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Política internacional

Kepel: “Que Le Pen sea presidenta es el sueño del yihadismo”

Gilles Kepel, especialista en islam y mundo árabe, presenta nuevo libro

Pablo Monge
Manuel G. Pascual

"Vivimos en sociedades posmodernas en las que no hay empleos que no sean basura para los hijos de los inmigrantes, a los que además les cuesta acceder a la educación. El problema de la incubación de yihadistas en Europa es socioeconómico”, arranca Gilles Kepel (París, 1955). Experto en islam y mundo árabe contemporáneo, este politólogo francés ha dedicado los últimos 20 años al estudio del yihadismo, término con el que se ha dado en llamar al terrorismo practicado por fundamentalistas musulmanes. En su último libro, El terror entre nosotros (Península), el profesor del Instituto de Estudios Políticos de París reflexiona sobre cómo se ha gestado la actual generación de terroristas nacidos y criados en Francia. Por escribir sobre esos temas se ve obligado a llevar escolta policial: solo este año ha recibido tres amenazas de muerte.

“La voz del islamismo moderado no logra hacerse escuchar en Europa, y eso es un problema”

El fracaso de la política de asimilación de los inmigrantes y la marginación social, económica y política de muchos de ellos han generado un caldo de cultivo propicio para la proliferación de ideas como el islamismo radical que anhela la destrucción de Occidente. “Charlie Hebdo, Bataclan, Niza... La sociedad francesa está traumatizada”, explica el académico. En su opinión, François Fillon se ha impuesto a Alain Juppé en las primarias conservadoras en parte porque entendió mejor la magnitud de la herida psicológica que quedó en la población tras los atentados de 2015 y 2016. “Francia es un país bastante laico, pero el hecho de que la última persona que muriera a manos de los yihadistas fuese un cura ha hecho que mucha gente se sintiera cristiana otra vez”, reflexiona.

¿Qué pasará si Marine Le Pen logra hacerse con la presidencia de Francia? “No creo que lo consiga, pero está claro que se está imponiendo la política identitaria frente a la de clase. El brexit, Trump, el resurgimiento de la extrema derecha en Alemania y Holanda… Abundan los ejemplos”, espeta. “El yihadismo interpretó el 11-M como una victoria porque Zapatero retiró las tropas de Irak. De la misma forma, Le Pen es lo que necesitan los terroristas para polarizar más la sociedad. Sería un sueño para ellos que llegase al poder”.

La ola de atentados que azota Europa en los últimos tiempos se enmarca en lo que él considera la tercera fase del terrorismo yihadista. “La primera, entre 1979 y 1997, se centró en atacar a los apóstatas de países musulmanes como Afganistán, Egipto o Argelia. La segunda, que duró aproximadamente hasta 2005, puso el objetivo en EE UU, el gran enemigo distante, y fue dirigida por Al Qaeda. La idea era que la respuesta occidental creara un nuevo Vietnam en Irak, como lo fue Afganistán para la URSS”, explica. No funcionó porque la población chiíta no apoyó a la resistencia.

"Brexit, Trump, el resurgimiento de la extrema derecha en Alemania y Holanda... Está claro que en occidente se está imponiendo la política identitaria frente a la de clase"

“La tercera fase se fija en Europa, al identificarla como más débil, al ser más cercana al mundo árabe y tener decenas de millones de musulmanes entre sus ciudadanos. El 11-M, de alguna manera, fue el punto de partida de esta nueva estrategia”, señala. “Optan por matar a gente de su propio vecindario para que cunda el pánico y propiciar reacciones radicales contra los musulmanes, que verán en los yihadistas a sus únicos guías”.

¿Cómo ha evolucionado su forma de actuar? “Los terroristas antes operaban en estructuras muy jerarquizadas y eran entrenados en campos por la gente de Bin Laden. En 2001 no había redes sociales: el ataque de las Torres Gemelas se hizo pronto para que entrara en el noticiario de la mañana. Ahora actúan de forma autónoma y no tienen jefes. Ellos mismos eligen sus objetivos. Pueden actuar en cualquier momento”, explica. Los servicios secretos aprendieron a interceptar las células de Al Qaeda; con los lobos solitarios, en cambio, la situación es mucho más compleja.

En su libro Fitna. Guerra en el corazón del Islam (Paidós, 2004) sostenía que se estaba librando una guerra ideológica por ver qué corriente lograba monopolizar el islamismo en Europa. Hasta el momento, la partida la van ganando los violentos. “La voz del Islam moderado no logra hacerse escuchar, en parte porque muchos musulmanes a los que les van bien las cosas esconden su identidad religiosa. Y eso es un problema”.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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