Infraestructuras y energía reactivarán las emisiones en 2017
La inversión en deuda empresarial estará condicionada por la marcha económica y la política monetaria europea y estadounidense
Como en 2016, en la primera mitad de este año que apenas comienza se espera una quietud pasmosa en el mercado de deuda privada, a la espera de un mayor dinamismo económico: aumento del consumo, la inversión y, por tanto, de la demanda. La reactivación de emisiones corporativas estará protagonizada, como de costumbre, por las empresas del Ibex 35, específicamente las de infraestructuras y energía, auguran los expertos. Aunque los lanzamientos, refinanciaciones o recompras de bonos dependerán también de los próximos pasos que den el Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal (Fed).
Incertidumbre. Es la palabra en la que coinciden los analistas cuando definen el contexto actual. “El mundo se encuentra inmerso en un terreno incierto, estable pero no seguro. Los inversores deberían apostar por un enfoque prudente que favorezca la preservación del capital, hasta que se disipen las políticas futuras”, opinan Joachim Fels y Andrew Falls, de la gestora Pimco.
El volumen de colocaciones ascendió a 23.090 millones en 2016, un 16% más que en 2015, según Dealogic
Las dudas persisten, igualmente, respecto a las actuaciones de la Fed. Pese a que la entidad ha anunciado que la subida de los tipos será gradual, según la evolución del empleo, salario e inflación, en Lazard Frères Gestion se preguntan cómo reaccionará el mercado de la renta fija después de la previsibilidad acostumbrada.
En tanto, Michael Boye, experto en renta fija de Saxo Bank, cree que el menor crecimiento global no es necesariamente malo para los bonos: “Retrasa que los bancos centrales pasen de una política de flexibilización monetaria a otra de normalización, al mantener abierta las puertas a la expansión cuantitativa”.
Pero la victoria de Donald Trump en EE UU, el brexit, la subida de tipos en diciembre en EE UU -con expectativas al alza- y el anuncio del BCE de rebajar este año su programa de compra de activos ha reducido el apetito inversor.
¿Por qué Luxemburgo en vez de España?
s ya habitual que las compañías españolas lancen sus emisiones en Bolsa extranjera. Luxemburgo es la plaza preferida, con el 41% de las operaciones, seguido por Dublín (20%) y Londres (18,5%). ¿Por qué esa deslocalización?
“Londres sigue siendo la capital financiera de Europa, donde se colocan los grandes bancos que comercializan los acuerdos”, explican en Saxo Bank. Además, como la mayoría de los compradores son inversores institucionales que operan también fuera de Reino Unido, los agentes prefieren las firmas londinenses por la oportunidad de atraer el mayor interés a un bajo rendimiento, sostienen.
Rapidez, facilidad, regulación y fiscalidad favorable son otras razones que alegan los emisores. No obstante, desde España defienden que la Bolsa española ofrece esas mismas condiciones. “Estos argumentos son falsos, no se corresponden con la realidad y afecta a la transparencia”, afirman fuentes del sector.
Así, tras los esfuerzos de la CNMV, hoy día el país ha homogeneizado los folletos de emisión con el marco internacional, ha reducido a cinco días hábiles los plazos de verificación y ha establecido el principio de libertad contractual, que permite remitir los listados a las leyes y tribunales extranjeros, con la posibilidad de elegir el inglés y divisas distintas del euro, dicen.
Por eso, las grandes del Ibex aprovecharon los últimos meses de 2016 para refinanciar deuda y recomprar bonos, con el fin de alargar plazos y bajar costes. Es el caso de Abertis, que en noviembre cerró una emisión de bonos por 500 millones de euros con un vencimiento a 2027 y un interés fijo del 1% anual. Además, lanzó una oferta por otros 500 millones para recomprar bonos que vencen en 2019 y 2020.
Telefónica, que abrió en abril la veda del mercado, también lo hizo en octubre por un importe de 2.000 millones, emitido en dos tramos: 1.200 millones con vencimiento en 2020 y un cupón anual del 0,318%, y el otro por 750 millones a 2031, con un cupón del 1,930% al año. Un mes antes había emitido uno híbrido por 1.000 millones.
O FCC, que acudió en 2016 al mercado de capitales con la idea de levantar 1.200 millones para refinanciar la tercera parte de su deuda con vencimiento en 2018, e Iberdrola, que prefiere los bonos verdes para proyectos medioambientales por un valor de 2.450 millones. Bloomberg calcula que las grandes compañías deberán hacer frente a 86.000 millones en vencimientos en 2017.
¿Y por qué las empresas se han decantado por la recompra de bonos? Boyer, de Saxo Bank, lo explica: “Se debe a los bajos niveles de rendimiento. Muchas empresas aprovechan este contexto, mediante la emisión de deuda y recompra de acciones, para sustituir acciones caras, que rinden una prima sobre el capital al accionista, por una deuda más barata”.
El problema de este juego está en el alza del apalancamiento, advierte. “Las empresas podrían enfrentarse a situaciones muy difíciles, si los costes de los préstamos aumentan y sus ganancias disminuyen o se vuelven negativas”, ilustra. Además, corren el riesgo de adquirir acciones cuando no las necesitan a un precio alto, mientras que tienen que emitir nuevas participaciones cuando sí las requieren pero a un coste bajo, arguye.
Con todo, el volumen de emisiones superó en 2016 los 23.090 millones, un 16% más que en 2015, según Dealogic, reflejo del dinamismo de las empresas españolas que atraen por su solvencia, mayor rentabilidad y riesgo adecuado.
Este año se prevén lanzamientos para proyectos de infraestructuras, energía o gas, vaticinan en Bankia. Red Eléctrica, Enagás, Iberdrola, Enel, Telefónica, Repsol, “las del Ibex”, indican.
También los bonos del Tesoro español siguen siendo muy atractivos para los inversores extranjeros, a cinco o diez años, comparado con los de Francia o Alemania. Pero el auge de las operaciones dependerá de la marcha económica, avisan.