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Política monetaria

El BCE protege a la zona euro ante el riesgo político de 2017

Draghi extiende la compra de deuda a finales de 2017 con 540.000 millones adicionales

El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario DraghiEFE

La recuperación económica de la zona euro es constante pero sigue siendo moderada; el ansiado incremento de la inflación se sostiene por el momento básicamente solo por el alza del petróleo y el horizonte viene plagado de incertidumbres políticas que, si bien no van a poner en peligro el euro y son aún muy difíciles de calibrar, van a ser un riesgo para la estabilidad financiera. Este es el horizonte en el que Mario Draghi, el presidente del BCE, ha dibujado para justificar la decisión de prolongar el programa de compras de deuda más allá de marzo de 2017. Lo hará hasta finales del próximo año, lo que supone una inyección adicional de 540.000 millones de euros entre abril y diciembre del próximo año, cuando el volumen de compras se reducirá desde los 80.000 millones de euros mensuales, una cuantía que seguirá siendo efectiva hasta el mes de marzo incluido.

La solución para las entidades italianas

“Los problemas en Italia son bien conocidos y serán tratados por su Gobierno”, sentenció ayer Draghi tras ser preguntado por la situación de la banca transalpina, con Monte dei Paschi como principal damnificado. “La vulnerabilidad que tiene tanto el sistema bancario como Italia existe desde hace tiempo, es algo que hay que afrontar y confío en que el Ejecutivo sepa lo que tiene que hacer”, añadió.

Monte dei Paschi subió ayer un 4,11%, a la espera de que se concrete su recapitalización. La entidad italiana ha solicitado al BCE un permiso para prorrogar el plazo para concluir la ampliación de capital, que estaba prevista para finales del presente mes. Italia está preparando una inyección de capital público por 2.000 millones de euros en el banco, si bien la posibilidad de que el fondo soberano de Catar aporte 1.400 millones está enfriándose. El Gobierno italiano descarta solicitar ayuda al fondo de rescate europeo, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). De entrada, el bail in (rescate por parte de los accionistas y los bonistas) quedaría circunscrito a los dueños de híbridos y de deuda subordinada. Se salvarían los bonistas clásicos y los depositantes. Banca Popolare Milano fue la que más subió en Italia con un 9,49% y Banco Popolare sumó un 9,09%. Los siguieron Mediolanum (7,81%), Ubi Banca (3,80%), Intesa Sanpaolo (3,62%), Unicredit (3,54%), Mediobanca (2,36%) y Banca Popolare Emilia Romagna (1,7%).

“El objetivo es transmitir que la presencia del BCE en el mercado va a durar en el tiempo”, avanzó Draghi, que descartó tajante que la rebaja del volumen de compras de los 80.000 millones a los 60.000 millones de euros vaya a ser el principio del fin de las compras de bonos en mercado. Draghi negó que el consejo de gobierno del BCE debatiera ayer el tapering, entendido como una reducción gradual de las compras de deuda hasta dejarlas a cero, y resaltó que el final de este estímulo, que comenzó en marzo de 2015, está abierto.

De hecho, advirtió que las compras se prolongarán si la situación lo requiere y si, a finales de 2017, no se ha logrado el objetivo de encarrillar la inflación de la zona euro al objetivo del 2%. El programa de compras podría incluso volver a la cuantía de 80.000 millones de euros al mes y “tiene un final abierto”, sentenció Draghi.

Previsiones económicas

El BCE no ha modificado las previsiones económicas que lanzó en septiembre. No ha habido una expectativa de mejora desde entonces y la estimación de crecimiento económico para la zona euro continúa en un alza del PIB del 1,7% para este año y 2017 y del 1,6% para 2018 y 2019. Y la previsión de inflación contempla que los precios en 2019 aún no lleguen al 2%: el IPC anual será este año del 0,2%, del 1,3% en 2017, del 1,5% en 2018 y del 1,7% en 2019. Draghi reconoció que el alza de precios “ refleja en gran medida la subida anual del precio de la energía pero no hay señales de alza en la inflación subyacente”.

Aun así, el presidente del BCE sí defendió que los riesgos de deflación han desaparecido, lo que permite regresar al volumen mensual de compras diseñado en principio y que se elevó de los 60.000 a los 80.000 millones de euros en marzo de este año.

Ajustes en las compras de deuda

Facilidad para que la banca se preste

Las intensas compras de deuda pública por parte del BCE desde marzo de 2015 han retirado tanto papel que el mercado de repos, en el que los bancos se prestan dinero entre ellos dejando como garantía una activo –en general, deuda soberana–, ha quedado reducido a la mínima expresión. Draghi tomó ayer medidas para que esta fórmula no muera de inanición. El Banco Central prestará parte de los bonos públicos que mantiene en cartera (1,2 billones de euros a cierre de noviembre) a cambio de efectivo, con un máximo de 50.000 millones de euros, para que las entidades puedan utilizarlos en el mercado de repos. Hasta ahora, el BCE cedía ese colateral pero se daba la paradoja de que exigía para entregarlo otro activo como garantía; desde el 15 de diciembre le valdrá con el dinero contante y sonante.

El BCE también ha anunciado ajustes en su programa de compras, con el que ha adquirido 1,4 billones de euros en bonos. Hasta ahora, las compras en deuda soberana se centraban en activos que vencieran en un plazo mínimo de dos año, que ahora se reduce a un año. Además, el BCE podrá comprar deuda con una rentabilidad inferior a la actual facilidad de depósito –el interés que cobra a los bancos por guardarles su exceso de liquidez–, y que se mantiene en el -0,4%. Draghi aclaró que el BCE no va a comprar de forma inmediata bonos por debajo de ese -0,4%, que ya supone comprarlos a pérdida, sino que es una opción que queda abierta en caso de que sea necesaria.

La prolongación de las compras de deuda y el ajuste en el programa fueron recibidos con alzas en Bolsa, en especial en la banca, disparada ante la expectativa de un alza en el conjunto de la curva de tipos, con subidas superiores al 4% en la banca española. El alza del precio del dinero en la zona euro aún queda lejos pero el anuncio del BCE contribuye a ir elevando las rentabilidades de los tipos a largo y a rebajar más el interés de los tipos a corto, a los que la banca se financia para conceder préstamos, tal y como se reflejó en el mercado. El rendimiento del bono alemán a diez años subió del 0,34% al 04% mientras que en el plazo a tres años, cayó del -0,663% al -0,683%.

Incertidumbres políticas

El presidente del BCE quiso pasar de puntillas por las incertidumbres políticas que plantea el escenario posterior al referéndum italiano o las elecciones del próximo año en Francia, Alemania y Holanda. Se limitó a reconocer que hay un intenso calendario de citas electorales, aunque en su último informe de estabilidad financiera el BCE haya aludido al riesgo político como el más candente para la zona euro.

Draghi también quiso inistir en que, pese al impacto inicial en mercado que han tenido acontecimientos como el brexit, la victoria de Donald Trump en EE UU o, en menor medida, el referéndum italiano, “el mercado ha resistido mejor de lo que la gente esperaba”. Una fortaleza que ha atribuido en buena parte a un entorno macroecnómico más favorable pero también “al buen trabajo de los reguladores en los últimos seis o siete años para reforzar los mercados”. Advirtió que la verdadera magnitud de tales acontecimientos se verá en el medio y largo plazo y que los cambios que se esperan del nuevo gobierno en EE UU son por ahora solo una posibilidad que deberá concretarse.

Más reformas y más estímulos fiscales

Draghi también ha insistido, con más vehemencia si cabe que en otras ocasiones, en la importancia de que los gobiernos de la zona euro complementen con reformas estructurales la política monetaria del BCE. Apeló no solo a la urgencia de acometer reformas como la de pensiones sino también a políticas presupuestarias más favorables al crecimiento, con rebajas de impuestos y más inversiones y gastos público, en una clara alusión a los países con margen para hacerlo, como Alemania. Aun así, insistió en la importancia de mantener la disciplina fiscal como forma de dar credibilidad a los inversores y de generar confianza entre los países. “La confianza es la clave para completar la unión monetaria”, sentenció.

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