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¿No tiene vuelta atrás?

«(la decisión) no tiene vuelta atrás [...] es consecuencia directa del mandato democrático del referéndum celebrado el pasado 23 de junio.»

“Mi determinación es firme para conseguir el acuerdo adecuado para cada persona en este país. Porque al enfrentarnos a las oportunidades que tenemos por delante en este viaje trascendental, nuestros valores, intereses y ambiciones comunes pueden y deben mantenernos unidos. Y cuando recuperemos los poderes de Europa, vamos a consultar a fondo sobre qué poderes deben residir en Westminster y cuáles deben pasar a las administraciones descentralizadas”

Theresa May ante el Parlamento británico el 29 de marzo de 2017.

« (el Brexit) es reversible, […] Pero no quiero predecir nada. Nadie sabe exactamente lo que va a pasar. […] (prevé) dos años de turbulencias y un final abierto que podría acabar en otro referéndum o unas elecciones anticipadas»

Lord Michael Heseltine [1] en una entrevista al periódico «El Mundo»

«Dejad que ellos (los diputados) hagan las leyes, yo haré el reglamento»

D. Álvaro de Figueroa y Torres, Conde de Romanones[2].

Ayer a las 13:30 (hora española) el embajador británico ante la UE entregó al presidente del Consejo europeo la carta firmada por Theresa May activando de manera formal el artículo 50 del tratado de Lisboa por el que se inician las negociaciones para abandonar la UE. Tras poco más de nueve meses, lo mismo que cualquier embarazo, de consultada la población británica en referéndum, se inicia un período histórico para ambas partes ya que es el primer país que lo solicita en 60 años (cumplidos hace apenas unos días) de historia del proyecto. Si no fuera porque la tendencia es a ampliar la edad de jubilación, algunos estarían ya diciendo que es hora de jubilar el proyecto.

Ahora quedan dos años de inciertas negociaciones para consumar la salida en un momento delicado para la UE con una crisis de deuda sin resolver y deficiencias en su diseño institucional, que ha exacerbado el enfrentamiento entre los países del norte y del sur, entre los del este y del oeste y por último, entre países acreedores y deudores. El "Brexit" contemplado así puede verse como la ruptura de la cadena por el eslabón más frágil, el británico, pero en medio de la amenaza por debilitar al resto de eslabones anteriormente fuerte.

El creciente euroescepticismo en países anteriormente muy europeístas como Francia, Alemania, Italia u Holanda amenaza con convertir al Reino Unido en la primera de una larga lista de abandonos. Ese es el principal temor de Bruselas de ahí que las negociaciones (desde el lado de la UE) se centrarán en poner la cosas difíciles a los británicos para evitar el ya recurrente y manido "efecto contagio" con el que nos han ilustrado todos los momentos crudos de esta crisis que nació con la debacle financiera del 2008 en todo el orbe occidental. Trump es la versión americana del "Brexit" pero lo que se quiere abandonar es del proceso globalizador.

Queda ahora por ver si la frase con la que Theresa May anunciaba en el Parlamento su decisión, «No hay vuelta atrás», es real o refleja unos miedos latentes en la población y en el stablishment que se quieres exorcizar verbalizándose lo que se teme: la necesidad de una vuelta atrás.

Interesante la entrevista a Lord Michael Heseltine que publica hoy el periódico «El Mundo». A la pregunta de ¿Qué dirán del 'Brexit' los libros de historia? respondió «Estamos ante el mayor error histórico desde la Segunda Guerra Mundial. Yo diría incluso que nuestro mayor error histórico en tiempos de paz del último siglo.»

A la pregunta May defendió la permanencia durante el referéndum y ahora ha convertido "Brexit es Brexit" en su lema ¿Se siente traicionado? dijo « […] lo que tengo que reconocer es mi perplejidad por la evolución de May. En abril del 2016 pronunció un excelente discurso en el Colegio de Ingenieros Mecánicos de Edimburgo, en el que dijo que "nuestro interés nacional está claramente en permanecer en la UE. Salta a la vista que su posición ha cambiado. Yo sigo pensando lo mismo. Creo que el 'Brexit' acabará destruyendo la naturaleza de este país y socavando el futuro que le debemos a las próximas generaciones.»

Solo el tiempo podrá decir quien acabará teniendo la razón. Si la decisión de las poblaciones es miedo o valentía y, por último, si los procesos de los que se quiere salir son irreversibles o no.

NOTAS:

  1. Tras su dimisión del gabinete en 1986, a causa del Caso Westlanden, volvió a primera fila de la política británica en 1990 tras su desafió al liderazgo de la entonces Primera Ministra y líder del Partido Conservador, Margaret Thatcher. Aunque no venció en la votación, forzó una segunda, que desencadenó la dimisión de Thatcher. A partir de ahí volvió al gobierno, entonces ya presidido por John Major que le nombró Viceprimer Ministro y Primer Secretario de Estado. Recientemente, y por su resistencia al 'Brexit' en la Cámara de los Lores, tuvo que dejar su puesto de asesor del Gobierno.
  2. Político español, fue Presidente del Senado, 17 veces ministro y 3 veces Presidente del Consejo de Ministros con Alfonso XIII. Formó parte del Partido Liberal de Sagasta y Canalejas.

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