De la Esperanza: “En España hay sitio para un Silicon Valley”
Wave, la ‘startup’ que dirige Manuel de la Esperanza, aspira a ser líder en geolocalización
A Manuel de la Esperanza (Madrid, 1984) y su socio Luis Gelado se les encendió la bombilla del negocio un día como otro cualquiera. Trabajaban para una agencia de publicidad y tenían una reunión con uno de sus clientes más potentes, Heineken. Los atascos de Madrid y otros percances hicieron difícil que se juntaran todos los que estaban citados. Entonces pensaron que, dado que el teléfono inteligente es ya una herramienta inseparable de niños y mayores, se podían servir de ese dispositivo para crear una forma de facilitar los encuentros. Así nació Wave, una aplicación que ya cuenta con más de siete millones de usuarios y que diariamente tiene tráfico de 150 países.
“Wave permite que, durante un periodo de tiempo predefinido, dos o más personas conozcan su localización en tiempo real. Para que eso suceda debe haber consentimiento de cada usuario, y el monitoreo puede durar lo que se quiera, 10 minutos u horas”, resume De la Esperanza, consejero delegado de la empresa. Puede ser especialmente útil cuando se está de viaje o se organizan encuentros con amigos, por no hablar de las aplicaciones comerciales para congresos y demás eventos. Se trata de una idea aparentemente sencilla, pero que encierra una compleja tecnología desarrollada por su equipo.
Desde que los dos socios, amigos desde el colegio, pusieron en marcha el proyecto en 2014 han recaudado unos tres millones de euros, la mayoría de fuera de España. La buena evolución de la aplicación ya les ha hecho pensar en mudarse a Estados Unidos. “Creemos que en España también puede haber un Silicon Valley, pero la financiación ahora mismo está fuera”, explica De la Esperanza.
En su caso, y siguiendo el modelo de tantas otras firmas tecnológicas, su estrategia se centra por el momento en alcanzar una masa crítica de usuarios lo más amplia posible. “Ya nos encargaremos luego de ver cómo lo monetizamos, porque hay muchos modelos que pueden funcionar”, espeta el CEO. Tienen muy claro que los inversores de EE UU valoran mucho más que en España la visión de la startup. “Si el proyecto es bueno, están dispuestos a financiarte aunque sepas que no vas a tener ingresos en los primeros cinco años. En España, el capital busca retornos rápidos, y ese no es el camino en las tecnológicas”, ilustra.
Su ambición es clara: quieren situarse como líderes mundiales en el segmento de la geolocalización. Todo lo van a orquestar desde unas oficinas que pronto ampliarán y que rezuman a startup. No solo por la juventud del equipo (son todos treintañeros o más jóvenes), sino por la anarquía funcional que parece imperar en la sala. La cristalera que hace de puerta al jardín tiene garabatos de cifras y esquemas; hay más modelos de Lego o platos con aperitivos que papeles. Incluso tienen una mascota, Yaco. “Un vagabundo se dejó al perro por aquí cerca y nos lo quedamos”, cuenta De la Esperanza. Y ya están pensando en las barbacoas que montarán en cuanto amplíen oficinas, lo que también comportará más metros de césped.
Aunque son 18 personas, cuando reciben a CincoDías no hay más de siete en la oficina, ambos socios incluidos. “Somos unos grandes defensores del teletrabajo. Lo que exigimos a nuestro equipo son objetivos, no que estén aquí con nosotros. De hecho, nuestros programadores para Android viven en Sevilla y Jaén”, indica. Se reúnen, eso sí, dos veces a la semana. Quien no esté puede participar por videoconferencia.
Deporte, aperitivos y mucho Lego
Cuando cerraron su primera ronda de financiación se les ocurrió comprarse un modelo de Lego. La tradición se ha mantenido, de momento centrada en la colección de la saga Star Wars: al R2-D2 le siguió un Tie Fighter y, más recientemente, una Estrella de la Muerte, que todavía no han tenido tiempo de montar, lo cual es comprensible a la vista de las dimensiones de la caja, del tamaño de una cajonera. ¿Qué será lo próximo? “Ahora mismo estamos detrás de una ronda de Serie A, lo que nos dará músculo para mejorar la tecnología y expandirnos de verdad. Cuando la cerremos nos compraremos un Destructor”, comenta De la Esperanza en referencia al modelo más grande que vende la juguetera danesa.
El deporte es otra de las constantes en Wave. “Uno de nuestros ingenieros practica artes marciales todos los días a la hora de comer. Luis [Gelado] sale a correr para desestresarse y yo soy un apasionado del fútbol americano, aunque lo practico por las noches”, relata. Ese comentario da pie a una conversación sobre la Super Bowl, el partido final de la NFL, que se jugó pocos días antes del encuentro. “Se han batido todos los récords, fue una pasada”, cuenta emocionado.
Los dos fundadores se consideran exigentes con su equipo. “Podemos serlo porque tratamos de contratar a los mejores”, argumenta Gelado. Ni hay horarios ni les faltan aperitivos de todos los tipos. “Tratamos de que la gente venga a trabajar a gusto”, sentencia De la Esperanza.