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¿Quién es Fuenteovejuna? Todo el pueblo, a una.

"-¿Quién mató al Comendador?

-Fuenteovejuna, Señor.

-¿Quién es Fuenteovejuna?

-Todo el pueblo, a una."

«Fuenteovejuna» de Lope de Vega

«La libertad no es un regalo que nos dé un estado o un jefe, sino un bien que se conquista todos los días, con el esfuerzo de cada individuo y la unión de todos ellos».

Albert Camus

«Nocturne Op. 9 - Nº 2 in MI bemol mayor» de Chopin

Yundi Li (piano)

Este nocturno en mi bemol mayor, uno de los más conocidos, presenta una forma de rondó algo especial. De primeras, la primera copla (A) se repite de manera más ornamentada (A') antes del comienzo de la segunda parte. De manera que la parte ornamentada (A') hace las veces de estribillo y se repite, y cada vez que se repite, se vuelve a emplear ornamentación. FInalmente una coda (C) cierra la estrutura general del nocturno. La forma del nocturno queda de la sigiente manera:

A-A'-B-A'-B-A'-C.

Por lo que respecta al tempo, el nocturno tiene uno muy poco usual, tratándose de un rondó, ya que es un andante. Generalmente los rondó, utilizan tempos más rápidos. Para colmo, la sección final, concretamente desde el penúltimo pentagrama, se debe tocar con un extraño “senza tempo” (sin tiempo). Prolongando una sensación de melancolia y trsiteza que en cierot modo casi identifica buena aprte de la obra del compositor polaco.

A todo ello, la melodía, fluye muy lentamente, de manera suave y clara y con una ornamentación limpia dejandonos, nos obstante, una sensación de angustia de la que dificilmente nos podemos escapar. Y es precisamente la melodía, que lo abarca todo, el verdadero protagonista de la pieza (casi en exclusiva) por encima de otros recursos musicales. Esto último denota su adscripción a un movimiento operístico que tuvo en Chopin su referente instrumental: el "belcanto".

Aunque anterior al «Beidermaier», movimiento que floreció en la primera mitad del siglo XIX en Alemania, Austria y los paises del Norte, el belcanto comparte buena parte de sus premisas de manera que podría decirse que es su encarnación pero en los paises del sur. Su época de máximo apogeo coincidió con el Beidermaier, por lo que es facil que podamos, en cierta manera, equipararlos. En ambos la melancolía, la perfecta igualdad y uniformidad de la melodía (vocal en el caso del «belcanto» puro operçistico), de la voz, el legato habilidoso, un registro superior claro, una estupenda agilidad y flexibilidad y un timbre dulce muy particular. Este estilo enfatiza la línea estilística clara, limpia, los adornos, la belleza pura y la técnica[1], por encima del volumen (las orquesta eran usualmente minúsculas) y la acción dramática de las obras (la más de las veces absurda).

Ambos movimientos se adscriven al movimiento de «vuelta al hogar» tras el estallido expontáneo de los pueblos ocurrido tras las revoluviones de finales del XVIII, y que pretendió con la derrota de Napoleón, volver a la normalidad previa (Antiguo Régimen absolutista) intentando hacernos creer que estos acontecimientos no tuvieron lugar.

El miedo al poder y la acción colectiva.

JUEZ: Trescientos he atormentado con no pequeño rigor, y te prometo, señor, que más que esto no he sacado. Hasta niños de diez años al potro arrimé, y no ha sido posible haberlo inquirido ni por halagos ni engaños. Y pues tan mal se acomoda el poderlo averiguar, o los has de perdonar, o matar la villa toda.

Acto III « Fuenteovejuna» de Lope de Vega

Fuenteovejuna, el clásico de Lope de Vega, es la historia del famoso pueblo que cansado de las atrocidades de un comendador corrupto y violador, decide unirse para combatir y finalmente matar a su opresor. Los alzados tras su acción, deciden que nadie va a revelar quién lo mató, y todos acatan esta decisión. A pesar de las amenazas y los maltratos en el Tribunal, nadie identifica al responsable, todos diciendo que "Fuenteovejuna lo hizo." Frente a esta solidaridad colectiva el tribunal no puede castigar a nadie. (intervención del JUEZ)

La construcción de la identidad del pueblo como conjunto es paralela, por un lado, a la construcción de la relación de los enamorados Laurencia-Frondoso:

y, por otro, a los sucesivos ultrajes del Comendador con las doncellas del pueblo. La primera ocasión que lo vemos en escena es con Jacinta, que es abandonada a su suerte por el resto de mujeres (y que como humillación es entregada a los soldados) y posteriomente con Laurencia, que por el contrario, exige y organiza un «ejercito de mujeres» que desencadena la acción dramática.

Ahí es donde se encuentra el éxito de la acción. La unión de los ultrajados hace más inviable la acción de la injusticia. Ello es clave dado que represetan la cosntatación de una realidad. Cuando se esta tratando en la obra el honor, uno de los temas centrales de la obra, el Comendador les trata como un colectivo, no como una individualidad: solo los nobles (colectivo) tienen honor, los campesinos (colectivamente) carecen de él. Cuando el alcalde osa contradecir al Comendador, es golpeado con su propia bara de mando.

« … es necesario poner el punto de mira de nuestra escenificación no tanto en las maldades de unos gobernantes corruptos, sino en los comportamientos sociales que hacen que dichos gobiernos sean viables, ya que entendemos que la complicidad del pueblo, bien sea por acción o por omisión, es el caldo de cultivo necesario para el alzamiento de la injusticia institucional.»

Javier Hernández-Simón (director del montaje de «Fuenteovejuna» que se esta represntando el el Teatro de la Comedia de la Madrid)

El tema que me interesa poner de manifiesto es que la visión colectiva es vital para para restituir la justicia en situaciones como la que estamos viviendo tras la crisis. Los casos de corrupción no son protagonizados por individuos aislados, esta en el corazón del sistema. Y, por otro lado, los perjudicados no son tampoco individuos aislados, victimas en algunos casos de la injusticia en la adjudicación interesada de un contrato que ha perjudicado a su empresa. Es la sociedad entera la que pierde. Las adjudiaciones de aeropuertos inútiles, infraestructuras sobredimensionadas, apaños para redimensionar sectores obsoletos, etc., ... acabarán significando una perdida de calidad de vida y bienestar a la que irremediablemente tendremos que hacer frente. Si hacemos tarde este trabajo, será más caro que si lo hacemos pronto.

En este punto quiero hablar de la representación de «Fuenteovejuna» del Teatro de la Comedia. La producción es muy interesante ya que añade el tema de la posible “desmesura” de la acción de los aldeanos. Pero la culpa de ello, a mi entender, es la ignorancia de la realidad por los aldeanos (pensar en individuo) y la desmesura propia del Comendador. Ambos piensan en términos individuales aunque el segundo observa al primero como una colectividad (en inferioridad de condiciones).

Este tiempo que va entre el secuestro de Jacinta (individualizacion) y el de Laurencia (la acción colectiva) es vital ya que es directamente proporcional al enfado de los agraviados. Sobrepasados un nivel adecuado (nunca se sabe cual será), la desestablización y, en última instancia, la destrucción del sistema y de la convivencia esta garantizada. Casi sin posibilidades de restituirla.

Esto es lo que puede estar demostrandose con los «Brexit», la victoria de Trump y, por otro lado, la derrota de Susana Diez (o victoria de alguien que se empeña en mostrarse como anti-stablishment) muy parecidas a las maquinaciones en el partido demócrata americano para imponer a Clinton como candidato a presidente,por encima de la opción Sanders.

La estrategia de evitar la acción colectiva, que no es más que el intento de perpetuar una injusticia, solo desemboca en una falsa tranquilidad es inutil y, además muy cara.

¿Cuantas puñaladas son necesarias para frenar el odio?. Piensen en el madrileño que en primer plano del cuadro de Goya «El dos de mayo» apuñala al mameluco muerto. ¿Es necesario continuar apuñalando a un muerto?. Posiblemente desde el prisma del rencor reprimido si. Desde un punto de vista patriótico o de Justicia, no debería serlo.

«Polonaise No.6 in A flat major Op.53 "Heroique"» de Chopin.

Yundi Li (piano)

Chopin salió de Polonia a los veinte años para dar conciertos por toda Europa. En 1831, ya reconocido y aclamado por un público que había escuchado sus recitales en salones y sus primeras composiciones, se instaló en París y desarrolló una carrera de éxito como pianista,profesor y compositor. Un año antes, cuando supo que los rusos habían entrado en Varsovia, rehusó volver a tocar en su país. Nunca regresó a Polonia. Aún así, su música estuvo impregnada del amor a la patria[2]. Esta Polonesa es muestra fiel de ese sentimiento nacionalista.

Como anécdota, los compases iniciales de otra polonesa («Polonesa Militar») fueron ejecutados en muchas ocasiones por Radio Varsovia para elevar el espíritu de la nación mientras el ejército de Hitler se aproximaba a la capital. El primero de septiembre de 1939, la emisora de radio fue silenciada. El pueblo polaco comprendió a partir de ese momento, que nuevamente había caído en la cautividad.

Los grandes artistas de ambos movimientos («Biedermaier» y «belcanto») como demuestran el propio Schubert y Chopin, ponen de manifiesto en sus obras la fuerte tensión intrínseca que es apenas enmascarada en una “normalidad” que, por naturaleza, solo puede ser inestable y explosiva.

NOTAS:

  1. Este estilo ha sido relacionado con un ejercicio que dice demostrar su esencia: un cantante sostiene una vela encendida cerca de su boca y debe cantar sin que la llama se sacuda o apage.
  2. Hay una leyenda que asegura dice que Chopin llevaba siempre consigo un pequeño recipiente que contenía tierra polaca.

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