios en el mercado mayorista
Después del largo periodo de sequía que han vivido las energías renovables durante los últimos años en España, el sector recibió con alivio y esperanza el anuncio del Gobierno, al final de su primer mandato, de que iba relanzar la actividad renovable utilizando el mecanismo de las subastas.
La primera de ellas, realizada en enero de 2016, se resolvió con un cupo asignado a la energía eólica de 500 MW y otro de 200 MW a la biomasa. La segunda subasta, esta de 3.000 MW y en teoría tecnológicamente neutra, tuvo lugar el pasado 17 de mayo. El resultado en este caso fue que la práctica totalidad de los megavatios en juego (2.979) fueron a parar a proyectos eólicos. El resto de tecnologías, que también concurrieron a la subasta y que en algunos casos, como el de la energía fotovoltaica, aplicaron también el descuento máximo posible, renunciando así a todo tipo de incentivos, no obtuvieron prácticamente ningún proyecto en el reparto.
Inmediatamente después de la resolución de la última subasta, el Gobierno ha anunciado su intención de convocar una nueva edición para dar cabida a muchos proyectos que se quedaron fuera del proceso por falta de un mayor cupo.
En este momento no está claro si las normas de la nueva subasta serán las mismas que en la última edición –reglas que propiciaron que, prácticamente, toda la potencia adjudicada fuese eólica–, o bien si se designarán cupos para cada tecnología que permitan a las que se quedaron fuera en las dos primeras ediciones, especialmente la fotovoltaica, estar representadas en el resultado final.
España tiene en estos momentos 22.000 MW eólicos, que producen alrededor de una quinta parte de nuestra demanda eléctrica, lo que nos sitúa, junto con Dinamarca y Alemania, como uno de los países con mayor penetración en Europa para este tipo de energía.
Es bien conocido, y no solo por parte de los expertos del sector, el efecto de depresión de los precios mayoristas (el conocido pool) que provoca la entrada de vientos fuertes, normalmente asociados a borrascas. Cuando entra mucho viento, algo que sucede sobre todo en invierno y primavera, las turbinas trabajan a plena potencia. Especialmente en momentos de menor demanda, por las noches y durante festivos, pero también a veces en días laborables, la entrada masiva de energía eólica en el sistema lleva a valores muy bajos, incluso a cero, el precio del MWh de algunas horas en el mercado mayorista.
Esta bajada de precios se refleja en la factura de los consumidores, especialmente de aquellos acogidos a la tarifa PVPC regulada por el Gobierno y que recoge los costes del mercado mayorista, como es el caso de la mayoría de las familias. También tienen tarifas que oscilan con el mercado mayorista (las denominadas tarifas indexadas), muchas grandes empresas y pymes que contratan con comercializadoras en el mercado libre. Esta correlación positiva entre producción eólica y factura eléctrica de los consumidores, que se resume en que cuando hay mucha producción eólica, la factura de los consumidores baja, podría darse también, y de manera complementaria al caso eólico, si se permitiese a la energía solar tener una penetración similar en el mercado.
En este momento hay en el sistema unos 4.500 MW de energía solar fotovoltaica, que satisfacen alrededor de un 3% de la demanda de nuestro país. Por comparación, en Alemania, un país donde los paneles producen aproximadamente la mitad, hay 42.000 MW, es decir, casi 10 veces más que en España. Italia, país con una radiación también menor que la nuestra, tiene unos 20.000 MW fotovoltaicos.
En estos dos países ya se da el mismo efecto de bajada de los precios mayoristas que describíamos antes, asociado a la entrada masiva de eólica en el sistema en España, pero esta vez debido a la producción fotovoltaica durante los días soleados.
Es frecuente en estos países que los precios horarios muy bajos o tendentes a cero no solo se asocien a la entrada de las borrascas, sino también a los periodos soleados durante todo el año, y especialmente en los meses de primavera y verano, y durante las horas centrales del día, que están entre las más caras del día porque corresponden a periodos de demanda elevada.
Haría bien el regulador si a la hora de diseñar la próxima subasta tiene en cuenta, por un lado, la foto actual de nuestro sistema eléctrico, y, por otro, considera los efectos beneficiosos que tendría para el presupuesto de las familias y la competitividad de nuestras empresas la entrada de un volumen significativo de nueva capacidad de energía fotovoltaica. Incomprensiblemente, su presencia es hasta ahora testimonial en nuestro país, especialmente si se considera su potencial, tanto por nuestras condiciones privilegiadas de radiación solar como por la capacidad de esta tecnología para aplanar la curva de precios.
Carlos García Buitrón es director general de Ecovatios.