De los grandes caladeros del mundo a toda España
La primera tienda de congelados de Granada, Apolo, entre las mayores importadoras de pescado y marisco
Cuando en 1963 Apolonio Alcaide y Ana Ávila, una joven pareja de recién casados, pusieron en marcha su pequeña tienda de congelados en Loja (Granada), pocos creían en un negocio tan innovador, el primero de este tipo que aparecía en la provincia y casi en toda Andalucía.
Medio siglo después, Mariscos y Congelados Apolo se ha convertido en uno de los mayores importadores españoles de pescado y marisco (cinco millones de kilos al año) procedentes de los principales caladeros del mundo, que comercializa sus productos en España, Portugal, Reino Unido e Italia.
La facturación en 2016 fue de unos 40 millones, tras cuatro años consecutivos de crecimiento de entre un 15% y un 20%
Entre otras exquisiteces, la empresa produce cada año dos millones de kilos de langostino cocido y un millón de kilos de pulpo. Su facturación en 2016 rondó los 40 millones de euros, después de cuatro años consecutivos creciendo entre un 15% y un 20%.
Emplea a 120 personas, que durante la campaña de Navidad (de septiembre a diciembre) se convierten en 150. Pero ¿cómo ha conseguido un pequeño establecimiento familiar como este convertirse en uno de los referentes de la alimentación española?
Como reconoce Ana Ávila, “los inicios fueron duros, porque la gente desconocía la comida congelada y venían más a mirar que a comprar”. Pero algunos expertos les aconsejaron que aguantasen, porque “eso era el futuro”. Empezaron troceando pescado en rodajas, envasándolo en bolsas de medio kilo y sirviendo pequeños pedidos a las tiendas, ya que su red de frío se limitaba a congeladores domésticos. Sus medios de transporte eran entonces una moto Guzzi y un Renault 4L.
Poco después llegaron al mercado los arcones de congelación, que facilitaron el trabajo, y la empresa fue creciendo con nuevos servicios: distribución a bares, restaurantes y una mayor variedad de productos y formatos.
Impulso de la distribución
En 1982 comenzaron a trabajar en la empresa Manuel y Juan Miguel Alcaide, sobrinos de los fundadores y actuales gerentes de compras y ventas, respectivamente. E impulsaron el crecimiento de la compañía elaborando nuevos productos y potenciando la distribución propia para llegar a más clientes. “El sector de la alimentación congelada estaba creciendo en esa época y la empresa crecía con él”, recuerda Juan Miguel.
En la actualidad, Apolo congela y envasa artículos procedentes principalmente de Colombia, Argentina, Ecuador, China, Vietnam, Perú, Panamá, India y Marruecos, pero también de toda España, sobre todo merluza, lubina y dorada. Alcaide señala que “llevamos desde 1989 importando productos de estos países, lo que nos ha permitido tener unas relaciones muy estrechas con nuestros socios y proveedores extranjeros; unas relaciones que, unido a la compra de grandes cantidades, nos hacen ser muy competitivos en el mercado”.
En sus instalaciones de Loja, la empresa dispone de cocederos de marisco y pulpo y produce una gran selección de pescados preparados y precocinados, especialmente fabricados para la hostelería y tiendas de alimentación.
“Ofrecemos un servicio completo a Horeca [hostelería, restauración y catering], cadenas de supermercados, empresas de catering, hospitales y tiendas de alimentación, entre otros. Y grandes superficies, como Carrefour, supermercados Dani, El Jamón y Comerco, llevan varios años distribuyendo nuestros productos en sus lineales”. La compañía cuenta con una red propia de 20 camiones.
Los tíos de Manuel y Juan Miguel cedieron, en su momento, las riendas de la compañía a los actuales gerentes. Ahora las hijas de estos ya trabajan en la firma y constituyen la mejor garantía de continuidad para una empresa familiar que, como mínimo, tiene asegurada la pervivencia de una tercera generación.
Productos para solteros y hogares unifamiliares
Siete años después de que en 2008 Apolo inaugurara sus instalaciones, estas se han quedado pequeñas, hasta el punto de que en el último año no se han podido atender varios pedidos por falta de capacidad, dice Alcaide. Por eso, la empresa acaba de invertir 9 millones en una ampliación de 13.000 metros.
El proyecto incluye una primera nave de 5.000 metros, que contará con 13 muelles de carga, cámara frigorífica y capacidad para 3 millones de kilos, y un sistema lineal para la elaboración del producto estrella: el langostino cocido. Así, atenderán “las nuevas demandas de los consumidores y los cambios en el hogar”, al ampliar la gama de productos y adaptarlos a los formatos de parejas sin hijos, singles y hogares unifamiliares. Su meta, la innovación, porque “camarón que se duerme, no es de Apolo”, advierte.