El ladrillo aún lastra las cuentas
La morosidad inmobiliaria se reduce a niveles de 2012, pero todavía supone más del 38% de los activos dudosos
Una de cal y otra de arena. Los bancos españoles continúan todavía alejados de la recuperación. Si a principios de diciembre el último discurso de Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), daba alas al sector financiero, que confía en la buena marcha de la economía y en una futura subida de tipos de interés –necesaria para mejorar sus márgenes–, el final de año se volvía turbio para las entidades del país.
El veredicto del Tribunal de Justicia Europeo a favor de establecer una retroactividad total en la devolución de las cláusulas suelo opacas de los contratos hipotecarios suponía un tremendo varapalo para el sector. Unos 4.000 millones de euros, según el Banco de España, tendrán que ser provisionados en la cuenta de resultados de 2016.
Este nuevo golpe se suma a otro gran lastre que las entidades financieras vienen arrastrando desde la crisis económica. La mora de la actividad inmobiliaria continúa representando más del 38% del total de activos dudosos en los balances de los bancos españoles, según los últimos datos del tercer trimestre de 2016 publicados por el Banco de España.
Desde que estallara la burbuja del ladrillo se ha vuelto uno de los quebraderos de cabeza para nuestro país. Especialmente, las actividades inmobiliarias y el sector de la construcción han colmado de deudas los balances de la banca.
De hecho, el pasado mes de octubre (últimos datos disponibles), la morosidad del crédito concedido por las entidades financieras que operan en España (bancos, cajas, cooperativas de crédito y financieras) se elevó ligeramente hasta el 9,27%, desde el 9,21% del mes anterior.
“Es cierto que la tasa de mora de las actividades inmobiliarias y la construcción sigue siendo muy superior a la morosidad total. Y también lo es que los activos inmobiliarios siguen pesando de forma excesiva en el balance de los bancos”, apunta José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la AEB (Asociación Española de Banca).
Clientes problemáticos
En la misma línea, Santos González, presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE), señala que la capacidad de recuperación de este tipo de deuda “es menor, no solo porque el saldo de balance sigue reduciéndose, sino también porque el nivel de actividad en los clientes problemáticos es poco significativo”. En este sentido, González aclara: “Solo la adjudicación de activos genera descensos notables del balance de créditos de dudoso cobro, aunque cada vez son operaciones más difíciles”.
Pese a que el sector tiene que hacer frente al lastre de la morosidad, lo cierto es que la tasa de activos dudosos de la banca se sitúa en niveles previos al rescate bancario de 2012. “La tendencia a la baja de la mora en los últimos años es un fiel reflejo de que los esfuerzos del sector financiero han dado sus frutos”, afirma Carlos Fernández, analista de XTB.
En este escenario, el experto considera que, a medida que la economía española siga creciendo, “lo natural es que la mora continúe bajando”. Y es que, aunque la morosidad inmobiliaria continúa centrando gran parte de la preocupación de la banca, esta tasa se redujo hasta el 25,6% en el tercer trimestre del pasado ejercicio, de acuerdo con los datos provisionales del Banco de España.
Este descenso supone su nivel más bajo desde el primer trimestre de 2012, cuando se situó muy cerca del 23%. Pese a ello, esta tasa sigue todavía muy lejos de los niveles anteriores a la burbuja inmobiliaria, cuando en 2008 se registraban índices de morosidad en el entorno del 2%.
Optimismo en el sector
Aunque los activos dudosos inmobiliarios en el sector financiero se mantienen todavía en niveles elevados, los 18 trimestres consecutivos que acumulan de descensos corroboran que esta tendencia ha venido para quedarse. De hecho, los expertos en el sector se muestran positivos y auguran nuevas reducciones en las tasas de morosidad.
“Las cifras de créditos de dudosa recuperación irán mejorando. La mejora de la situación económica afecta a la capacidad de reembolso y, por tanto, se notará. Adicionalmente, el incremento del saldo de balance hará que el porcentaje relativo disminuya”, explica el presidente de la AHE.
La estadística del Banco de España revela que de los 123.177 millones de euros que las entidades financieras del país tenían concedidos en el tercer trimestre del ejercicio pasado a empresas inmobiliarias, 31.567 millones eran morosos.
Aunque las cifras todavía siguen arrojando los coletazos de la burbuja inmobiliaria, los datos son mucho más halagüeños si se tienen en cuenta las tasas de 2014. Ese año los saldos dudosos en el sector llegaron a su nivel más alto: de los 161.218 millones de euros de créditos concedidos a dichas empresas en el segundo trimestre de 2014, 61.330 millones eran morosos, lo que supone un 38%. Así, si se compara con el 25,6% registrado entre julio y septiembre de 2016, el optimismo es más que evidente.
Martínez Campuzano destaca que esta reducción de la morosidad ha sido compatible “con un descenso del saldo vivo de crédito, ante el continuo desapalancamiento de la deuda privada”. Además, el portavoz de la AEB se muestra optimista y considera que la tendencia continuará debido a tres factores: la mejora en las condiciones de financiación por parte de los bancos, el continuo aumento del nuevo crédito y la venta de activos con problemas por parte de las entidades.
Escenario incierto
La tendencia de reducción de la morosidad parece clara; incluso tras el fallo de las cláusulas suelo, ya que “los saldos dudosos pueden verse favorecidos por el efecto caja en las indemnizaciones, que mejorará la capacidad de reembolso de los prestatarios”, apunta Santos González, presidente de la Asociación Hipotecaria Española (AHE).
Sin embargo, aún hay frentes abiertos. Desde hace años, el sector ha visto mermados sus ingresos por el entorno de tipos al 0%. Ahora que la economía comienza a recuperarse y hay perspectivas de que crezca la inflación, el mercado apunta a subidas en el precio del dinero el próximo año, lo que, según Carlos Fernández, “supondrá un encarecimiento de los préstamos”, que frenará el volumen de créditos.
Aun así, el analista de XTB explica que el efecto de esta subida se vería mitigado por “una mejora general de la economía y de la renta disponible de las familias”. Ello, unido a una posible fusión de bancos, generaría optimismo, “ya que las entidades resultantes tendrían balances más solventes y estarían más dispuestas a conceder créditos”.