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Audiencia Nacional

Barcoj: “Gasté hasta el último euro” de las tarjetas black

Juande Portillo

Ildefonso Sánchez Barcoj, quien fuera número dos de Miguel Blesa en Caja Madrid como director financiero, el responsable de la operativa diaria de las tarjetas black y el que más gastó con ellas, 575.079 euros, ha sido el tercer acusado en declarar en el juicio.

Resuelto y dicharachero, Barcoj hasta se ha permitido bromear en varios momentos de su declaración durante la cuarta sesión del juicio que se celebra estos días en la sede de la Audiencia Nacional de Alcalá de Henares, siendo además, el único acusado que, de momento, ha consentido contestar no solo al ministerio fiscal y a su abogado, sino al resto de acusaciones y defensas.

A preguntas del fiscal, Alejandro Luzón, Barcoj ha declarado que la primera tarjeta que recibió se la dio Blesa y que estas eran una parte de la retribución que recibían los ejecutivos de la firma.

Barcoj ha detallado que el saldo de esta tarjeta equivalía al 2% de sus emoluentos totales, y ha manifestado su convicción de que se venía tributando por ellos, señalando que así aparecía en su declaración de 2012, cuando salió de la firma –aunque luego Bankia le habría instado a cambiar estos datos- y que “presupone” que se habrá tributado por el resto de años.

Límite anual

“Nos daban un límite anual para que gastásemos a lo largo del año con la discrecionalidad que quisiéramos. Ya fuera en 12 mensualidades, todo en enero, gastando un mes sí y otro no… Pero no podíamos pasarnos un euro del límite anual del presupuesto que daba el presidente”, ha aseverado.

Barcoj ha expuesto que si algún beneficiario de la tarjeta gastaba más del límite anual establecido el presidente podría reclamarle el reintegro del dinero, con lo que él nunca sobrepasó ese límite.

“El mes que había que hacer más gastos, se subía el limite operativo” de ese mes, pero “solo se podía gastar el presupuesto anual”, ha dicho, ilustrando que esto es como cuando un padre le da una tarjeta a su hijo “y le sube el límite cuando le manda al campamento de verano, y luego se lo rebaja otra vez o le retira la tarjeta”.

Eso sí, Barcoj ha aclarado que gastó “hasta el último euro” y que por lo que conoce de sus compañeros, ellos hicieron lo mismo.

Operativa

Aunque los mails aportados por Bankia como prueba sitúan a Barcoj como el responsable de la gestión diaria de estas visas (dando órdenes de altas, bajas, duplicados, o incremento de saldos), el exdirector financiero de Caja Madrid ha apuntado que las decisiones las tomaba siempre el presidente ejecutivo, Miguel Blesa en un primer periodo y Rodrigo Rato en otro.

“Todo lo que yo hago, es absolutamente operativo. De hecho, lo hacía mi secretaria”, ha declarado. Ante el hecho de que en los mails, las secretarias ordenaran altas, bajas o aumento de saldo de las tarjetas black “por indicación del señor Sánchez Barcoj”, el acusado ha dicho que si a las “secretarias les daba más fuerza para que les hicieran caso poner eso, me parece perfecto que lo utilizaran”.

“Podía hacerlo el presidente, me lo pidió que lo hiciera yo”, ha justificado para asegurar, no obstante, que “yo no tomaba ninguna decisión de concesión o ampliación de las tarjetas”. Con todo, Barcoj ha aseverado que no había secreto alguno, que de hecho alguno de los usuarios acudió a una oficina a por un duplicado de tarjeta y allí se lo hicieron.

Contradicción con Rato

Aunque la declaración de Barcoj ha sido relativamente coherente con las versiones ofrecidas por Blesa y Rato, hay un importante punto de discordancia entre sus palabras y las que pronunciaba minutos antes el expresidente de Bankia.

Rato ha explicado que las tarjetas que él impulsó en Bankia en 2011 eran meros “instrumentos de liquidez” que permitían extraer dinero a cargo del salario, al contrario de las que existían previamente, que consistían en un complemento salarial adicional.

Barcoj ha declarado que “la única diferencia entre las tarjetas” de Caja Madrid y Bankia es que en esta última etapa un decreto ley acotó a 600.000 euros el salario máximo a percibir por los directivos de las entidades sea cual sea el medio de pago.

La declaración de Moral Santín

Tras un receso para almorzar, la sesión se ha reanudado con la declaración de José Antonio Moral Santín, que fue consejero por IU y el siguiente de la lista que más gastó con la tarjeta, 456.522 euros.

Moral Santín ha asegurado que la tarjeta era legítima y parte de su retribución que estaba dividida en cuatro conceptos: dietas por asistencia, las primas de seguros de vida y salud, bonificación de tipos de interés en los créditos para consejeros y una cantidad dispuesta, habilitada a través de una tarjeta corporativa de empresa”.

El exconsejero, que retiró en efectivo el 80% del saldo cargado a su tarjeta, ha defendido que desde el principio se le facilitó el PIN a tal efecto y ha dicho desconocer porque otros consejeros no lo tenían.

Moral Santín ha defendido que “la palabra tarjeta no tenía por qué aparecer” en las actas de los órganos de gobierno y control de la caja porque era un mero instrumento de pago, no la retribución en sí y ha subrayado que las remuneraciones se analizaban sin desagregarlas.

El acusado ha dicho que no está conforme con los gastos que se le imputan en la hoja de Excel aportada como prueba principal, que figuran restaurantes que nunca ha pisado y sin embargo no hay algunos gastos como los de un viaje a Londres que hizo y que pagó con la visa opaca.

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